XXI: Conocerle

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Narra Saha Sitha

Perversión, lujuria, deseo y secretos, eso era lo que había en los ojos de aquel joven que apodaban el rey porque para mí no era más que un ser queriendo ser inferior a todos los demás. Solo por poseer una fortuna forjada por sus antepasados.

Esa máscara de niño bueno que intentaba dar al mundo era una completa farza, podía ver cómo mi padre pretendía gustoso lanzarme a la boca del lobo, para que me comiera y de mi no quedaria ni los huesos que roer.

Muy bien había quedado idiotizada por su belleza y sensualidad. Pero detrás de sus caras ropas sabía que ocultaba un cuerpo fornido y exquisito, incluso pude ver que su miembro se había elevado al verme ¿Acaso era un puberto que se excitaba sin más? Pero al ver su lengua serpenteando por sus labios y mordiendo este solo cuando yo veía su rostro me hizo estremeser y entender que no era ningún puberto y que ese hombre iba a ser mi perdición.

-Saha-, murmuró mi babà codeandome y yo quite mi mirada de él de inmediato, un rubor de vergüenza al notar que todos me veían en la mesa me cubrió el cuerpo. Incluso en mi zona íntima sentí humedad y me asusté temiendo que mis días se hubieran adelantado y estuviera manchada. Me levanté alarmada y pedí permiso para ir al tocador, uno de los hombres del séquito de mi padre me siguió junto a una joven que iba guiandonos el camino hacia el sanitario.

Al entrar al lugar trage saliva buscando algo con que secarme, me mire el vestido y no tenía nada mojado, levanté el mismo y baje mi ropa interior, un líquido acuoso estaba en la tela y frunci el ceño. ¿Es que estaba mojada? ¿Me había orinado? Lleve mis dedos a mi vagina y toque lo mojada que estaba y jadee sin poder evitarlo.

Era la primera vez que me tocaba y estaba así, saque los dedos rápidamente para ver qué estos salieron desprendiendo un olor distinto a la sangre, un olor diferente y atrayente, por alguna razón termine oliendolo y mirándolo por largo rato. Sin poder evitarlo termine con mis dedos tocando me otra vez y sintiendo por primera vez un placer que jamás había sentido antes. A mis cortos 16 años nunca había experimentado algo así, trague saliva rápidamente.

Ll.

Pueden ver qué nuestro joven rey causa estragos y lleva a perversiones que jamás habías imaginado. Aún sin tocarte o hablarte.

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