Iniciación

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Cuando supe del arte del sexo era un crío de 5 años, vi a mi abuelo cogerse a una prepotente rubia en su habitación, la cual tenía la puerta semiabierta y pude apreciar el confuso expectación. En ese entonces no sabía muy bien que significaba aquello y me confundía de demasiado, recuerdo bien que esa noche entre a su habitación curioso, por supuesto que mi abuelo me descubrió infraganti, salió del coño de la rubia y con su tremenda polla venuda apuntando a mi cara me saco de la habitación molesto, cabe destacar que el brusco jaleo su mojado pollón golpeó mi cara y confundido lleve mi dedo ahí con asco retirando la gotita de líquido de mi piel aterciopelada. No pude dormir mucho esa noche, no pare de pensar en los ricos pechos de la rubia y en la gran verga mojada de mi abuelo. Me sentía muy extraño, ansioso y curioso por saber que era lo que hacían.

A la mañana siguiente lo que pasó fue más extraño aún, mi abuelo me castigo y regaño por estarlo espiando, como todo curioso le pregunté muchas cosas luego de aceptar el castigo.

—¿Por qué tú miembro es más grande que el mío?— Pregunté muy curioso.

—Porque soy un adulto Hadid—, Respondió él meneando el vaso con jugo.

—Baba no me gusta ese nombre—, murmuré molesto ignorando un segundo mi cuestionario practicado durante toda la noche, solo porque me dijo ese nombre tan feo que no me agradaba.

—Pues es tu nombre—. Dijo obvio, sin más.

—Bien—, derrotado sabiendo que no cambiaría de parecer seguí con mis preguntas—. Entonces... ¿Cuando crezca mi miembro será así de grande?

—Quizas más, quien sabe—, respondió indiferente tomando un trago de jugo.

¿Que le hacías a esa mujer, baba?

—La follaba, Hadid—, habló serio.

—¿Y que es eso baba? —Mi curiosidad estaba a millón en esos momentos ¿Que era follar? ¿Que era lo que hacia? Muchas preguntas rondaban mi mente.

—Follar es meterle la verga a una mujer, ¿No eres muy pequeño para saber de esto?—Rodee los ojos, baba siempre decía aquello cuando me iba a contar algo nuevo y yo en ese momento creía que era el rey del mundo, que sabía mucho y era mayor.

—¿No eres muy viejo para follar?—A esa edad era muy expresivo con él, todo lo que veía lo repetía, las actitudes igual, como la sorna o el sarcasmo que veía diario en mi baba.

—¡Hadid!— Me reprendió.

—¡Baba!— Chille de igual manera.

—Ya, tú ganas, te contaré—, y así fue como a los 5 años comprendí que era follar, que era una vagina y de donde carajos venían los bebés. Si, fue muy raro al principio y algo asqueroso pero comprensible. Cada día le preguntaba más a baba acerca del sexo y las mujeres, cada día me daba más curiosidad.


Ll.

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