I capítulo: ¿te gusta mi polla?

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-¿Es que acaso te gusta la polla de baba, Hadid?-Me encogí de hombros quitando mi mirada de su venoso amigo entrando y saliendo de la boca de esa mujercita, era hipnótico como podía entrarle toda a la garganta y ella parecía disfrutarlo ¿Es que acaso sabía bien?

-Yo que se, baba-, respondí con indiferencia, tenía solo 5 años ¿Que más le iba a decir? También me daba igual si me dejaba tocarla o no. Mi atención estaba en el gran estante de libros de la biblioteca de mi abuelo-, ¿Puedo coger uno?-Murmure mirandolos todos, esperaba que como siempre dijera que si para poderme ir, pero esa fue la excepción. Tardó un poco en responderme, miré de reojo que le hundió el falo hasta el fondo y ella estaba sonrojada, por su parte él jadeaba gustoso.

-No, Hadid, hoy no-, se levantó de su gran sofá apartando a una pequeña mujer de su polla y paso por mi lado acariciando mi cabello-. Ve a ducharte que vienen visitas... Y ya sabes usa tu hab...

-Si, si, ese trapo no me gusta-, refunfuñe en ese momento ganándole una reprimienda, no usarlo estaría faltándole al respeto a mis creencias y familia, debía usarlo y como debía fui a mi habitación donde me esperaba Rakj para ayudarme a ducharme, cambiarme y ponerme la cosa esa tan extraña que mi baba me obligaba a usar en reuniones.

-Puedo hacerlo solo-, minutos más tarde estaba yo diciéndole a mi hombre que me dejara bañarme solo, ya era momento de demostrar lo grande que estaba y que había crecido. Rakj obediente, después de haber insistido, se alejó quedándose afuera del cuarto de baño, cerré la puerta comenzando a desvestirme, mi ropa termino en el suelo y con aburrimiento la recogi hechandola al cesto para evitar problemas. Miré mi polla, era mucho más pequeña que la de mi abuelo, la toque con un dedo sintiendo la suave piel de mi pequeño miembro y como había hecho la mujercita cuando entre a la habitación media hora atrás, escupi mi mano con curiosidad de saber que se sentía, al principio fue una sensación extrañada juntar la viscosa baba en mi cabeza encapuchada.

¿Hadid?—Pregunto Rakj tocando la puerta del otro lado—, ¿Que tanto haces?—Frunci los labios, le dije algo que realmente no recuerdo que fue y entre a ducharme, lograndolo.

Ll.

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