VII Capítulo: ¡Soy un antisistema, yo rompo las reglas!

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Era obvio que ser un antisistema no estaba siendo muy bien visto en esos momentos en el Islam y en todo el medio oriente en general. Estaban siendo acribillados o desterrados los gays, las feministas y hasta aquellos que no siguieran las más mínimas costumbres. Era claro que el abuelo cometía aquellos actos injuriosos sin ser descubierto pero mi sed de más estaba poniendo en riesgo las aventuras de baba. Así que por "viajes de negocios", él decidió sacarme del país y llevarme a "estudiar" en Italia... Aunque bueno, no era del todo mentira.

Al llegar ahí quedé fascinado por la cantidad de libertinaje que había, las mujeres no usaban hiyad y los hombres vestían a trajes o con shorts. Para mí eso fue un factor clave que afectó mi inocencia islámica, porque si... Aún asi apesar de tener 6 años y unos cuantos meses, mi mentalidad era de un niño de mi edad y comprendía lo que era capaz de razonar. Ala seguía siendo mi guía y mi fuerza, pero algo en mi había cambiado (aunque en ese momento no haya querido aceptarlo).

Ver aquel cambio tan drástico me hizo entender que el mundo no era como creía que debía crecer y rápido. Pasaron exactamente dos años en los que tuve 27 tutores diferentes de diversos cursos y cosas que debía aprender. Rakj seguía con nosotros y Dannha igual, aunque en esta casa teníamos más libertad, debíamos ser más precavidos, pues, el mundo de la farándula nos seguía los talones y ya con 8 años de edad sabía más de lo que debería, tenía una capacidad de comprensión mucho mayor que la de los niños que baba me hacia convivir.

—No todo son estudios o sexo, debes saber divertirte, Habid... ¡Estamos en Italia!—Me dijo un día que no quería salir con él a la playa, no quería conocerla y según había visto en Fotografías había arena y yo, pues, odiaba la maldita arena.

—Me has traído a un maldito lugar donde solo hay viejos y jovencitas, no se que esperas que aprenda, baba. Deberías cambiar tus palabras para convencerme—. Fue lo único que  respondí antes de irme de la habitación hacia la cocina donde Dannha me esperaba con algo que picar y acompañarme a los establos pues tenía en poco tiempo mi clase de cabalgar, no podía perdermela.

Baba, creía que había malogrado mi vida y mi infancia, pues, lo oía hablar con Ala en las noches diciéndole que había hecho mal en enseñarme de este mundo. Por mi parte me agradaba, me sentía tranquilo y relativamente relajado. Odiaba juntarme a jugar con los niños de mi edad, adoraba más ver a Rakj sudomisarse y estar a mi merced o a jugar al ajedrez con mi maestro de ciencias, Marco Antonio Sole, un hombre que me inculcó el amor a la astronomía desde que nos conocimos en nuestra primera clase. Baba creía que estaba formando a un demonio, quizás no estaba tan equivocado después de todo. ¡Yo era y soy un antisistema, yo rompía y rompo las reglas! ¡Forjo las mías propias y ya!

Ll.

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