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Jimin tenía el teléfono del chico que habían capturado en sus manos. No se atrevía a encenderlo, pero al mismo tiempo tenía curiosidad.

¿Por qué algo le decía que debía mirarlo?

Estaba realmente indeciso, sabía que no tenía permitido tocar las pertenencias de los rebeldes, pero también estaba en duda de sus superiores, tal vez viendo el teléfono podría entender a estas personas que capturaban todos los días.

— ¡Hey Park!— La voz de Choi lo sacó de sus pensamientos.— ¿No vienes? Es hora de salir.

Se sorprendió al saber que ya era la hora de ir a las calles. No había notado el tiempo que había pasado pensando.

Le asistió al chico y guardó disimuladamente el móvil en su pantalón. Tapó su rostro y siguió al chico a la salida.

Sus compañeros hablaron todo el rato que estuvieron dando vueltas en la camioneta. Estaba oscuro y parecía que iba a llover, por lo que no tenía ganas de abandonar el vehículo para perseguir a nadie.

Sin embargo la suerte no estaba de su lado ese día, pues a Wang se le había ocurrido parar en una esquina para verificar los callejones.

Cada uno bajó de la camioneta para ir a distintos callejones.

No le agradaba demasiado la idea, la suciedad de estos y la humedad del ambiente eran repugnantes. Investigó detrás de los contenedores y caminó hasta el final del callejón, pero no había nadie ni nada importante.

Se dio la vuelta, comenzando a caminar de vuelta con sus compañeros, hasta que lo pensó dos veces. Recordó el teléfono en su bolsillo y lo tomó tomó una de sus manos, mirándolo por un momento.

Ignorando su corazón vuelto loco por los nervios, miró a sus lados, verificando que ninguno de sus compañeros se encontrará cerca, sabía que si lo veían podría ser peligroso para él, aunque le doliera no poder confiar en ellos.

Prendió el aparato, notando que al instante llegaron miles de notificaciones que parecían ser llamadas y mensajes. No sabía bien cómo se usaba ese móvil, pero se las ingeniaba, por lo que lo desbloqueó, encontrando un fondo de pantalla de los dos chicos que había arrestado. Al parecer eran una pareja muy unida, se notaban felices en la foto, la cual parecía tener unos años, pues parecían más jóvenes de lo que había podido ver.

Con curiosidad abrió la aplicación de los mensajes, notando más de cien mensajes de distintas personas.

Abrió el chat que estaba arriba de todo, donde parecía haber más de una persona. Preguntaban por el chico que había arrestado ese día, preocupados por él . Siguió leyendo la conversación, fruncido el seño al notar de lo que hablaban.

Con que uno de ellos era el líder de los rebeldes...

Con esa información podría ascender a más que un simple guardia, podría arrestar a esa persona y obligarla a hablar para que le dijera donde estaban todos los otros. 

Antes de poder hacer algo más, un nuevo mensaje llegó.

Jungkook... El líder.

Al leer el nombre del contacto más de una vez dudó en responder, pero algo le decía que debía hacerlo.

No lo pensó más y abrió el chat, dispuesto a contestar.

(...)

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Destroy | Kookmin AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora