Capítulo 20

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*YOUNG SAENG*
—Deja que me una al ejército de ángeles. Hazme tu asesor

—¿Eh? —«¿Habla en serio?»— ¿Esperas que te nombre mi asesor después de que tuviste el descaro de atacarme por defender a los demonios? ¡No! ¡Hay muchas cosas en juego! ¿Quién sabe lo que le puedes hacer a mi ejército con tu habilidad para encantar ángeles? —Lo agarré del cuello— Tienes suerte de que aun te deje entrar al castillo después de lo que pasó, pero te aviso que soy inmune a los encantamientos y pienso asfixiarte hasta la muerte si vuelves a usar eso en contra de nosotros

—Cálmate, Saeng. Al paso que vamos va a llegar el día en que me guste que me agarres del cuello. Respecto a lo que hice… deja que me explique —Lo solté— Por cierto, ¿cómo están los ángeles que vivían en esa aldea?

—Los reubicamos. Ninguno salió herido, por suerte

—Me alegra escuchar eso. Los invasores entraron en pánico después de haberlos rescatado —Suspiré— Tengo que admitir que fue difícil elegir un bando cuando me vi obligado a hacerlo. ¿Demonios o ángeles? Pero al llegar a la aldea, no vi ni una gota de sangre en la ropa de los invasores ni en el suelo y no sentí que tenían algún poder mágico. Creí que solo se hacían los rudos, tal vez no tenían valor para lastimar a alguien. Por eso pensé que todo podía solucionarse sin derramar sangre y actué como lo hice

—Ingenuo. Con esa mentalidad tan tolerante jamás podrás ayudarme en una guerra

—De acuerdo, puede que sea ingenuo, pero no estoy cegado por las enseñanzas de los demonios. Me dejé llevar por mis prejuicios, pero menos mal que no los mataste. Con eso podemos solucionar un problema mucho mayor dentro del reino de los ángeles

—¿Eh? ¿Qué quieres decir con…?

—Además, no quería que hicieras algo de lo que tal vez te arrepintieras más tarde. Te precipitaste y no pensaste bien. Me recordaste a mí mismo cuando peleamos por primera vez. Y los que no son cazadores o magos, no pueden revivir. Si los hubieras matado, podrías haber provocado pánico en el reino y causado una guerra sin cuarteles… yo no dudaría en liderar a mi ejército

—Si intervienes en un conflicto, tienes que esperar alguna represalía. ¿Crees que no lo sé?

—Sí, pero, ¿de verdad te parece bien hacer eso? Hablo de matar. ¿Por qué valdría la pena un reinado que comete los mismos errores que el anterior?

—¿Por qué siempre quieres provocarme? —Me cargó en el aire y me colocó en sus piernas— ¡Suéltame!

—Lo que digo es que sé qué piensas realmente. No quieres que los demonios estén en guerra con los ángeles, Saeng —Iba a responder, pero atrapa mis mejillas con sus manos— No lo niegues. Por eso empezó la rebelión, ¿verdad? Están tan hartos de no pelear que se alzaron en armas sin ti

—¿C-cómo supiste eso?

—Siempre estoy contigo aunque no sea un ángel

—Bueno…

—No odias a los demonios, solo odias a los que gobiernan. Amas nuestra cultura, nuestra comida, a mí…

—¡¡Calla!! —Me siento atacado. Voy a llorar en una esquina

—Y lo más importante, te encerraste en el castillo porque querías que disminuyera la cantidad de muertes

Nuevamente me sorprende. Hyun no sabe que nuestro objetivo es reunir poder mágico para atacarlos. Sin embargo, logró descubrir la razón por la que decidí que nos encerráramos en el castillo. El secreto que les he ocultado a mi padre y a todos mis súbditos.

Cuando conocí a Hyun en el castillo, sentí una tormenta dentro de mí. Su declaración de amor tan despreocupada me recordó a la culpa con la que cargaba y ese sueño tan cursi que alguna vez había tenido y ahora, vuelve a despertar esos sentimientos que llevo dentro con la loca promesa de cumplir el sueño que perdí…

—Déjame ayudarte, Saeng. No vamos a ir a la guerra, sino que vamos a reconstruir el reino de los ángeles y haremos que los respeten como se merecen.

—¿Cómo planeas hacer eso? ¿Cómo es que el rey de los demonios piensa hacer prosperar este reino? Tu confianza es tan grande que crees que puedes terminar con la guerra. Son puras palabras

—No creas que estoy diciendo esto para impresionarte. Hice mi tarea, ¿sabes? Durante tres días y tres noches no hice nada más que investigar la situación económica y política de los dos reinos. Hable con todos mis ministros y visité las aldeas más alejadas. Tienes que creer en mí. Dame tres días para demostrarte lo que puedo hacer y entonces decides si contratarme o no.

«¿Por qué está tan loco? ¿O yo soy el loco de no pensarlo dos veces?»

—Yo… —Me encerró entre sus brazos

—No te preocupes porque sea un encantador de ángeles —«Me leyó la mente»— Es cierto que tengo la habilidad de calmar a los ángeles, pero ni siquiera yo sabía que podía controlarlos. Digo, algunas historias lo demuestran, pero esa fue la primera vez que la usé. No sé cómo usarla cuando quiera. ¿Puedo darte una razón por la que deberías confiar en mí?

—Sorpréndeme

—He tenido muchas oportunidades de matarte porque has sido vulnerable conmigo en varias ocasiones, pero no lo he hecho, al contrario, te he salvado

«Ja»

—¿Yo? ¿Vulnerable contigo? Estás loco. Te reto a que saques mi lado vulnerable en este instante

Hizo que quedara a horcajadas sobre él, ató mis manos detrás de mi espalda y empuñó una daga de llamas negras. Solo pude tragar saliva.

—¿Eh?

Levantó mi barbilla con el filo de la daga. —¿Te acuerdas? Esto ya lo hice contigo, pero ahora no estoy bromeando. En serio puedo matarte ahora mismo y estás quieto —Desvaneció la daga y pude respirar del alivio— Si ahora te besara, ¿estarías igual de quieto, me dejarías? ¿De verdad no funcionó el encantamiento contigo, Saeng?—Estuve muy cerca de sus labios y sentí cómo trataba de desabotonar mi camisa— Ahora sí estaba bromeando

¡¡TE ODIO KIM HYUN JOONG!!

Lo golpeé en sus partes y me alejé para poder liberar mis manos. —¡Imbécil, tonto! ¡Puede que no pongas en peligro mi vida pero sí mi castidad!

—Ay… mis cositas —Lloriqueaba— S-solo trataba de demostrarte que tengo razón… Ay, duele

—¡Está bien! ¡Solo tres días!

—¿E-eh?

Le di la espalda. —Voy a darte una oportunidad

—No voy a decepcionarte

Mientras tanto en el primer piso…
—No peleas, pero tampoco te largas. ¿Qué quieres?

—Secuestraron a mi primo justo frente a mis ojos, ¿y simplemente esperas que me vaya como si nada? ¡Déjame subir esas escaleras! «Y aprovecho para ver a Yoona en el camino»

—¡No! ¡Ya te dije que no!

Escucharon un serpenteo hacerse más fuerte mientras se acercaba a ellos —Y yo que me preguntaba porqué Yunho no se había ido a dormir —La cola de Yoona atrapó a Kyu Jong— Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?

Serás mi reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora