Eran las nueve de la mañana de un domingo, ninguno de los dos tenía pendientes por hacer ese día así que no tenían que preocuparse por levantarse de la cama.
Saiki fue el primero en despertar, dándose cuenta de que su novio había encontrado una posición cómoda encima suyo, no es como que hubiera un problema porque Kaido no pesaba tanto, así que lo observó aun durmiendo mientras acariciaba su suave cabello. Ambos decidieron mudarse juntos unos meses antes de terminar la preparatoria debido a que asistirían a la misma universidad, y claro que su hogar sería algo pequeño dejándolos compartiendo cuarto, se sentían como una pareja casada compartiendo cama y dividiéndose las tareas de la casa, pero también los hacía felices sentirse como una pareja adulta.
Kaido abrió sus ojos y vio a Saiki mirándolo, haciendo que se sonrojara avergonzado.
"¿Te desperté?".
-No, ¿qué haces?
"Apreciándote".
-¿Te has dado cuenta de lo cursi que te volviste?
"Me pregunto de quién será la culpa". Dijo mientras sonreía.
-Cállate -dijo escondiendo su rostro en el pecho del pelirosa.
"¿Quieres desayunar o...?".
-No, quiero estar así un poco más.
"Está bien".