ʸᵃᵏᵒ ˡⁱⁿᵉᵃᵍᵉ [sєsshσmαru]

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Narrador omnisciente

—¡¿Qué?! —exclamo gutural.

Con los ojos bien clavados en la portada de ese periódico, apretandolo cada vez más entre sus manos.

HAYAN MÁS DE 10 CADÁVERES DEFORMES DE HOMBRES, MUJERES Y NIÑOS EN EL MONTE  XXX, LA PERSONA QUE DIO AVISO A LAS AUTORIDADES AFIRMA QUE NINGUNO DE LOS CADÁVERES ENCONTRADOS SON HUMANOS.

Un sudor frío desciende de su frente hasta su nuca, las fuertes ganas de romper en eso que llaman llanto lo domina.

—Perdonen me, no llegue a tiempo... —repitió constantemente, mientras fugaces recuerdos de su vida pasan por sus ojos.

Y los Yokai's muertos en ellos.

—¿Podrías decirnos que contiene ese papel? —pregunto abiertamente Hyna a su tío.

Que asintió sin tener otra opción.

—Los cadáveres de los Yokai's traidores; fueron encontrados por los humanos —comunico.

La expresión de Hyna ante tal noticia, fue inesperada mucho más que la expresión de Katowice, él se notaba afectado con tal descubrimiento.

—Tsk, no puedo creer que haya dejado los cuerpos a merced de los humanos —rechista, apretando por debajo de las enormes y largas mangas de su Kimono blanco. —Estoy segura que trama algo, Padre no es tan descuidado —susurro para si misma, sin dejar su expresión neutral en todo momento.

—Es obvio que tiene algo bajo la manga, por eso debemos apresurar la ceremonia de sucesión —les recordó de forma arisca. —Y pedirle al hermano mayor que nos ayude en la batalla, estoy seguro que tiene más experiencia y mejores técnicas que nosotros.

Aquel comentario trajo en sí a Katowice, levantó la mirada dirigida hacia su menor.

—Deja decir estupideces —ordeno enojado.

El miedo mezclado con rabia comenzó a crecer, en señando sus colmillos y garras en defensa.

—Si así lo quieres, ¡entonces luchemos! —propuso sin miedo.

—Calmen se, son hermanos no pueden pelear entre sí —pidio su Madre colocándose en medio de su contacto visual. —Chey, deberías expresarte con respeto cuando te refieras a tus mayores hermanos —corrigió.

—Madre, siempre te pones de su parte —resopló con amargura. —Confiesa, Katowice es tu hijo favorito —señalo.

—No es así, quiero a todos ustedes por igual —respondió rápidamente.

—No te creo, incluso si lo juras ahora...es mi culpa por preguntarte —se corrige así mismo, bajando la cabeza.

Había cometido un error al pedirle algo que ya no puede dar.

—Madre no puede hacer eso, pero si pudiera cambiar mis votos por ese juramento —camino hacia su menor, tocando sus cabellos negros, levanto su rostro para que la viera directamente. —Lo haría, sin dudarlo. Ustedes son lo más preciado que tengo y por ello estoy asiento esto —le dejó un beso en la frente.

Haciendo que su menor hijo se sonrojarse y soltara unas cuantas lágrimas que había sido eliminado con sus celos anteriores, para nadie fue sorpresa que Chey explotara por esa causa.