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Narrador Omnisciente


La adolescente paso horas caminando bajo la lluvia, tratando así de encontrar un motivo para seguir moviéndose.

Ya no sabía en qué creer o pensar, y sus sentimientos estaban hechos un caos. Porque todo lo que una vez llamo seguro, paso a llamarse: nada.

Estaba perdida en un laberinto sin salida desde su nacimiento.

-—¿Por qué tengo que estar tan sola?se cuestiono.

Sin darse cuenta llegó a un pueblo.

Ahí noto los estragos de la lluvia sin resguardarse bajo un paraguas. Su cuerpo estaba dando señales de caer, suspiro tratando de poner en blanco sus pensamientos. Adentrándose con la idea de encontrar un sitio en donde aislarse de todos.

—¿Te encuentras bien? —le pregunto un muchacho.

—Lo estoy. Cof, cof —se cubrió con la manga de su kimono.

—-¡Kohaku! —llamo un anciano al muchacho.

—-¡Abuelo, algo le sucede a la señorita! —aviso sosteniendo Azula que se tambaleó.-—Oiga me escucha, señorita —-coloco su mano en la frente ajena.

-—Solo necesito un lugar-...cof —volvió a toser con más fuerza.

—¿Que sucede con ella? —el anciano se colocó de cuclillas frente a los dos jóvenes.

—Parece que estuvo caminado bajo la lluvia abuelo —comunico.

—Necesito, cof, cof, lugar —la vista de Azula se nublaba, estiro su mano hacia Kohaku. —Que no me encuentren —murmuro antes de perder la conciencia.

« LA FAMILIA YAKO »

ᵈⁱ́ᵃˢ ᵈᵉˢᵖᵘᵉ̂ˢ


—¿Que abra orillado a estar bajo esa lluvia? —se pregunta, sabiendo que nadie respondería.

Llevaba días haciéndose la misma pregunta junto a su esposa, pues la desconocida no parecía una simple campesina. Al igual que Kohaku, ambos traía sus propias heridas que los llevo hasta ahí.

—No quiero pensar en eso cariño.

—Si, mejor no pensemos en eso —acepto, sentándose a lado de su esposa.

—Kohaku, acércate. Debes reunir fuerzas —lo llama.

El adolescente se había dedicado a cuidar de la forastera por las noches, mientras que por las mañanas ayudaba en los cultivos a sus abuelos.

—Si, ya voy —contesto, mirando una última vez la chica.

Se puso de pie, sentándose a lado de su abuelo.

—Buen provecho.

La pareja de ancianos asintieron viendo cómo Kohaku comenzaba a comer apresurado mientras observaba de reojo a la desconocida inconsciente.

—Tienes un buen corazón Kohaku —el mencionado paro de comer. —Y eso es bueno, en este tipo solo hay gente malvada que se preocupan por sí mismos.

El jovencito se sonrojo por el halago.

—La Abuela está exagerando, yo solo hice lo que ustedes hicieron conmigo.

Ambos ancianos se miraron mutuamente.

—Al igual que yo, tal vez, ella está buscando respuestas —argumenta, pensativo.

«L A   F A M I L I A   Y A K O»

—Que... ¿Quienes son ustedes?.

  ʸᵃᵏᵒ ˡⁱⁿᵉᵃᵍᵉ        [sєsshσmαru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora