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Narra Azula

Cuando niña, conocí aun sujeto extraño, un hombre de cabello plateado con líneas en la mejilla y orejas puntiagudas. Como olvidar su extraña vestimenta, con armadura y un abrigo muy cálido en ambos hombros, pero manchado de sangre.

El sujeto me sonrió amablemente, o eso creí en ese entonces, quiero seguir pensando que fue una sonrisa cálida. Hace solo unos días mi madre me había dejado con la abuela, prometió que sería solo por un mes, ella regresaría por mi.

Eso fue lo que me prometió.

Y para ser sincera con todos, no me quiero ir de aquí, todos me trataban bien, no me miraban mal o murmuraban cosas entre ellos y lo mejor de todo, es que no estaba padre, eso me hacía aún más feliz.

Por supuesto, si quitamos al fastidioso de mi tío, Ron.

Regresando a lo que pasaba justo ahora, todos veían a los intrusos con lastima, yo me mantuve oculta detrás de las piernas de la abuela, los desconocidos tenían el aura de la muerte rodeándolos, y era más que obvio con la pinta que traía.

—¿Por qué nadie los ayuda?—fue uno de mis pensamientos, creía que todos en este lugar eran buenas personas.

No fui capas de saber de quien se trataba en ese entonces, no sabía la existencia de tantas cosas por mi padre, un ser repugnante sin dignidad que hace falsas promesas para deshacerse de sus hijos.

Lo odio, lo detesto, por todo lo que me hizo siendo tan inocente de todo. Crecí tratando de olvidarme de una falsa promesa, aún que la otra parte de mi familia trato de llenar ese vacío que duró tan poco tiempo, ellos también dejaron de quererme.

—¿Por qué no puedo estar con ellos?.

Pero ese es otra historia.

Después de un interrogatorio a los desconocidos, la abuela y la tía finalmente los ayudaron, primero curando a la joven mujer que traía el sujeto de cabellos platinado que me observaba desde que llegó.

Yo no me despegue de la abuela, hasta que me entrego un recién nacido y me dijo que lo curará, así lo hice no me resultó difícil, había curado asientos de aves que caían en casa.

Una vez terminado mi trabajo, el hombre desconocido y aún herido quería coger al bebé que había curado, yo lo mire a directo a sus ojos dorados, no parecía ser malo, me iba ofrecer para curarlo también, pero inesperadamente mi primo y tío se colocaron frente de mi, protegiendo me del sujeto. Una luz pequeña y brillante junto a un sonido fuerte salió del arma de Ron hiriendo al sujeto que solo quería cargan en sus brazos por última vez a su hijo.

La mujer que estaba siendo curada corrió a socorrerlo, el bebé sin pecado, se removió entre mis brazos. Me vi reflejada en él, y quise detener a mi familia, pero me ha cobarde. En ese lugar se podía ver la clara tensión que desprendía el hombre herido, estaba agonizando, incluso así no lo demostraba.

Temple por la tención que había entre ellos, claramente podía percibir los sentimientos contrarios, esos que los demonios no son capaces de expresar libremente. Odiaba poder percibirlo, en realidad hay tantas cosas que me desagradan de mi misma.

Ellos tenían sentimiento muy diferentes, eso no era amor, ella sufriría mucho sólo por él, de verdad...¿eso era amor?.

No quiero volver a sentirlo. Sería malo para todos.

Sacando coraje de donde no tenía a mi corta edad, me puse enfrente de ambos para protegerlos, ese era mi objetivo.

YA BASTA DÉJENLOS. NO QUIERO VER MÁS SANGRE.

Mis palabras tuvieron un rápido he inesperado efecto, dejándolos marcharse, ella me lo agradeció y me pidió a su hijo, al igual que el herido sujeto que apenas se pudo poner de pie, pero mi bisabuela se los impidió, empujando ambos dentro del posó.

E L   R E S T O  D E   L A   H I S T O R I A  A U N   N O   H A C I D O   C O N T A D A.

CONTINUARA....

  ʸᵃᵏᵒ ˡⁱⁿᵉᵃᵍᵉ        [sєsshσmαru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora