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Narrador Omnisciente

Las aves azulejas; comenzaron a volar lejos del santuario, temerosos emitieron a coro un fuerte graznido que se fue oyendo como un eco lastimero para los oídos sensibles.

Él dueño del inhóspito lugar, se puso de pie; alerta, se dirige a una habitación en particular.

—¿Donde estoy? —se pregunta una voz femenina a lo lejos.

Golpe en seco, pasos moviéndose en esa habitación.

—Vaya, si que se tomo su tiempo —se dice asi mismo, dando largos pasos para llegar.

La puerta corrediza salió volando hacia su dirección, él la esquivó.

—¡Como he hecho eso! —exclama, la fémina asombrada. —...¿Que es esto? —saliendo de la habitación asustada.

Su cuerpo se mueve por autoreflejo, esquivando ágilmente un posible choque bochornoso contra el cuerpo del anfitrión; su salvador.

—Veo que tú cuerpo aceptado el cambió  —comenta. —Es un milagro, sin duda —gira su cuerpo hacia la menor.

Azula también lo emita, ambos están frente a frente.

El sonido, click, enciende los interruptores aún dormidos de la chica.

—No. ¡Aléjate! ¡No te me acerques! —exclama, poniéndose en guardia. —¿¡Quien eres!?¿¡Donde estan esos idiotas!? ¿Cómo llegue aquí? —lo interroga a una velocidad poco probable de ser entendida.

En silencio, se encuentra con la mirada del desconocido.

—Esta es mi casa. Y del como llegaste no tengo mucho que explicar, una de tus hermanas sintió el aura de mi santuario y se trasladó hasta aquí —comunica en un tono calmado.—Les ofrecí hospedaje por un tiempo al notar sus condiciones.

—¿Que?... Eso quiere decir —pausa, desconfiada baja la mirada a sus manos.

—Sin duda, no eres muy inteligente, aún así te sigues pareciendo a ella. No solo en su belleza natural, sino también; en su rara forma de actuar —halago despreocupado.

Recobrando se, de su desconcierto Azula, sintió una rara sensación ante las palabras del hombre.

—...¿Donde estan ellos ahora? —le pregunta cambiando de tema.

Da un par de pasos hacia atrás, alerta, trata de calmar los leves temblores que su cuerpo comenzó a emitir.

—Ellos tuvieron que irse. Descuida, puedo asegurarte que no tardan en llegar por ti —le sonríe.

—Eso no me tranquiliza en lo absoluto —se queja.

Él de iris grises asiente con la cabeza, notando los espasmos musculares de la mujer.

—Te parece si mejor los esperamos en otro lugar —propone.

La chica se sobresalta ante tal insinuación del desconocido.

—¿¡Que intenta!? —apreta los nudillos, alejándose del hombre.

—Oh, no me malentienda. Creo que necesita conocer un poco de su poder, la llevare al campo de entrenamiento—comenta razonablemente.

Ella evade la mirada ajena, nerviosa y roja por haber malentendido las palabras del desconocido.

—...Gra-gracias. Cof, es muy amable de su parte —hace una pequeña reverencia.

El hombre asiente.

—En lo absoluto. Es lo mínimo que puedo hacer por ti —le sonríe. Dando un paso hacia ella. —Entonces —le extiende su mano derecha.

  ʸᵃᵏᵒ ˡⁱⁿᵉᵃᵍᵉ        [sєsshσmαru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora