08

510 48 1
                                    


Narrador Omnisciente

La pequeña niña de kimono naranja, pescaba por los alrededores, mientras a lo lejos un Yokai de cabellera roja la vigilaba aparentando estar descansando.

La niña salio del agua sonriendo por su gran hazaña había logrado pescar muchos peces ella sola sin ayuda, corriendo lo antes posible donde está aquel extraño amigo que lleva con ella una larga temporada.

-¡¡Joven rojo, puede bajar!!.

A penas dijo esas palabras él, ya estaba a bajo analizando la seriamente de pies a cabeza.

-Mire cuanto pesque -le mostró los pescados que consiguió.

-Si -comento con simpleza, manteniendo su semblante desinteresado.

-Joven rojo, porque no se sienta. Encendere una fogata para comer -propuso, volviendo a sonreírle mostrando su dentadura.

-Simplemente hermosa -piensa, sintiendo su corazón agitarse.

-Entonces, ya regreso. No se los vaya a comer crudos -advirtió antes de irse.

Ya de noche en aquel bosque la luna brillaba como nunca, la atmósfera era la indicada en el lugar correcto. La niña dormía en el pecho del Yokai de cabellera roja que la observaba desde hace un buen tiempo atrás.

Sabiendo desde hace mucho lo que significaba lo que siente ante la presencia de la menor, es la indicada su otra mitad.

Un vago recuerdo de su Madre vino a su mente, impidiéndole que sea feliz, que vea una posibilidad de estar junto a esa pequeña.

-¿Por que a mí?.

Desde que fue arrebatado de los brazos de su Madre, tuvo que aprender a soportar las enseñanzas extremistas de su Clan. Porque no importaba lo que pensara, las leyes y principios de millones de años, siempre serían más fuertes que sus nuevos pensamientos innovadores. Y si los suyos supieran que encontró su otra mitad, sería no sólo su perdición también echaría perder todo el plan, y la de su Padre.

Se encontraba entre la espada y la pared.

-No quiero esto, ¡no quiero ser vulnerable!.

La pequeña se abrasó más a su pecho,sacándolo de sus pensamientos.

¿Cuantos años de diferencia tenían?, era aun muy joven e inocente para saber lo que Katowice que llamaba rojo, quería de ella, o simplemente lo que significa ahora para su miserable vida.

-¿Que hacer ahora?¿Como tenerla sin dañarla?...Sin involucrarla en una masacre -se dice entre sus pensamientos. -...¿Como alejarla de mí hasta que ella esté lista para mí?.

Cerro los ojos, dejando escapar unas cuantas lágrimas. Su pecho subía y bajaba rápidamente al mismo tiempo que su corazón bombea con rapidez, provocando que la niña despertara.

Los brazos del Yokai la rodearon inesperada mente, causando que la pequeña se mantuviera quieta, sintiendo un calor subiéndose por sus mejillas al mismo tiempo que sentía su cuerpo extraño, creyendo que es ha causa del frío.

-Extrañare esto -murmuro cerca del oído de la pequeña. -Es por nuestro... Bien -volvió a murmura, tratando de convencerse.

Se acercó a la frente, donde dejó un casto beso largo, aferrándose a la niña quien creía seguía en su quinto sueño. Se movió, bajando la de su pecho a las hojas secas que pretendían ser sus acolchonadas cobijas la contempló dormida.

  ʸᵃᵏᵒ ˡⁱⁿᵉᵃᵍᵉ        [sєsshσmαru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora