Avance capítulo 16

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¡Buenas lectores! 

He intentado tener el siguiente capítulo listo para hoy pues mañana marcho de vacaciones y no podré subir, pero solo me ha dado tiempo a finalizar una parte. Así pues, os dejaré ese fragmento y en cuanto regrese tendréis ya el capítulo 16. 

Un saludo, 

Char.

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Nadie habló durante los siguientes minutos.

Nadie respiró.

Nadie se movió. 

El cielo por fin quedó despejado de aquellas nubes mágicas que Diana había usado para canalizar el hechizo. No obstante, el gris no desapareció y una cortina de agua cubrió a todos aquellos que contemplaban el resultado del enfrentamiento. La lluvia bañó la tierra, los árboles y el cabello rojo de Heather. Sus lágrimas aún caían a lo largo de su rostro y sus ojos verdes eran dos esferas vidriosas que observaban, sin vida alguna, a la maga de Shadowheart. 

Sin embargo, ante la morena había otra persona: Alex. 

El joven la miraba con una sonrisa tan cargada de esperanza e ilusión que Heather sintió como los muros de su interior se venían abajo. Él se había interpuesto entre el golpe de Diana y ella. Había sido Alex Walker quien la había salvado. Alex Walker había saltado de las gradas y había creído una vez más en la pelirroja. No le había importado sufrir el daño de Diana porque él confiaba en Heather. 

El cuerpo de Alex tembló un último momento antes de desplomarse sobre el suelo. Heather, sin importarle lo más mínimo las heridas que le entumecían a cada movimiento, se tiró y logró cogerle antes de que su cabeza tocara la fría grava. Sostuvo el rostro apagado del chico entre sus manos y dejó que el llanto de impotencia cubriera las mejillas pálidas de su compañero. 

«Alex... ¿por qué...? ¡¿Por qué has tenido que salvarme!? ¡Yo no te lo he pedido!» gritó al aire, ignorando completamente los murmullos de los espectadores o como el director caía derrotado sobre su asiento. No, todo aquello le daba igual, Alex era lo único que le importaba en ese momento. Nada más: solo él. 

Pero estaba vivo. Lo sabía, su amigo no podía caer ante alguien tan misero y rastrero como Diana. Aquel pensamiento hizo que una rabia ciega creciera en su interior, oprimiéndole el pecho. Le costaba respirar, hasta el punto que por unos segundos dejó de buscar oxígeno. Su mirada se dirigió hacia Diana quien la miraba con soberbia. Sin embargo la maga de Shadowheart dejó de sonreír. 

Los ojos de Heather reflejaban toda la frialdad, odio y desesperanza que inundaban su corazón. Aquella inocencia y confianza habían desaparecido por completo, dejando tan solo desprecio. Lo que hizo retroceder a Diana no fue eso, sino el dibujo que se formó en su brazo. Había visto aquella llave antes, en un libro que su maestro le proporcionó. La explicación era bien clara: si alguien tenía la desgracia de ver aquel símbolo, debía correr. 

—¿¡Cómo te has atrevido a hacerle esto!? –le espetó Heather, depositando cuidadosamente la cabeza de su amigo sobre el suelo. 

Y, aquella vez no lloraba de tristeza, no, aquella vez lloraba cegada por el rencor y la cólera creciente. Podía hacerle daño a ella cuanto quisiera, hasta dejarla tirada en el suelo sin posibilidad de volverse a levantar, pero no iba a permitir que tocara a uno solo de sus amigos. Y lo había hecho. Había provocado que Alex estuviese allí tirado, frente a ella. 

—¡¡ES TODO POR TU CULPA!! –gritó Heather.

Aquel extraño símbolo con forma de llave que se había formado en su antebrazo emitió un destello gris que tan solo Diana y Merlín Mahjor parecieron notar. Ambos sabían lo que acarreaba, las consecuencias que supondría para el futuro. El director había empalidecido al ver a su hijo saltar, pero más aún cuando supo que ya no podría seguir callando por más tiempo. Había llegado el momento de revelar todos aquellos secretos que esperaba no contar jamás. Lo que ninguno supo hasta más tarde era que, en el costado derecho de la maga, parte del hechizo de Diana la había alcanzado. Aquel simple hecho sería el detonante del gran cambio, de una nueva historia. 

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