Los alumnos se iban apartando conforma el joven avanzaba a toda prisa. Esquivaba como podía a aquellos que se cruzaban en su camino, y a los que no les daba tiempo, los apartaba a base de empujones. Necesitaba hablar con Heather, preguntarle de una vez por todas qué le ocurría, y aquella vez no aceptaría excusas. Había aceptado que no quisiera hablar del tema, pero tenía el presentimiento de que se trataba de algo importante.
En ese momento las palabras de Arya volvieron a su mente y redujo la velocidad con la que corría. “La acabas de conocer, ¿por qué te importa tanto?”. Sacudió la cabeza y siguió avanzando. “Te has jugado tu puesto en Dragonwings por una desconocida” repitió su mente, como si quisiera convencerle de ello. No quería pensarlo, simplemente se había dejado llevar por sus sentimientos. Vio los ojos de Heather brillar de emoción cuando le dijo que pertenecía a Dragonwings; sus dedos acariciando el logo de su chaqueta… Todo su ser gritaba querer ir a Dragonwings. Y él solo había querido ayudarla. Había visto en ella algo diferente a todas las personas que conocía. Su valentía al haberse enfrentado a los hermanos Sanderson, su inteligencia al haber usado el transformador de magia y algo les había unido en el momento en que la ayudó a subir al Reckon. En ese instante Alex supo que se habían convertido en compañeros.
Eso era. Él no seguía la lógica, jamás lo había hecho; simplemente se dejaba guiar por sus sentimientos. Y por ello nunca se arrepentía de lo que hacía. ¿Qué porqué le importaba tanto Heather? ¿Por qué se había jugado su puesto por una desconocida? Sencillo: simplemente porque su corazón se lo había dicho. Alex no necesitaba otra explicación.
Aquellos pensamientos le hicieron sonreír y sintió como un nudo que tenía en el estómago se le deshacía. Él también se había hecho aquellas preguntas, pero afortunadamente ya no tendría que volver a hacerlo.
Salió del laberinto de pasillos que tenía que pasar hasta llegar a la habitación de Heather y se detuvo al ver la puerta del dormitorio de su amiga. Alzó la mano y se detuvo a un par de milímetros de la puerta, cuando escuchó una fuerte explosión que retumbó hasta allí. Alguien del exterior gritó y soltó un improperio. Miró una última vez la puerta de Heather y salió corriendo siguiendo el murmullo de los alumnos de Dragonwings.
Conforme se acercaba, los gritos iban aumentando y se cruzaba cada vez con más gente. Vio las puertas del gremio abiertas y un montón de gente aglomerada a su alrededor.
—¡Alex! –gritó una voz femenina y alguien alzó la mano entra la multitud.
Una chica morena de baja estatura se abrió camino a codazos hasta él y se apoyó en su hombro. Era Arya.
—Me parece que tenemos problemas.
-—¿Qué pasa? –preguntó él y miró hacia el exterior, pero con tantas personas era imposible ver nada.
—Es… -Arya negó con la cabeza y le cogió por el brazo.- Mejor que vengas a verlo con tus propios ojos.
Arya le arrastró a través de la muchedumbre y se abrieron paso como pudieron. El chico vio que su amiga estaba muy nerviosa y avanzaba con prisa, más de lo normal.
—Arya, ¿qué está pasando…?
—¡Te he dicho que te calles pedazo de imbécil! –Le interrumpió una voz que se alzó por encima del murmullo general. Alex reconoció al instante la voz de aquel idiota.
Por fin lograron esquivar al gentío y Alex finalmente pudo observar qué, o mejor dicho quiénes, habían provocado aquel alboroto.
Firefénix y Shadowheart.
Frente a ellos, los magos de Firefénix (fácilmente distinguibles por sus ropajes rojizos y anaranjados) y Shadowheart (todos ellos vestidos de negro y gris) se habían congregado en dos grupos, ambos encabezados por su líder. El líder de los iniciados. Alex distinguió a Quinn al mando de Shadowheart y a Mireya. No se sabía mucho sobre ella, pero los rumores decían que su poder era comparable al de cualquier profesor de unos de los Tres Grandes Gremios. Era alta, casi superaba a Alex, y su rostro se mantenía sereno e imperturbable. Mostraba una quietud glacial que infundía respeto tan solo con observarla. Su cabello rubio (casi blanco) le caía por la espalda en una larga trenza y sus ojos violetas brillaban con luz propia. Alex se sintió intimidado en seguida.
ESTÁS LEYENDO
Dragonwings
FantasiImagina por un momento un mundo donde todo es posible, un lugar en el que la magia es el motor y sus habitantes conviven pacíficamente junto a ella: el reino de Eireen. Años después de la Caída de Aster el Tirano, los diferentes gremios de magos se...