11. Caminando en la oscuridad

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La intención de Sam no era la de pasarse el día descansando. Hacía tan solo un par de horas desde que era oficialmente un mago de Dragonwings y menos aún desde que se reencontró con su hermana, a la que creía haber perdido. Sin embargo las circunstancias no habían sido las idóneas, ni mucho menos, y Sam todavía no había dejado de pensar en ello. Mireya era una maga formidable, mejor incluso que la mayoría de sus compañeros o él mismo. Su inteligencia y su manejo de las armas la convertían en una adversaria muy peligrosa, y la facilidad con la que Quinn la dejó a su merced hizo que una parte de él sintiese una rabia que latía con fuerza en su corazón. De alguna forma no solo había humillado a Mireya, sino también a Sam. 

Dejó reposar la cabeza contra el vagón del Reckon y soltó un largo suspiro. Jack yacía dormido sobre el suelo boca arriba. Tenía la boca abierta y respiraba con fuerza, lo que comenzaba a desesperar a Arya. Su cabello negro estaba tan despeinado como de costumbre, algo que no resultaba precisamente inusual en él, pero lo que sí le extrañó fue ver que llevaba colgado el transformador que Arya le regaló por su cumpleaños. Cuando lo pensó más a fondo, vio que la joven morena llevaba también la pulsera que Jack le regaló en el último amigo invisible. Arya siempre se había preocupado por el mago, aunque tanto él como Alex sabían la verdadera razón; la misma por la que Arya no dejó que Jack se presentase para los enfrentamientos. Quizás ni siquiera optase a la oportunidad de participar en los juegos de ese año. 

Pero, ¿acaso él era capaz? Su magia no era tan poderosa como la de Alex y Jack, tan solo disponía de sus conocimientos. Sin embargo, ¿y si no era lo suficientemente inteligente? En ese caso no tendría nada con lo que defenderse. Había comprobado antes la increíble forma física de sus dos compañeros, y por el relato de Alex, Heather no se quedaba atrás. En cuanto Arya, no necesitaba una buena condición: era una Curandera, y de las mejores que Sam había visto. Una de las razones por la que se mantenía al lado de Jack. 

Definitivamente no podía seguir siendo el más débil, tenía que ser más poderoso e ingenioso. No quería quedarse atrás, siempre había dependido de los demás y ya era la hora de cambiar. 

El vehículo de detuvo de forma brusca y le sacó de sus profundos pensamientos, aunque no los olvidó. Jack rodó por el suelo hasta chocarse contra la maga morena y recibió un codazo por parte de ésta. Tenían algo que hacer, una misión tan complicada como importante y no debían perder la concentración ni un solo segundo. 

—Sam, ¿estás seguro de lo que vamos a hacer? -preguntó Jack, aunque en su tono de voz se veía que no pensaba dar vuelta atrás-. No es que vaya a echarme atrás, pero quiero que estés seguro de esto: si entramos en Shadowheart y nos pillan podemos ser expulsados de Dragonwings. Sabes lo que nos jugamos. 

Ese era el verdadero motivo por el que habían decidido salir ese día del gremio y no descansar. Los magos de Shadowheart ya habían cogido a una persona por sorpresa, Sam no iba a permitir que hubiese una segunda persona. Y menos alguien de Dragonwings.

—No os he obligado a venir, habéis venido... ni siquiera sé por qué estáis aquí -replicó, pero los tres sabían que sus palabras no guardaban mala intención alguna-. No quiero que os expulsen por mi culpa, ya os lo he dicho.

—Nadie se queda atrás, avanzamos todos juntos -intervino Arya y puso su mano sobre el hombro de Sam-, es el lema del gremio, ya lo sabes. No íbamos a dejar que entraras tú solo en un gremio del que no sabemos prácticamente nada; no me ha gustado nunca Shadowheart, y no iba a dejar que uno de mis amigos se internara en solitario.

—Además -interrumpió Jack-, hay muchas cosas que no sabemos sobre ellos y quiero averiguarlas.

Sam se percató de que había algo extraño en Jack; no eran sus palabras sino su tono de voz. Sonaba áspero, como si escondiese más de lo que decía. Le resultó extraño pues Jack no era de esas personas que se guardaran cosas para sí mismo, solía decir todo lo que pensaba o rondara por su mente. 

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