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La unión de dos almas
que merecía ser.
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La boda de Ino transcurrió con tranquilidad y fue un tanto incómodo por las caras de "no sé si sonreír, pero lo hago para que mi esposa no me mire mal" de Sai, nadie sabía qué expresaba su cara, pero se esperaba que en alguna parte de ese inexpresivo rostro se sintiera feliz de tal unión.

Todas las parejas estaban conversando en el patio donde se celebraba todo, las mesas estaban decoradas con preciosos manteles púrpura, sobre ellas estaban las más bonitas flores y varios bocadillos junto al pastel, algunos comían y charlaban en grupo felicitando a la pareja de recién casados. ¡Oh! ¿Y nuestra pareja favorita? Pues...

—¡No puedes cambiar el número en cada turno, cabeza hueca!

—¿No? —la miró confundido —Creí que sí, para más dificultad.

—Naruto... —tenía una vena muy marcada en su cuello hinchada por la rabia —Será mejor que vayas tú antes de que mi puño sea lo último que veas hoy —amenazó.

—S-sí, cielo —se levantó —. Tramposa... —murmuró huyendo antes de que le escuchara.

Ambos estaban sentados en uno de estas sillas mecedoras que son para pareja, ambos estaban tan cómodos que ninguno quería levantarse a buscar comida o alguna bebida y como a ambos se les antojó, fue idea de Naruto jugar a "adivina el número que estoy pensando", del uno al diez, estaban en la sexta ronda hasta que Sakura mencionó un número que hizo sonreír a Naruto y a la vez lo delató, ya que dijo "ese era en el que pensaba en la ronda anterior", Sakura ya casi sufría un mental breakdown de pensar tanto, Sakura pensaba en el número tres y Naruto pensaba en el uno, siete, diez, seis...

—No sé por qué accedí a jugar esto... —suspiró acariciando su sien totalmente agotada de pensar.

Quizás en el pasado se habría negado a jugar algo tan tonto solo por comida, pero si tu pareja es alguien... bueno, es Naruto, puede ser fácil que se te peguen una que otra cosa bastante infantil, pero divertida a la vez, no puede quejarse, al final salió ganando.

—Aquí tienes, Sakura-chan, ¡pastel! —le entregó su plato retomando su sitio.

—Gracias —lo tomó viéndolo por un rato, hasta que Naruto se dio cuenta y volteó a verle.

—¿Tengo algo en la cara?

—¿Tiene algo de malo que admire la belleza de mi novio mientras pienso en lo feliz que soy con él? —el rubio se sonrojó fuerte.

—¡A-ay, Sakura-chan! —le sonrió avergonzado —No conocía eso de ti'ttebayo... —la pelirrosa sonrió.

—Tienes más de dos años coqueteando conmigo, algo debí aprender de todas esas veces.

—Te enseñé bien... Hasta te hace más atractiva, me pondré celoso si alguien te escucha —contraatacó viendo a su novia poniéndose roja.

—¡B-bueno! Dejémoslo aquí —giró el rostro para que no le viera y así comer el pastel.

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Hacía cuatro días que Ino y Sai se habían ido de luna de miel, la Haruno tenía que cubrir sus pacientes por mientras, lo que significaba más trabajo, pero no le importaba, era su trabajo después de todo, lo que le entristecía era que no veía a Naruto con tanta frecuencia, cuando tenía turnos nocturnos él aún estaba trabajando y cuando tenía turnos diurnos él estaba dormido.

Lo Que Siempre Soñamos Ser... [NaruSaku] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora