21."Dormir contigo"

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Maratón 3/3
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21."Te necesito"

Los gritos se oyen desde el rellano cuando llego al apartamento. Ruedo los ojos. Ahora deben estar en esa fase repetitiva por la que pasan cada vez que follan: el momento en que Tom recuerda que tiene novia y Kels se pone hecha una furia para luego, cuando él se ha ido, ponerse a llorar y a comer helado como una posesa.

-¡Serás cabrón! -grita Kels, y me río porque ella ama a mi madre y acaba de insultarla-. Siempre haces lo mismo, ¡eres repugnante!

Abro la puerta intentando no hacer ruido para ver si puedo escabullirme a mi habitación sin que me noten, pero desgraciadamente no lo consigo.

-Hombre, la que faltaba -dice mi hermano cuando me ve-. ¿Cuando pensabas decirme que en realidad trabajas para una productora porno y que te estás follando a uno de los actores?

-¡Kels! -exclamo ofendida porque ella se lo haya contado.

-Lo siento, se me escapó -se encoge de hombros.

-¡A ver qué dicen mamá y papá cuando se lo cuente! -sigue gritando Thomas.

-No vas a abrir tu maldita boca a no ser que quieras que sepan lo capullo que estás siendo con Kels -le chantajeo.

-No hay quien os aguante -dice, coge su mochila y se va dando un portazo.

-Gilipollas -decimos Kels y yo a la vez.

Desde entonces hasta que nos vamos a dormir, Kels se dedica a llorar y a lamentarse por lo capullo que es mi hermano y porque no hay helado en la nevera, ya que se lo comió todo ayer. Intento animarla y decirle que todo irá bien, pero realmente las cosas no van a cambiar si Kels no hace el esfuerzo de alejarse de Thomas.


Evan

Me subo en el coche para irme a casa después de haber estado hablando con Andy sobre la segunda parte de la película que empezamos a producir hace algunos meses. Dentro de mí estoy agradecido por el hecho de que hoy no he tenido que grabar ninguna escena, estoy agotado después de la noche de ayer con Sie. Sonrío al pensar en la rubia, ella realmente me gusta mucho, pero algo dentro de mí sigue gritándome que me aleje de ella, que le voy a hacer mucho daño. Llego al apartamento, me siento en el sofá y enciendo la tele para ver si echan algo entretenido. Gracias al cielo, están dando Modern Family, así que tengo unas risas aseguradas.

De repente, mi móvil suena. Frunzo el ceño al ver que es un número desconocido, no lo tengo guardado en mi agenda, así que es probable que sea publicidad. Ignoro la llamada y sigo a lo mío, pero el móvil vuelve a sonar, mostrándome el mismo número de antes en la pantalla. Bufo y lo cogo.

-¿Sí? -contesto de mala gana.

-Evan -dice esa voz grave y autoritaria que hace tanto tiempo que no oía.

-¿William? -pregunto, aunque es obvio que es él.

-Sólo llamo para decirte que tu abuela ha muerto -me informa, y siento un nudo en el estómago, a pesar de que no era muy cercano con ella.

-¿Q-qué? -pregunto, sorprendido-. ¿Cómo ha pasado?

-Ya le tocaba morir -contesta tranquilamente. ¿Cómo alguien puede estar tan tranquilo al hablar de la muerte de su madre? Nunca voy a entender a éste gilipollas-. Te llamo porque merecías saberlo, pero que conste que no quiero verte por su funeral, ¿entendido? No quiero que nos contamines con tus vicios.

La rabia empieza a crecer dentro de mí. Ahí está otra vez, el capullo arrogante y despiadado que siempre ha sido. El hijo de puta que me echó de su vida y de la de mi madre como un perro porque decidí independizarme y dedicarme a una profesión que, según él, es asquerosa y va en contra de sus principios, ya que es muy conservador. Y mi madre, cómo no, se calló como la cobarde que es y aceptó no volver a verme con tal de no enfrentarse a su marido. Me dan asco los dos.

Detrás de las cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora