48."Mío y de Elliot"

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48."Mío y de Elliot"

Evan

No tengo palabras para describir lo que estoy sintiendo ahora mismo.

Elliot es tan pequeño, parece tan frágil entre mis brazos.

Está respirando bien y parece que no hay ningún problema grave, pero tendrá que pasar un mes en la incubadora. No me gusta la idea, pero estoy feliz porque está sano.

Dejo a Elliot en los brazos de Sienna, quien sonríe ampliamente pese a lo pálida y débil que está. Su mirada llena de lágrimas al ver a Elliot me hace feliz, me hace saber que será la mejor madre del mundo tal y como siempre pensé.

Poco después la enfermera lo coge con cuidado y es llevado a la sala de incubadoras. Sienna pone una mueca triste y aprieto su mano, intentando que sepa que yo también me siento como ella, pero sé que todo irá bien.

Cuando Sienna por fin es llevada de vuelta a la habitación, se queda dormida inmediatamente mientras acaricio su brazo. No la culpo, el parto ha durado seis horas y debe estar completamente agotada, así que en cuanto su respiración se vuelve pesada salgo de la habitación con cuidado de no despertarla.

-¿Cómo está mi hija? -pregunta Aline en cuanto me ve salir-. ¿Y mi nieto?

-Ambos están bien, Sienna esta durmiendo y Elliot está en la incubadora -contesto con una débil sonrisa. Yo también estoy bastante cansado, a decir verdad, todas las emociones y los nervios que he pasado en estas últimas seis horas me han dejado agotado.

-¿Podemos verlo? -pregunta Dean con una gran sonrisa.

-Claro, en principio podemos verlo -digo, y empiezo a caminar hacia la sala de incubadoras.

-Sólo pueden pasar un máximo de dos personas a la vez -nos informa la enfermera.

Dejo que pasen primero los padres de Sienna, aunque estoy ansioso por ver a mi hijo otra vez.

-Es hermoso, y tan pequeño... -murmura la madre de Sienna en cuanto salen de la sala, ambos emocionados.

Los siguientes en entrar somos Dean y yo. La enfermera nos lleva hasta donde está él, y sonrío al ver que debajo de su incubadora hay escrito "Elliot Hank". Es mi hijo, y no podría estar más orgulloso de ello.

-Pero qué cosa tan adorable -dice Dean mirando al pequeño con admiración, y sé que quiere ponerse a gritar de emoción, cosa muy propia de él, pero se contiene porque aquí no se puede gritar-. Tiene el cabello rubio como Sienna, es una monada.

Efectivamente, ahora que está completamente limpio y llevando un mono azul que le hace verse muy gracioso porque le va un poco grande, se distigue mejor que el poco cabello que tiene es de un bonito color rubio.

Sus ojitos se mantienen cerrados y su respiración es pesada, lo que indica que, al igual que su madre, el pequeño Elliot está durmiendo. El simple hecho de verlo me hace feliz, y eso que solo lleva apenas una hora con nosotros.

Dean y yo salimos de la sala, dejando paso a Kelsey y Thomas, y nos vamos a la cafetería con mis suegros.

Una hora más tarde vuelvo a subir a la habitación de Sie y veo que está despierta.

-Hola, cariño -sonrío, y dejo un beso en sus labios-. ¿Cómo te sientes?

-Mal -contesta haciendo un puchero-. La comida que me dan es asquerosa, ¿es esa mi recompensa por haber estado seis horas de parto? Porque si es así, no voy a tener sexo contigo nunca más.

-Eh, calma -río-. Te he traído un donut de la cafetería.

-Oh dios, es por estas cosas que te amo -contesta, cogiendo el donut con ansias-. ¿Has visto a Elliot?

Detrás de las cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora