10."Llévame a casa"

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Evan

El sabor de su boca es simplemente embriagador, y más aún ahora que está mezclado con el dulce sabor del licor. Estoy perdido, ya no controlo mis sentidos, simplemente actúo siguiendo mi instinto, mis sentimientos. Mi boca devora la suya sin compasión, soy incapaz de parar. Ella acaricia mi pecho desnudo, y cuando menos me lo espero, se eleva de un saltito y enrolla sus piernas en mis caderas, haciendo que nuestros sexos se rocen. Mis manos abandonan su nuca para empezar a masajear su bien formado culo. Ella empieza a mover sus caderas, frotándose contra mi polla, y gimo sin poder evitarlo.

A pesar de lo fría que está el agua, mi polla está increíblemente dura y no parece tener intención de cambiar eso, no mientras Sienna siga besándome y frotándose contra mí de esta manera.

Su boca abandona la mía y baja hasta mi cuello dejando suaves mordiscos por mi mejilla y mi mandíbula, hasta que llega a esa zona sensible y empieza a lamer y morder, haciéndome gemir.

-He estado viendo tus vídeos -me susurra al oído para después morder el lóbulo de mi oreja.- Joder, estás tan bueno...

Mierda, mieerda. Como siga diciéndome cosas de estas, no creo que aguante mucho más.

-Evan, llévame a casa -dice con voz ronca.- Quiero que me lo hagas en mi cama.

Esto no está bien, repite la voz de mi conciencia desde algún lugar muy lejano, pero el alcohol y la notoria erección que se alza entre mis piernas me impiden hacerle caso. Asiento con la cabeza mientras trago saliva, nervioso, sintiéndome como un quinceañero virgen que va a tener su primera vez. Con mucha fuerza de voluntad, consigo separarme de ella, la cargo en brazos y la saco del agua. La vuelvo a dejar en la arena seca, de pie, y tras darle un beso húmedo en su estómago y en su canalillo, cojo su camiseta del suelo y la deslizo por su cuerpo hasta dejársela puesta, tapando sus bonitos pechos. Realmente estaba disfrutando viéndolos, pero no quiero que se ponga enferma. No me molesto en buscar la parte de arriba de su bikini porque seguramente ya está perdido por el mar y porque, sinceramente, me gusta mucho más ver sus pezones marcados a través de la camiseta. Ella sola termina de ponerse los shorts mientras yo me cubro con mi camiseta, y cuando termina se sube a mi espalda a caballito y emprendemos la marcha hacia mi coche. Según Sienna, su apartamento está a unos diez minutos de la playa, pero ambos estamos mojados de arriba a abajo y no quiero que nos resfriemos, porque empieza a hacer bastante frío, son casi las dos de la mañana, así que iremos en coche. Durante todo el trayecto a pie desde la playa hasta mi coche, Sie se dedica a depositar pequeños besos húmedos por mi nuca, cosa que me está poniendo cardíaco. Va a explotarme el jodido bañador.

Llegamos al coche y, después de sentar a Sienna en el asiento del copiloto, me siento yo y arranco el coche. Sé que estoy siento jodidamente imprudente al conducir en mi estado pero mierda, necesito ir al apartamento de Sie, realmente lo necesito. Conduzco lo más rápido que puedo, me importa una gran mierda si me encuentro con algún control policial, tengo que llegar.

Voy siguiendo las indicaciones de Sienna hasta que por fin llegamos a su apartamento. Aparco y salgo del coche. Sienna me imita, abre la puerta de abajo del edificio, y entonces nos metemos en el ascensor. Hay unos pocos segundos en los que estamos en silencio, completamente estáticos, pero entonces nuestras miradas se encuentran y no puedo evitar ponerla contra la pared y empezarla a besar con fuerza. Ella gime como respuesta y recibe mi lengua con ganas. Se separa de mí y me lame los labios, volviéndome loco. Sus manos están empezando a tocar mis abdominales por debajo de la camiseta cuando se abren las puertas del ascensor y nos encontramos con un hombre mayor con una bolsa de basura en la mano. Son las putas dos de la mañana, ¿quién coño va a tirar la basura a esas horas? Nos separamos en el acto y se crea un momento tenso entre el señor y nosotros, pero entonces me harto, cojo a Sienna de la mano y la saco del ascensor. Ella mete la mano en su bolso buscando las llaves cuando nos encontramos en el rellano, y cuando las encuentra abre la puerta.

A partir de ahí todo es absoluta locura y desesperación. Sienna salta encima mío, quedando con sus piernas enroscadas en mi cintura igual que en la playa, y devora mi boca con necesidad y auténtica hambre. Mis manos vagan por todo su cuerpo, acariciándola, tocándola y masajeándola, soy incapaz de controlarlas. Ella me indica entre beso y beso dónde está su habitación, y voy hacia allí con ella encima, sin dejar de besarla.

Cierro la puerta detrás de mí y dejo a Sienna encima de la cama para ponerme encima de ella. Parece que nuestros labios están hechos para estar unidos, porque somos incapaces de separarlos. La manera en que mueve su lengua en mi boca me está volviendo jodidamente loco, y cuando creo que ya no puedo desearla más, coge los bordes de su camiseta y se la saca, mostrándome esas dos perfectas tetas. Ésta vez no puedo resistirlo y mi boca baja a sus pechos para meter uno de sus rosados pezones en mi boca y saborearlo como es debido. Ella gime y pone sus pies en mi trasero para apretarme contra ella y hacer fricción entre nuestros sexos.

-Oh, joder, Evan... -jadea.- Me gustas tanto...

Mi pecho se hincha de una mezcla entre felicidad y excitación -sí, todavía más- al oír esas palabras salir de su boca.

Entonces, como si el mundo quisiera quitarme la alegría, recuerdo que ella está muy ebria, y que probablemente no sabe qué hace ni qué dice. Ella es Sienna, la única chica en la que he visto más que alguien a quien follar, la única chica que ha logrado meterse en mi cabeza y no salir de ahí. Ella merece respeto, merece mucho más que esto. Merece hacer el amor y ser adorada por alguien que pueda amarla y comprometerse con ella, después de una cena romántica. No un polvo estando ebria con un actor porno de mierda que nunca podrá prometerle las estrellas.

El pensamiento es como una bofetada para mí, y me aparto de ella.

-¿Qué haces? -pregunta boquiabierta.

-Sie, no puedo hacerlo -digo intentando mirar a otro lugar que no sean sus pechos.- Tú te mereces mucho más que esto.

-No me jodas, Evan -dice, su tono de voz se ha teñido de incredulidad.- No puedes dejarme así, no puedes dejarme con estas ganas de ti.

Sus palabras van directamente a mi polla, que se hincha todavía más, y me obligo a sentarme en la cama antes de que haga algo de lo que pueda arrepentirme. Me froto la cara con una de mis manos, intentando pensar con claridad, pero me dura poco ya que Sienna me abraza por detrás, también sentada, permitiéndome notar sus pechos presionándose contra mi espalda.

-Sabes que quieres, Evan -dice besándome el cuello lentamente, desde atrás.- Sabes que te mueres por estar dentro de mí.

Y ahí mis buenas intenciones se van a la mierda. La imagen de Sienna retorciéndose de placer y gritando debajo de mí inundan mi cabeza como un tsunami totalmente devastador, y sé que he perdido la batalla.

-A la mierda -gruño girándome para poder besarla, pero lo único que encuentro es a Sienna echada en la cama, con pequeños suspiros saliendo de su boca.

Se ha dormido.

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Huuula
Perdón por la tardanza, estoy teniendo una semana de mierda, muy ocupada, y apenas he tenido tiempo para escribir.

Para los que leéis Tres: intentaré publicar lo antes posible el capítulo 28, que será el último de la primera parte.

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Un beso,
Claire

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