Un año antes
Lo que Taehyung amaba con todo su ser era ver a su mejor amigo bailar, demostrar que cuando él estaba en la pista nadie podía superarlo, se sentía orgulloso de ser amigo de alguien tan talentoso como Jimin.
Su sonrisa cuadrada se acrecentó cuando el rubio terminó su presentación, se levantó eufórico y aplaudió junto a la multitud.
En el asiento a su lado se encontraba un hombre obsevandolo con atención, sus ojos oscuros sólo habían estado puestos en él, sin importarle el hermoso baile del chico rubio. Sin embargo, Taehyung era demasiado despistado como para caer en cuenta de las emociones que causaba en el pelinegro con sólo demostrar su carita sonriente.
-Fue increíble, Minnie -dijo Taehyung, apenas y la gente comenzó a dispersarse saliendo del teatro.
-Gracias por estar conmigo en este momento, te juro que hubiese vomitado de no ser así.
-Venciste el pánico escénico, estoy orgulloso de ti.
Se fundieron en un abrazo, la diferencia de estatura era notoria, pues Taehyung se agachó demasiado para dejar que su amigo besara su mejilla.
-¿Y tus papás?-preguntó Taehyung al separarse.
-De viaje- suspiró Jimin en respuesta-. No pudieron hacerse un tiempo para venir.
-Pero para eso me tienes a mí, quita esa mirada triste que te llevaré a cenar algo.
-Lo haré sólo si aceptas bailar.
El más alto hizo un puchero, mientras su amigo lo arrastraba al escenario.
-Hey Soobin- llamó al chico que se encargaba de la música -, ya sabes que hacer.
El chico asintió y una pegajosa melodía comenzó a sonar, ambos amigos comenzaron a bailar al ritmo de la canción, sonriendose ante la torpeza de Tae y la sensualidad de Jimin.
De lo que ninguno de los tres se percató fue de la presencia de un hombre que los observaba con demasiada intensidad, para ser exactos a un pequeño castañito de sonrisa cuadrada.
-Namjoon-dijo, sin quitar la vista del menor-, quiero toda la información que puedas darme sobre ese chico.
El hombre a su lado suspiró, mirando con aburrimiento la escena. Para él no había nada interesante en ese joven, bueno, quizás si la tenía, pero él ya tenía a su chico indicado esperando por él en casa.
-La tendrás.
Y en lo único que Jungkook podía pensar era que ese inocente y frágil criatura sería sólo suya, aunque le costase toda su fortuna. Se levantó de su asiento y cuando estaba por salir del teatro murmuró:
-Volveré por ti, bebé.
Era una promesa que cumpliría a toda costa.