La cabeza de Jimin se encuentra recostada en su pecho, reparte leves caricias en el torso desnudo del menor, hasta que su celular comienza a sonar con insistencia. Con sumo cuidado de no despertar al pelirrosa trata de abandonar la comodidad de su cama, sin embargo, los brazos Jimin lo atraen más a él.
Suspira, intentándolo de nuevo.
—Tengo sueño, deja de moverte—refunfuña Jimin, haciendo pucheros aún con los ojos cerrados.
Ríe suavemente.
El teléfono puede esperar mientras esté con su bebé. No obstante, el móvil suena y suena, sin permitirle a ninguno de los dos conciliar el sueño nuevamente.
—¡Contesta ese maldito aparato!—ordena el más pequeño, separándose de él.
Yoongi rueda los ojos, toda aura de tranquilidad entre ambos desaparece y lo que sucedió hace algunos minutos queda en el olvido. ¿Nunca podrían llevarse del todo bien?
Se levanta de la cama y se viste con la ropa dejó caer al piso, toma su celular y responde.
—Señor Min, tiene que salir de su casa inmediatamente. Alguien dio aviso a las autoridades sobre su complicidad en el secuestro de los jóvenes Kim y Park, también se filtró su otra identidad—habla un chico con rapidez.
—¡Abre la maldita puerta, Agust D!—la voz de la madre de Taehyung sobresalta a Yoongi.
Esto es una puta mierda.
—Haz que el avión se encuentre listo para cuando llegue, estaré allá en quince minutos—ordena.
Jimin se despierta por los gritos que emite la mujer, cuando capta la situación abre la boca para decir donde se encuentra, sin embargo su acción es impedida por la pálida mano de Yoongi.
—Te llevaré a dónde está Taehyung, pero necesito que te vistas y me sigas, ¿comprendes?
El pelirrosa asiente lentamente, hasta que Yoongi lo libera de su agarre; hace lo que el mayor le ordenó y lo sigue en silencio a la puerta trasera.
El sonido de las sirenas logra que Min maldiga varias veces, finalmente logra llegar hasta la camioneta negra que está esperándolos.
—¡Mamá!—el grito emocionado del menor lo hace darse la vuelta.
Y es que Jimin no puede creer que su madre esté ahí junto a la de Taehyung, ambas viéndose desesperadas por la desaparición de sus hijos. Sus ojos comienzan a picar, las lágrimas no tardan en aparecer y cuando trata de correr hacia ellas un brazo se lo impide, ahí está el dilema, su madre o Taehyung.
Su mamá jamás lo apoyó en ninguna de sus decisiones; en cambio Tae... sin querer pensarlo más, sube al vehículo que los llevará al aeropuerto.
Una vez que ambos están dentro, la camioneta arranca, siendo seguidos por la policía y algunos empleados de Yoongi.
—¿Cómo es que se filtró toda esa información?
—La señora Kim Lila llegó a la estación de policía con un mensaje de su hijo, al parecer el chico se enteró de todo y no dudó en contactar a su madre—explica el chófer.
La camioneta se abre paso a toda velocidad por las calles de Seúl, se escuchan algunos disparos que son respondidos por los autos que acompañan a Yoongi a unos metros de distancia.
—¡Me has metido en un puto lío, Jeon!—le dice en un mensaje de voz—. Te dije que tuvieras controlado a Taehyung. Ahora trata de arreglar esto o me encargaré de que mis padres dejen de hacer negocios contigo, imbécil.
Dicho eso deja su celular en su bolsillo y toma el arma que el copiloto le extiende, está dispuesto a defenderse si su integridad o la de Jimin se ve afectada.
—¿A dónde irá, señor Min?
—Denver.
Soy capaz de matar a cada ciudadano de Corea de uno por uno, si alguno de los inútiles policías me separa de Jimin.