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Taehyung no se consideraba un cobarde, pero tampoco era lo suficientemente valiente como para desobedecer al loco que lo había secuestrado.

"Bien, recapitulemos... un alfa guapo me secuestró. No, esto no es omegaverse." Pensó. "Comencemos de nuevo, un tipo condenadamente sexy me tiene retenido en quién sabe donde. Espera, ¿sexy?... no, no, no. Una vez más, un loco me secuestró, está obsesionado con la idea de que me enamoraré de él y lo llamaré Papi, además de que no me permitirá ver a mi familia... es un secuestro, duh."

Traga saliva y bajo la atenta mirada de Jungkook, vuelve a llorar, unas lágrimas rebeldes saliendo de sus ojitos. Él sólo quería que su mejor amigo fuese feliz haciendo lo que le apasiona, ¿porqué Yoongi lo había traicionado?

—Bebé...

—No—lo interrumpe —. No me llames de esa forma. Soy un adolescente aún, pero eso no me convierte en un bebé.

La mirada del pelinegro se suaviza y Taehyung únicamente quiere salir corriendo, de nuevo. Se obliga a si mismo a mantenerse quieto en la silla del enorme comedor cuando Jungkook se acerca para acariciar su cabello.

—A mis ojos lo eres; eres un bebé que necesita la atención y el cariño que papi le dará.

Sus opciones son limitadas, si quiere volver a ver a sus padres tiene que obedecerle llamándolo papi y fingir un enamoramiento hacia Jungkook aunque eso aplaste su orgullo, o continuar siendo un rebelde y arriesgarse a que se harte y le haga daño. Desafortunadamente, la primera opción es la más viable, el único problema es que el peliazul no sabe mentir, nunca en su vida ha dicho una mentira y fingir amar a una persona requiere de muchas.

—No quiero estar aquí.

—Te acostumbraras.

—Me secuestraste, ¿porqué tendría que acostumbrarme?

—No digas eso, no te secuestré.

—¡Me retienes en contra de mi voluntad, no sé tú, pero en mi pueblo se llama secuestro!— le fue imposible callarse.

Taehyung podía ser una tierna bolita cuando se lo proponía, sin embargo, cuando se enfada... bueno, preferirías estar quemandote en el infierno antes que verlo enojado.

Con un rostro impasible y una tranquilidad envidiable, el azabache se pone de pie y camina hacia la salida, dejando al peliazul en estado de shock.

—Esperé mucho por éste momento... no permitiré que te alejes de mí, Jeon Taehyung.

Un chillido de frustración abandona sus labios en cuanto el pelinegro se marcha. Aún recuerda esas juguetonas conversaciones con Jimin donde decían que si los llegasen a secuestrar los regresaría a los cinco minutos por lo insoportables que son, no obstante, ese no era el caso.

Jimin.

Sale corriendo del lugar en busca de Jeon, con la única idea en mente de saber sobre su amigo. Ahora se sentía pésimo por concentrarse en el jodido atractivo de Jungkook antes que en su mejor amigo.

—Jungkook —lo llama al encontrarlo en un balcón.

—Papi—corrige, observando a los francotiradores apostados en lugares exactos para evitar ataques o incluso... intentos de escape.

—Jungkook, ¿qué pasó con Jimin?

La mirada de Jeon se posa en Taehyung, parece como si lo escrutase para conocer hasta el más mínimo secreto que esconde, después le muestra una sonrisa.

—Dí lo que quiero escuchar. Vamos, bebé, sólo es una palabra.

—Esto es denigrante—masculla.

Jimin vale eso, ¿no? Por supuesto que sí, el pelirrosa vale todo.

—No te estoy escuchando, Taehyung.

Estaba seguro de que no se le caería la lengua por llamarlo así una sola vez... por Jimin.

—Papi, ¿puedes decirme algo sobre Jimin?

La sonrisa de Jungkook le revuelve el estómago, está seguro de que lo que siente en él son arañas.

—Él está bien.

Taehyung espera unos segundos, al ver que eso fue lo único que obtuvo de Jeon no pudo evitar querer ahorcarlo, de verdad que intentó con todas sus fuerzas quedarse callado, como era obvio... no pudo.

—¡¿Sólo dirás eso?!

—Si, ahora ve a tu habitación y duérmete. Mañana nos espera un día ajetreado, bebé. 

—No. Quiero saber algo de Jimin.

—Ya te lo dije, él está bien.

—Pero, al menos dime si está en su casa... algo, Jeon Jungkook.

—Él está con Min, ahora obedece a lo que dije y marchate a tu habitación.

Con los puños apretados y con una enorme sensación de molestia abandonó el lugar.

Bien, tal vez estaba molesto consigo mismo por cómo se sintió al llamarlo papi.

¿Será que el síndrome del Estocolmo ya estaba haciendo efecto tan rápido? Ó quizás Jungkook le hizo un amarre. Eran sus pensamientos más "lógicos"

—En tremenda mierda vinieron a meterme.

Él solo quiere retroceder el tiempo para nunca haber ido a casa de Yoongi,  o tal vez al momento donde Jungkook se obsesionaba con él, aunque no supiese cuando sucedió con exactitud.

Todo es tan difícil y la libertad se siente tan lejana.

—De una u otra forma saldré de aquí. Aunque tenga que volver a llamarlo "papi"

¿Papi? KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora