Natalia, que no había recibido respuesta alguna por parte de Alba, sentía que se había precipitado al enviarle ese mensaje. Y metido la pata hasta el fondo.
- Si es que es amiga de Julia, era obvio que no me iba a hacer caso - se lamentó.
- Entre Julia y tú no ha habido nada, no seas dramática - quitó hierro al asunto Ici.
- ¿Tú lo harías? ¿Quedarías con alguien sabiendo que a mí me gusta? - cuestionó Natalia, alzando una ceja.
- Claro que no, tía - aseguró, sin pensarlo ni un momento.
- Pues eso. Alba tampoco. Y lo entiendo, es su mejor amiga, pero es que...
- Te gusta demasiado.
- E intuyo que es recíproco. Llámame loca, pero entre nosotras dos hay algo que no pasa todos los días. Por eso me da un poco de rabia que ni siquiera tengamos la oportunidad de conocernos, solo porque existe Julia. Que la pobre no tiene culpa de nada, pero...
- Julia no va a estar pillada de ti para siempre, piensa eso.
- De verdad que admiro tu capacidad de optimismo, ¿eh? Pero de momento lo que tengo es un ghosting como una casa en mi propuesta - le mostró de nuevo el mensaje que seguía sin respuesta por parte de Alba.
El mensaje de Natalia llevaba tres días en la bandeja de la rubia, intacto. Y ella tres días intranquila, sin poder librarse del run-run en su cabeza que, aunque de fondo, ahí estaba.
A Alba le cayó como un jarro de agua fría darse cuenta o reconocer que, la que creía una decisión tomada, quizás no lo era tanto, pues la cuestionaba cada vez que tenía ocasión.
No se me debería ni pasar por la cabeza contestarle que sí, que me tomaría un vino con Natalia, pero se me pasa.
Aunque a Julia se le hubiera pasado un poco el encoñamiento y hubiera asumido que nada romántico iba a pasar entre Natalia y ella, Alba no sabía cómo le podría sentar un acercamiento entre las dos.
Por eso, en el hipotético caso de sucumbir a sus verdaderos deseos, no se planteaba para nada la opción de verse con Natalia sin informar a su compañera de piso. En realidad, Julia no tendría por qué saberlo y solo se trataba de compartir un vino, pero Alba sabía que era mucho más que eso.
Pros y contras. Oportunidades y amenazas. Ilusión y culpa. Eran solo algunas de las contradicciones que seguían bailando en la cabeza de Alba.
Su cabeza era un hervidero y resultaba tan evidente su lucha interna, que Julia acabó sacándole información y haciéndole hablar.
- Es Natalia - confesó Alba finalmente, con un suspiro.
- ¿Qué Natalia? ¿Mi Natalia? - confirmó Julia, haciendo uso de un posesivo que fue como una patada en el estómago para la rubia.
- Sí. Tu Natalia.
- ¿Qué pasa con ella?
- Ay, Julia, no sé como decirte esto... - se mordió el labio.
- Me puedes decir lo que sea, tía, soy yo - se señaló, evidenciando la confianza que existía entre ellas.
Alba dudó y se hizo de rogar, pero vio claro que no podía ocultarlo más tiempo.
Es Julia. Va a estar todo bien pase lo que pase. Se mentalizó.
- Bueno, no es nada en realidad - se encogió de hombros, restándole importancia-. Que Natalia y yo... que desde que nos seguimos hemos estado hablando un poco. A ver, nos hemos contestado a unas cuantas historias...
ESTÁS LEYENDO
Cupido | Albalia
FanfictionCuando su mejor amiga le pide ayuda para ligar por Tinder, a Alba Reche no le queda más remedio que aceptar. ¿Qué tal se le dará ser Cupido?