Hermosa persona

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Jueves 26 de Marzo, 2015.

Para Ella, porque me he perdido otra vez en su laberinto.

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Hermosa persona:

¿Le has visto? tiene una bonita sonrisa y unos ojos que parecen verte con curiosidad divertida, como burlándose de algo pero sin llegar a ser cruel, morboso o si quiera grosero. También tiene este loco cabello que secretamente me gustaría tocar y con el cual formar pequeños rizos en mis dedos, como con pequeñas ramas o trozos de pasto seco.

¿La conoces? Yo la vi por primera ver perdida en cientos de palabras, quizá nos encontramos porque ambas estábamos en la misma situación; también tiene un montón de líneas blancas en el cuerpo, del mismo modo en que yo las tengo, pero me gustaría decirle que está bien porque nos escurren orquídeas por la boca.

A veces quisiera decirle cómo quisiera meterme en su piel para hacer proyectar en su cerebro sus miles de historias, pero me da miedo, me da miedo de que sean peores que las mías.

¿Le has escuchado hablar? Yo tampoco, pero cada vez que regreso al lugar donde la encontré, puedo leerla, y leerla es como escuchar un cuento. Me imagino en aquel laberinto, con los pies cruzados sentada sobre el marrón suelo observándola nada más hablar y contar su historia, sus miles de historias, y está llena de sonrisas y sus ojos se curvan cuando sonríe.

Pero también al verla articular y enfatizar con sus brazos, me distraigo mirando en sus ojos y entonces todo tiene más sentido del que podría hacerme bien. Porque sus ojos esconden las millones de historias que ella no es capaz de contarme, y yo quiero que lo haga. Su bonita sonrisa está torcida y su loco cabello intenta ocultar algo, pero también sé que sólo puedo ver una esquina de las cosas, como ver la punta del iceberg sin saber lo que está debajo.

Y quisiera contarle cientos de historias para decirle que me gustaría contarle también las mías, porque creo que no somos tan diferentes.

Y, querida persona, ella es hermosa y tan interesante que me gustaría seguir perdiéndome para regresar al lugar donde nos conocimos, a ese laberinto de los sueños y las pesadillas, a ese lugar de los acertijos y los juguetes rotos.

Me gustaría decirle lo que descubrí hace tanto tiempo que parece poco: Existen los rotos, los malparados y los descocidos. Nosotras no estamos rotas, sólo nos han alado de más un hilo.

Y que supiera que con los años y los tropiezos aprendí que ser feliz no significa estar feliz siempre, sino aceptar las cosas buenas y restarle importancia a las malas, que las cosas por más mal que parezcan ir no están tan mal, que el fin del mundo en realidad no lo es, que tan sólo tenemos los ojos vendados por el dolor y el miedo y no nos damos cuenta que afuera hay luz; que por más oscuro que parezca, que recuerde, que para haber oscuridad debe existir luz.

Y quisiera decirle que sí, estamos descocidas, que alguien ha jalado del hilo sin importarle cuánto nos ha destrozado, pero que estar descocido no es ser disfuncional o inservible, más bien, con una aguja y otro trozo de hilo, seremos todo lo contrario.

Hermosa persona, porfavor, si la vez dile que estoy buscando por ella y que he intentado dibujar para ella un mapa del cómo logré salir de ese feo lugar. Dile que no soy rescatista, pero que soy letrista, y que me gustaría contarle y escucharle esas miles de historias que se esconden con timidez detrás de nuestros ojos.

Dile que estoy en busca de ella, que puedo enseñarle cómo salir.

Pero que a cambio quiero verla sonreír.

Historias de mis pesadillas y sus asesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora