Lobo.

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✨ Omegaverse ✨

Todo el mundo le temía, seguía sin entender exactamente porqué, pero tampoco le interesaba lo que los demás dijeran sobre aquel hombre.

Sicheng aspiró aquel aroma que ese hombre siempre dejaba a su paso, era un olor fresco, le hacía quemar la nariz, pero le encantaba que siempre fuera el mismo olor el que le hacía sonrojar y poner sonrisas tímidas que ocultaba tras las carpetas que siempre llevaba en brazos. Acomodó la mochila que cargaba sobre sus hombros y tomó la dirección contraria que aquel hombre había tomado para seguramente abandonar la universidad. Sicheng aún tenía clases pendientes.

Caminaba entre las personas que se iba topando en el camino, saludaba a las pocas que conocía y, no pudiendo evitarlo, mantenía sobre sus labios una leve sonrisa de nerviosismo que aún no podía controlar del todo. Aún después de medio año asistiendo a la universidad, no podía acostumbrarse completamente a tanta gente desconocida y de todo tipo; alfas, omegas y betas... Le dolía la cabeza al tener que soportar tantos aromas juntos, la cercanía que los demás tenían por mera naturaleza... Suspiraba tan solo de pensarlo. Y es que todo le parecía sumamente complicado porque no estaba acostumbrado a lugares donde las personas se desenvolvían todos con todos. Había asistido a un internado solo para omegas durante doce años, sus padres lo habían convencido de mantenerlo allí hasta que tuviera que irse a la universidad y justamente así lo había hecho.

No culpaba a sus padres, él sabía que lo habían hecho por miedo a que algo le sucediera y preferían mantenerlo a salvo, pero al mismo tiempo lo condicionaban a una personalidad sumisa, tímida y miedosa. Nunca le incomodó ser de esa manera, pero cuando tuvo la primer oportunidad de estar frente al verdadero mundo, supo que las personas como él estaban destinadas a sufrir en silencio si no aprendían a sobrevivir. Y aunque era una total ventaja el hecho de que la sociedad había cambiado y mejorado muchísimo desde el siglo pasado, se seguía sintiendo como una presa fácil de cazar. Ahora los alfas podían amistarse con los omegas sin necesidad de nada sexual o amoroso de por medio, los betas dejaban de ser personas insignificantes y ahora era un orgullo no portar ningún olor y decir a los cuatro vientos que se era un beta. Y los omegas... Bueno, los omegas habían dejado de ser sumisos e introvertidos; ahora más bien eran sociales y amistosos. Sicheng se podía dar cuenta que a la mayoría le resultaba realmente fácil hacer amigos y tener vidas exitosas y felices sin necesidad de tenerle miedo a los alfa o estar desesperado porque alguno les hiciera un lazo o los anudara. Las reglas sociales habían cambiado demasiado y Sicheng no se había dado cuenta. Dentro de su internado las cosas seguían siendo antiguas, allí dentro los alfas seguían siendo lobos que merecían respeto y veneración, pero en la vida real de afuera nada era así. Sus padres habían gastado una fortuna en aquella institución para absolutamente nada.

Sicheng era alguien realmente callado y cuidadoso, su apariencia era linda y tierna, él mismo pensaba que no tenía nada que llamase la atención de nadie y por eso todos lo hacían pasar por desapercibido. Su cuerpo era delgado, alto y un poco bronceado de manera natural, no tenía caderas prominentes ni cintura diminuta; simplemente era uno más. Su abuela alguna vez le dijo que parecía más bien un beta y no un omega, pero su intenso aroma y los celos que sufría cada mes comprobaban que sí se trataba de uno.

Llegó hasta el edificio donde tendría sus últimas dos horas de clase del día, abrió la puerta del salón al que pertenecía y se sentó al lado del único chico que lo hacía sentir seguro y cómodo. Lee Jeno era un universitario de su misma edad, compartían la misma carrera y los mismos intereses fuera de la escuela. Jeno era un beta sencillo, casi tanto como el mismo Sicheng y el omega creía que por eso lograron encajar de inmediato el uno con el otro.

—Hola, Jeno —le saludó con una sonrisa. Lee dejó de hojear su libro y le sonrió mientras acomodaba el armazón de sus lentes sobre su nariz

—Ey —saludó con una sonrisa pequeña. Sicheng olisqueó un claro aroma a miel.

ONE SHOTS: yuwin ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora