Un traje completamente blanco con detalles negros, una pequeña rosa blanca apegada sobre el lado de su corazón el cual palpitaba hasta hacerle doler el pecho; sentía nervios, incluso ganas de vomitar, pero quería pensar que todo era parte de la emoción que sentía o que al menos debería sentir.
Sicheng estaba a momentos de celebrar su compromiso civil con un hermoso hombre que conoció por obra de magia, por algún motivo del destino que él, ni nadie, alcanzaba a comprender.
Taeil de descendencia coreana y Sicheng china. Fue difícil desde un inicio. Para el chino fue un largo camino antes de llegar a donde se encontraba aquel día, aceptando una sortija de compromiso y prometiéndose a sí mismo que se convertiría en el hombre que Taeil merecía porque aquel hombre era de ensueño; amable, paciente, comprensivo y atento, algo que no se encontraba en todas las personas y Sicheng debía sentirse halagado de que una persona tan buena le confiara su corazón aún a pesar de que no lo mereciera.Dong Sicheng es un hombre sencillo, aunque su carácter erA blando y sensible, había pasado por mucho, convirtiéndose a la vez en alguien distante y reservado. No se sentía orgulloso de la persona que era, tampoco de los errores que cometió en el pasado, esos que le perseguían cada noche de insomnio y desvelo, recordándose que, por más que intentara perdonar y volver a amar, no podría hacer nada para remediar sus decisiones que en el pasado afectaron a las personas más importantes de su vida.
Dejó salir un suspiro, dejando el cepillo de cerdas negras sobre la base de madera, viendo aquel reflejo suyo sobre el espejo del tocador, sintiéndose vacío y con un nudo en la garganta que le acompañaba cada tanto.
Alguien tocó a la puerta esperando que Sicheng dejara que pasara, siendo una de sus damas de compañía la que entrara con una enorme sonrisa y un sobre blanco en la mano. No fue mucho lo que dijo, tampoco era que se conocieran demasiado, siendo que era más amiga de Taeil que suya, pero una simple y corta oración le hizo volcar el corazón.
—Llegó una postal para ti, viene de Tokio —dijo sin entender lo que aquello significaba.
La habitación volvió a quedarse en silencio, siendo habitada solo por el novio que escogió vestir de blanco, siguiendo lo clásico y convencional aunque aquella boda no lo fuera para nada.
Su primer instinto era abrir aquel sobre y saber lo que había dentro, saber qué era lo que aquel hombre quería después de tanto tiempo, pero sentía que no podía, que sus sentimientos eran tan frágiles que terminaría llorando y arruinando el maquillaje que solo hizo para aquel día tan importante, pero la vida no era para cobardes y Sicheng había pasado mucho tiempo siéndolo. Ahora solo quería olvidar su pasado y crear un futuro mejor, uno más feliz y estable, lejos de los corazones rotos y las falsas ilusiones.«Te escribo una postal desde Tokio, la ciudad que nos vio crear algo hermoso y momentáneo, tanto como un flasheo o un abrir y cerrar de ojos. Te escribo en japonés, este idioma que tanto te encantaba y el cual amabas oír salir de mi boca, diciéndote y relatándote historias para que durmieras entre mis brazos, olvidando las guerras que ambos atravesábamos al mismo tiempo, pero quizá todo esto te importe una puta mierda. Ni siquiera sé si tendrás el valor de leerme al igual que tuviste la fuerza para abandonarme cuando más te necesitaba, dejándome a la deriva, herido y con las pocas fuerzas para esperar a que regresaras y pidieras mi perdón, pero como lo sabía desde un inicio, tú jamás volviste a por mí y no quiero que pienses que esto es un reclamo, hace mucho que decidí dejarte ir, aceptar que tu vida está lejos de mí y de lo poco que podía ofrecerte; poco dinero, pero mucho, mucho amor. Quiero pensar que tardaste mucho menos tiempo que yo para volver a salir adelante, para ser el mismo y volver a salir a ganar la lucha contra el mundo porque, siéndote sincero, me tomó más tiempo del que me gustaría aceptar el volver a querer salir adelante, pero después de dos años lo he logrado por completo, o al menos eso creo.
Incluso escribí una canción expresando lo mucho que guardé en el fondo de mi corazón, recordando que tu siempre creíste en mí y en ese artista que estaba intentando crear. Recuerdo las noches que pasábamos en mi departamento, tú escuchando las pocas canciones que logré grabar en un estudio profesional, diciéndome que era lo mejor que habías escuchado y que el ser cantante era mi profesión perfecta, me pedías cada día que no desistiera, que mantuviera mis sueños claros y metas altas y eso... Eso lo tendré siempre conmigo, porque tú fuiste ese primer motivo que me alentó a seguir a pesar de sentir que todo estaba en mi maldita contra. Fuiste ese apoyo que sentí incondicional y totalmente sincero, te amé tanto que me da pena aceptarlo, confíe tanto que me dejaste vacío tras tu partida, pero incluso después de todo aquello tengo que aceptar que fuiste una parte esencial de mí y de mi vida, pero jamás comprenderé tu manera de huir de los problemas, de no querer arriesgar ni un pelo, aún si se tratase que algo que amaste, o que juraste hacerlo, ¿pero sabes qué? Después de todo, el que te hayas marchado sin siquiera decirme adiós fue lo mejor que pudiste hacer porque tu ausencia dolía menos que el silencio que creabas, la distancia que ponías entre tú y yo y que de ninguna manera logré romper. Mi amor no te bastó, tampoco todo el esfuerzo que hice por nosotros, pero de verdad espero que ahora, en estos momentos, seas una persona feliz y que el hecho de leer todo esto no te remueva sentimientos pasados que decidiste matar tú mismo.
Si comenzara a plasmar cada recuerdo que te involucra esto sería interminable, doloroso y poco necesario para mi salud mental, pero quiero que entiendas que escribo y envío esto con el único propósito de darle un cierre permanente a todo lo que alguna vez nos unió.
Te plasmo mis sentimientos y con esto, de una vez por todas, te dejo ir por completo, aceptando que solo fuiste un amor pasajero aunque hayas significado mucho más que solo eso.
Encuentra tu felicidad, Sicheng, no me importa si es del otro lado del mundo, sosteniendo la mano de otro y luchando por mantener a flote un hermoso amor, no importa qué hagas y cómo lo hagas, simplemente sé feliz.Te prometo que yo haré lo mismo.
—Nakamoto Yuta.»
Las lágrimas caían una a una por las mejillas de Sicheng, dejando marcas entre su piel y el maquillaje. Arrugó aquella extensa carta entre sus dedos, importándole poco el daño al material de papel.
¿Se sentía triste; afligido; desconcertado? Quizá todas esas y más emociones, dándose cuenta que el mínimo recuerdo de aquel hombre le seguía generando un sin fin de emociones y el más grande de los sentimientos que había sentido por alguien más.
—Jamás quise abandonarte, Yuta, pero debía hacerlo —susurró entre sollozos y pegando la arrugada carta contra su pecho—, el quedarte con una persona tan poco estable como yo solo te llenaría el camino de obstáculos.
Necesitabas crecer y yo madurar.
Pero ahora las cosas eran diferentes, había aprendido tanto tras aquella última visita a Tokio, Japón, el lugar donde, en un bar a media noche, conoció a Yuta, el cantante estrella de aquel pequeño local y creando desde ahí una historia de amor que pudo serlo todo, pero terminó en nada, en cenizas y recuerdos irrecuperables.
—Con esto también me despido de ti —volvió a decir para sí mismo, apretando sus ojos con fuerza y dando un último suspiro—. Taeil espera por mí.
Prometo, esta vez, hacer las cosas bien.
Por lo que pudo haber sido.
ESTÁS LEYENDO
ONE SHOTS: yuwin ver.
FanfictionHistorias básicas YuWin que no me atrevo a hacer fanfic. :D ((LIBRO CERRADO)) ✨ #1 - Yuwin 17.01.2021 ✨ ✨ #2 - Yuwin 26.01.2021 ✨