La primera batalla

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Mi hermano, quien está a mi lado, toma mi mano y aprieta la misma con fuerza haciendo que recuerde que estamos juntos en esto.
La madre de Jin y su abogado, son los que avanzan y de colocan en sus puestos de abogado demandante mientras todos nos sentamos detrás de ellos a la espera de declarar.
Un policía, aparece y se coloca delante del lugar donde se sentará el juez.
— Les pido que todos se pongan de pie para recibir al juez Kim. Quien estará a cargo de hacer el juicio en este caso.

Todos nos ponemos de pie y vemos un señor entrar y sentarse frente a todos. El hombre, se presenta y con ello, comienza el juicio donde el abogado que defiende a quien dice ser mi padre, manifiesta que su representante ha sido víctima de pruebas alteradas y daños que no ha hecho.
Tan inaudito y realmente tonto si alguien lo cree — me digo mentalmente.
— Solicito pasar a mi cliente a declarar la versión de sus hechos y serán ustedes quienes notaran que él es una víctima de personas malintencionadas. — dice su abogado defensor y yo ruego los ojos.
Un policía hace que jure decir la verdad sobre una biblia que no le tiene respeto. Porque sí lo tuviera, no hubiese hecho todo lo que nos causó.
El abogado que lo representa, se levanta y camina hacia él iniciando las preguntas.
— Dígame señor, Jeon. ¿En algún momento golpeó y abandono a sus hijos o difunta esposa? — pregunta el abogado y casi de inmediato, la basura que se hace llamar mi padre niega.
— Jamás les podría una mano encima a las personas que amo.
— ¡Eso es mentira! Nos golpeó a nosotros y a sus hijos sin sentir algún remordimiento — se queja Suga y él abogado golpea su pequeño martillo pidiendo orden que dañó el grito de Suga.
— Orden, por favor. Y joven, si no puede mantenerse tranquilo y callado, me veré en la obligación de pedirle que se retire de aquí. — dice con seriedad el juez.
Yo dirijo mi mirada a Suga quien esta sentado al lado de Kook y niego. Haciendo que él se disculpe y se siente. Es allí cuando el abogado de la señora Jin, nos mira y susurra.
— No se dejen llevar por su teatro o el juez creerá que son unos chicos malos y que él sólo buscaba defenderse. — advierte el abogado y todos asentimos en silencio.
— Siga abogado — dice el juez y este asiente.
— ¿Y de hay de la orden de alejamiento y la demanda por maltrato familiar? — pregunta su abogado.
Es verdad, debido a los maltratos, mi madre lo denunció y esa denuncia aún debe aparecer en su reporte jurídico.
— Como podrán saber, mi esposa tenía cáncer desde hace años y fue esa enfermedad la que causó que enloqueciera. — responde en medio del llanto mientras yo quiero aplaudir por tan increíble situación.
— ¿Qué le hace creer eso? — pregunto ta el abogado.
— Lo digo porque una de las tantas veces que se pegaba sola, llamé a un psiquiatra amigo mío para que me ayudara a conseguir ayuda para mi esposa. Fue él quien me recomendó al psiquiatra Scott que atendió a mi esposa por mucho tiempo e incluso comenzó a darle antipsicóticos porque durante las pruebas y terapias, descubrió que sufría de esquizofrenia.  Según el psiquiatra, quizás por eso era que se dañaba y aseguraba que yo lo hacía.
— Entonces ¿Qué hizo usted?
— Intenté alejar a mis hijos de ella y llevarla a un hospital psiquiátrico. Pero ella se negó e intento matarse con sus dos hijos en brazos y somnolientos. Ellos seguramente no se acuerdan de ello porque estaban muy pequeños.
— ¿Hace cuanto fue eso? — pregunta el abogado.
— Un poco más de quince años. Para ese tiempo, los niños eran unos bebés y ella los tenía consigo mientras estaba a la orilla de la azotea dispuesta a lanzarse con ellos si yo la alejaba de los niños.
— ¿Usted le dijo que la alejaría de sus hijos? — pregunta el abogado y él niega.
— Nunca le dije. El doctor que la trataba me dijo que no lo hiciera para no alterarla. Por lo que, cuando prometí quedarme con ella y se calmo, le preguntamos de donde lo había escuchado y dijo que las voces le dijeron eso.
>> Yo pensé que de todo ese caos íbamos a salir, pero su mejoría duró poco y después de recibir tratamiento sin mejoría, comenzó a decirme que me odiaba y que me mataría si seguía con ella. Fue en ese momento en que mi padre murió y me tocó regresar a Corea del Sur. Aunque estaba preocupado por mis hijos, había dejado a la amiga de mi esposa, para que estuviera pendiente de mis hijos y claramente seguí pasándoles dinero hasta ahora para que ellos crecieran sin problemas.
Mito a mi alrededor y noto como muchos observan con lágrimas en los ojos a ese hombre que es peor que el mismísimo Lucifer. Hoy me he dado cuenta de ello.
— Como pruebas, les he entregado el registro de las consignaciones mensuales a la amiga de su esposa y también el registro del psiquiatra que atendió a la señora Jeon — dice el abogado — Además, también tengo como testigos a la amiga de su difunta esposa y el psiquiatra que atendió a la difunta. Con ello, no hago más preguntas.
La sangre me hierve al jugar así con mi mamá. Pero no pienso caer en su juego, sino, ser parte de él. Si él sabe actuar, yo también y sé hacerlo mejor que él.
— Abogado demandante ¿Desea interrogar al acusado? — pregunta el juez y el abogado se levanta asintiendo.
— Sí, su señoría.
— Adelante.
El abogado camina hacia ese maldito hombre y pregunta directamente.
— Señor Jeon, ¿asegura que nunca golpeó a su difunta esposa?
— Podría jugarlo por mis propios padres ya fallecidos. — responde con seguridad.
— De acuerdo, entonces veamos esta grabación. — dice sacando de su saco un control remoto y encendiendo la pantalla ubicada a un lado del lugar. Allí, ya está un video donde los protagonistas son mi madre y ese hombre que se hace llamar mi padre. 
Como muchas veces, ese hombre la golpea y ella intenta defenderse. Pero él le gana en fuerza y es por eso que, la deja casi inconsciente en el suelo.
— Ese es un video alterado. Como todos los demás que crearon para dañar mi imagen — responde seguro.
— De acuerdo. Entonces veamos un poco más — dice el abogado.
Es allí cuando una vecina aparece en escena, ve a mi madre y llama por teléfono pidiendo ayuda.
— Esa mujer que ven allí, señor juez y jurado. Fue la mujer que más de una vez auxilio a la difunta mujer que muchas veces necesito de atención médica para recobrar el conocimiento. Y será ella una de mis testigos que pueden asegurar que este video no fue alterado. Por eso, ahora llamo a la señora White que vino con varias pruebas que no solo confirman el maltrato del señor Jeon con su esposa sino, con sus hijos e incluso hacia ella cuando ella intentaba proteger a los niños de su violencia.
Con esas palabras, la tranquilidad de ese hombre y su abogado, desaparecen. Ellos saben que peligran.
— Esta bien, si no tiene más preguntas. Haremos pasar a la señora White para escuchar su testimonio.
La señora entra en la sala y causa lo que yo no pude en ese maldito hombre que palidece con solo verla.
Por fin algo bueno.
La señora, hace el juramento y relata detalladamente los golpes que mi familia sufrió y como ella también experimentó los golpes por querer defendernos una vez. Ese relato, lo recuerdo en mi mente. Ya que, cuando eso pasó tendría unos siete años o más.
Durante su relato, ella muestra el reporte de sus heridas y como ese hombre la amenazó con matarla a ella y a su familia si declaraba en su contra. Incluso, tiene grabaciones de su voz que el juez debe mandar a analizar para saber si son de ese hombre. Ante su declaración, lo único que puede decir el abogado que lo defiende es que fue una testigo pagada para declarar en su contra. Pero al no tener pruebas de ello, nadie le presta atención.
Pobre tonto. Y eso que apenas comienza su larga tortura. Porque ahora sí estoy convencido que con la ayuda de la familia de Jin, él no se saldrá con la suya. Esa mujer, que ya había olvidado y estos nuevos amigos y su influencia, ahora son un rayo de esperanza para poder lograr la justicia que tanto mi familia anhela.
Los testigos del acusado pasan, al haber pasado los chicos y su abogado defensor asegurar que intentaron defenderse y en medio de la violencia de los chicos, terminaron dañándose. Es estúpido, pero al parecer, alguien cree en que las pruebas son alteradas. Por ello, el abogado defensor llama a testificar a la mejor amiga de mi madre. Esa que queremos como nuestra tía y jamás haría en contra de nosotros o algo que nos dañe. Pero al entrar a la sala y evitar mi mirada, algo me hace sentir incomoda.
No, ella no nos dañaría. Ella no sería capaz. Después de todo, no sería alguien que nos traicionaría.
— Dígame señorita, ¿usted conoce a este hombre? — pregunta el abogado
— Sí, señor. — dice ella — él es quien ha enviado todo el dinero que sus hijos necesitan para tener un techo, educación, comida e incluso ayudó en él tratamiento de su difunta esposa. Lo sé porque yo fui quien sirvió de intermediaria para entregar ese dinero por un tiempo. — responde ella y mi corazonada se vuelve realidad.
Entonces no era tan buena amiga y yo que creí que era alguien de confiar.
— ¿Usted sabe algo de la esquizofrenia de la difunta?
— Sí, yo estuve pendiente de que tomara sus medicinas.
— Maldita mentirosa — susurro en voz baja.
— Lo sé. Ahora me he dado cuenta que lo es — susurra mi hermano tan molesto como yo, por haber manchado la memoria de mi madre alguien que queríamos como una tía.
— Entonces ¿En qué momento dejó de ser intermediaria? — pregunta el abogado.
— Hasta que ellos comenzaron a vivir en Corea del Sur. Un mes antes, mi amiga sabía que no viviría por mucho tiempo. Así que, me pidió que hablara con su esposo y después de ello, llegaron al acuerdo de que él se haría cargo de sus hijos después de su muerte.
— No más preguntas — dice el abogado marchándose victorioso.
— Abogado demandante ¿Desea preguntarle algo a la testigo?
— Sí, su señoría. — dice el abogado.
— Dígame, señorita ¿Qué tipo de relación tiene con el señor Jeon? — pregunta el abogado.
— Objeción — dice el abogado defensor.
— Le puedo asegurar que la pregunta tiene un propósito importante para dar el punto al que queremos llegar.
— Entonces hágalo rápido. — dice el juez.
— Reformulo la pregunta, señorita ¿Usted tiene una relación amorosa con el acusado y recibió beneficios de ello en algún momento?
— Con todo respeto, pienso que mi intimidad no tiene algo que ver con el caso ¿No es así? — pregunta ella incomoda.
— Lo es si tengo evidencias sobre su amorío extramatrimonial. Su odio por su supuesta amiga y como realmente fue usted quien contacto al psiquiatra que tuvo una relación amorosa en el pasado son usted y acepto una gran suma de dinero justamente antes de atender a la mujer que aseguraba ser su amiga.— dice el abogado.
— Eso no es verdad. — dice ella con nerviosismo
— Señorita, prometió decir la verdad y si realmente no lo hace estará en problemas. Pero si descubrimos que usted es cómplice, tendrá que ir a la cárcel con su novio y creo que no le gustará.
La mujer mira a mi supuesto padre y niega.
— Todo lo que dije fue verdad. — susurra.
— Esta bien, no tengo más preguntas.
— De acuerdo. Ya hemos presentado los casos y varios testigos. Creo que esto será suficiente por esta sesión. Lo demás, será proporcionado en la siguiente reunión. Por lo que, por hoy, descansamos y analicemos las pruebas que hasta hora nos han proporcionado ambas partes.
El juez se levanta y todos nos levantamos para esperar que se marché. Con él, se llevan a mi supuesto padre quien ya no luce tan tranquilo como cuando llegue y eso es gratificante. Aun no sabemos el resultado del juicio pero me alegra saber que el abogado de la familia de Jin está dando una buena pelea para poder honrar la memoria de mi madre y protegernos de las garras de un mal hombre.
La madre de Jin habla con el abogado y asiente hacia nosotros dándonos la tranquilidad que necesitamos. Las cosas saldrán bien. Sé que Dios esta de nuestro lado y tenemos apoyo que necesitamos para lograr ganarle. Ahora si, no podrá con nosotros.


Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora