Insultos

440 33 0
                                    

— ¿Cuántas veces te ha pasado esto?—Pregunta Tae señalando mi pie—.
— Más de lo que me gustaría —comento sin más—.
— ¿Debería preocuparme? —Pregunta Tae —.
— No es necesario. Solo necesitare un poco de hielo para la inflamación, pastillas para el dolor y descansar un poco —comento—.
— Vaya, eres valiente —comenta Tae y yo bufo— No, enserio. Si fueras Min Ah, estuviera gritando hasta más no poder, mientras dice "sus últimas palabras".
Yo sonrío
— Es normal actuar así, cuando no estas acostumbrada al dolor.
— ¿Y tú ya te acostumbraste? —Pregunta Tae —.
— Más de lo que me gustaría admitir —comento recordando todas las veces que el dolor ha llegado a mi vida, mis amigos, mi novio, mi fracaso en lo que más amaba—.
— Mmmm, algo me dice que no estamos hablando de tu pie —comenta Tae —.
— Tae, no empieces —digo a la defensiva—.
Nunca me ha gustado que indaguen más de lo debido y, al parecer, a este chico le encanta hacerlo.
— Esta bien —Comenta resignado— Te prometo que no te preguntaré más. Ya que gracias a esta pequeña caída he logrado conocerte un poco más y quizás acercarme más a ti.
— ¿O sea que lo planeaste? —pregunto indignada—.
— ¡Claro que no, mujer! —Dice alterado— ¿Cómo se te ocurre decir eso? ¡Yo también me golpee por la caída!
— Mmmm pues simple —digo encogiéndome de hombros— Como tú lo dijiste antes, tú conoces muy bien este lugar. Por eso tomaste un atajo, que casualmente nos hizo caer en este lugar. Y después de eso dices que esta situación te ayudo a acercarte más a mí. Lo que llevas haciendo desde hace tiempo y ya me estoy empezando a preocupar —digo agarrando mi mentón, mientras Tae me ve indignado—.
— ¿Sabes? Debería dejarte sola en este lugar —dice levantándose—.
— ¡Hey! ¡Ni se te ocurra dejarme aquí sola! —le gritó—.
— ¿Por qué te preocupas? —Comenta Tae con una sonrisa ladina— Eres una chica autosuficiente, puedes hacer todo tú sola —dice sacudiendo su trasero—.
— ¡Pero no en mi condición!
— Vaya, que mal por ti —dice sonriendo—.
— Créeme que si te vas y me dejas aquí tirada, después que salga de aquí te voy a golpear tan fuerte que tus ancestros tendrán mareo —le digo furiosa—.
— ¿En serio? —Dice Tae — Esperare por ello —dice saliendo del hueco al apoyarse con sus brazos—.
— Vaya, jamás pensé que fueras tan poco hombre —digo sin más—.
— ¿Cómo dijiste? —pregunta Tae desde arriba—.
— Lo que escuchaste.
— ¿Por qué? ¿Por qué me acusaste injustamente de hacerte daño al caer en un hueco del cual yo no tenía ni idea y yo decidí no arriesgarte más estando a mi lado para que después si te pasaba algo malo me echaras la culpa a mí también como ahora? —pregunta indignado—.
— ¡Ay por favor! Sabes perfectamente porque eres un poco hombre —digo cruzándome de brazos y él se pone más rojo de la furia— Eres un poco hombre porque por tu culpa estoy adolorida y no piensas asumir tu responsabilidad.
— ¡Yo no tengo la culpa que andes debilucha! —Dice Tae — Además, si mi memoria no me falla tú estabas mal de tu pie desde antes que llegaras a la fiesta de Min Ah.
— Sí, pero una cosa es que estuviera con malestar, a que ahora tenga un esguince debido a que una jirafa cayera encima mío —comento furiosa—.
— ¿Jirafa? —Pregunta Tae —.
— Si, jirafa. Porque eres largo y amarillo —digo mientras veo como Tae se indigna más—.
— ¿Qué culpa tengo yo de que seas una pitufa amargada? —dice Tae —. ¿Sabes? No entiendo cómo eres amiga de mi hermana. O sabes, si sé, ella tiene pésimos gustos tanto para conseguir novio como para conseguir amigos.
— Púdrete Tae.
— Eso te digo yo —responde Tae — adiós.
— Adiós.
— Espero que no te coman los animales salvajes.
— Prefiero eso a estar cerca de ti —digo decidida—.
Sí, soy una tonta que piensa más en su orgullo que en salir de aquí, pero Tae saca lo peor de mí en segundos.
Narrador omnipresente.
Tae caminaba de un lado a otro mientras trataba de calmar sus emociones.
Acercarse a Ha-ri era difícil, por lo que, el que ella se enamorara de él resultaba doblemente imposible.
Ha-ri era una chica grosera, sin miedo a dar su opinión, que nada ni nadie la intimida y que siempre hacia lo que quisiera. Ella es una chica que mientras todas las chicas morían por estar cerca de él o que por lo menos la mirara, para Ha-ri era algo sin importancia; mientras todas las chicas estaban maquillándose o leyendo novelas románticas esperando su príncipe azul, Ha-ri estaba con un libro aprendiendo un nuevo idioma — lo sabía por las portadas de los libros y su fluidez al practicar en los recesos—.
Tae no podía proponerse a aprender todos los idiomas que Ha-ri sabe para sorprenderla, ya que a ella le da igual que alguien sepa hablar los idiomas que ella habla. Tampoco podría atraerla con que viajan a varios lugares, (ya que según Min Ah, Ha-ri aprendía varios idiomas porque amaba la cultura y tradiciones que estas traen, así que aprenderlos y visitar dichos países era común en sus vacaciones) porque ella tiene dinero para hacerlo y a decir verdad ha viajado más que él. Literalmente Ha-ri es muy distinta de las chicas que él frecuentaba y sabia manipular. Definitivamente Ha-ri era un reto, un reto que no estaba dispuesto a perder. Así que respiro profundo y se tragó su enojo.
Mas calmado, bajó al hueco para posteriormente ayudar a subir a Ha-ri mientras ella volvía a insultarlo. Sí, le ayudo pero continúo insultando.
Tenía un camino largo con ella.
Ha-ri era una bestia indomable, sin duda. Pero toda bestia tiene una debilidad y para Tae era indispensable encontrarla. Necesitaba ganar este juego.
Entre tantos insultos por parte de Ha-ri, lograron salir del hueco, en vista de que ella no podía caminar por su pie. Tae siendo guiado por Ha-ri, logro inmovilizar el pie de ella con lo que pudo encontrar a su alrededor. Después de eso, la cargo en sus brazos hasta llegar a la cabaña en la que se hospedaban.
— ¡Dios mío, Ha-ri! ¿Qué te paso? —Pregunta Min Ah preocupada a penas los chicos están dentro de la casa—.
— Estaba con tu hermano, eso fue lo que paso —dice Ha-ri sin más—.
Tae gruñe molesto y la deja en uno de los muebles, para irse a su habitación.
Namjoon llega rápidamente donde se encuentra Min Ah y Ha-ri y le tiende una comprensa de hielo.
— Gracias, Namjoon —dice Ha-ri al recibir la comprensa—.
— ¿Necesitas algo? —pregunta Min Ah preocupada—.
— Sí, que me ayudes a llegar a mi habitación para poder lavarme un poco —dice Ha-ri —.
— Bien —responde Min Ah ayudándola a levantarse —.
(...)
Narra Ha-ri.
Salgo con cuidado de la ducha con mi pijama azul cielo.
Toc, toc —escucho del otra lado de la puerta—.
— Pase —digo mientras camino hacia la cama—.
— Ha-ri ¿Cómo vas? —pregunta Min Ah— Tae me conto lo que paso.
— Que bien —digo sin importarme el tema de conversación —.
— También me dijo lo que necesitabas —comenta Min Ah intentando que la conversación no muriera—.
— ¿Qué sea más amable y menos estúpido? —pregunto—.
— No, eso no —suspira— Las pastillas que necesitas para el dolor —asiento— Así que Namjoon y yo saldremos a comprarlas.
Mis ojos se abren como plato, algo me dice que esto no me va a gustar.
— Por lo que le dije a mi hermano que te cuidara mientras no estoy —comenta Min Ah—.
— ¿En serio?, ¿Tu hermano va a cuidarme?—suspiro indignada— ¿Estas segura que no aprovechará este momento para terminar lo que no hizo antes?
— ¿Qué no termino? —Pregunta Min Ah con mucho interés—.
— Matarme —digo con obviedad y Min Ah rueda los ojos—.
— Vamos, mi hermano se pone insoportable con Namjoon, lo cual no nos deja disfrutar de nuestra escapada así que te necesito, además, mi hermano no es tan malo como para matarte, él es...
—... ¿Idiota? ¿Petulante? ¿Insoportable? —la interrumpo.
— Ha-ri —dice reprendiéndome a lo que yo me enojo de hombros —.
Suspiro, frustrada por esta situación.
— Te escapaste Min Ah, eso no quiere decir que estás en tu luna de miel, como para estar todo el tiempo con Namjoon. Sin contar que deseas salir sin tomar en cuenta la gravedad del asunto en el que tú nos has metido—digo frustrada—.
— Para mí, es como una luna de miel—dice feliz—.
— Una luna de miel es de dos, no de cuatro —comento—.
— Sí, pero tú me diste la idea —comenta alegre—.
— Pésima idea
— Vamos, no seas mala solo distráete con Tae —dice tomándome de las manos, expectante a mi respuesta a lo que mi silencio hace presencia—. No te puedes mover por tu pie —dice señalando mi pie para después alzar su dedo índice— Y Tae no está interesado en salir —dice levantando su otro dedo índice—. Son la combinación perfecta —dice juntando ambos dedos índices—.
— ¿Eres consiente que la última vez que me dijiste eso regrese con un esguince en el tobillo? —Comento indignada— ¡Tu hermano y yo somos con el agua y el aceite que no se pueden mezclar! ¡Como la gasolina y el fuego porque se pueden prender! Como...
—... como lo negativo y positivo que se pueden atraer —dice alegre— Nos vemos después Ha-ri.
Estoy impactada.
— Espero que te mejores para cuando regrese.
No sé por qué ese "cuando regrese no es pronto".
— ¡Oye, espera un momento! —grito pero ya Min Ah se fue.
Segundos después se encuentra Ha-ri en la puerta de mi habitación.
Esta noche será larga.
Malditamente larga.
Con solo verlo se me descompone la vida.
— Como te habrás podido dar cuenta —comenta Ha-ri en el umbral de la puerta — No fue mi idea, ya que sabes que no estoy a gusto con tus falsas y groseras opiniones hacia mí.
Me levanto poco a poco hasta quedar de pie.
A juzgar por mi desconfianza hacia él y mi instinto de supervivencia, definitivamente el quedarme acostada y lastimada en mi habitación estando él como mi "compañía" no me parece prudente.
Sin duda, tengo que estar alerta.
— Yo diría que no son falsas, mi querido Tae — digo con sarcasmo en las últimas palabras —.
— ¿Tienes pruebas? — Pregunta Tae con desdén —.
— No, pero tampoco dudas —comento sin más—.
— ¿Qué es lo que no te hace dudar? —Pregunta Tae — Porque a decir verdad me he portado muy bien contigo a pesar de tus quejas.
— ¿Tan joven y con problemas de memoria? —Pregunto— O ¿No recuerdas cuántas veces intentaste molestarme en el Instituto?
— Sí, pero eso era porque no confiaba en ti —dice inmediatamente— Ahora...
—... Ahora nada. Tu cambio repentino muestra que tus acciones no son sinceras —comento segura — No sé qué intenciones tienes para cambiar tan drásticamente. Pero un consejo si te doy, lo que sea que pienses no te va a resultar. Porque hay algo que yo tengo y tú no posees aparte de la inteligencia, claro está.
Observo como Tae cambia de un color rojo vivo por la rabia.
— Sé perfectamente cuando una persona finge y en tu caso —digo señalándolo— No es necesario mirarte a los ojos para saber que tú no estás siendo para nada sincero.
— ¡Yo no te miento!—comenta Tae furioso— ¡Lo que pasa aquí es que eres tan amargada, antipática y te crees tan superior a los demás que crees que si alguien es amable es porque necesita suplicarte para llamar tu atención o desea obtener algo de ti!
— ¿Me Estás describiendo a mí o a ti? —pregunto altiva—.
Tae endurece sus puños a tal punto que se tornan de un color blanco
— Cree lo que quieras pero te lo digo de una vez Ha-ri ¡Tú no eres nadie! Solo eres una más del montón, porque lamentó decirte que lo único especial que tienes es tu mal genio. ¿Por qué? —Se pregunta así mismo mientras se acerca a mí— Porque si de inteligencia hablamos, todos nacemos inteligentes. Lo que cambia es que uno se apasione y estimule su inteligencia en algo específico, es por eso que eres buena en los idiomas, como yo en la música, deportes entre otras cosas. Así que no, no eres un pizca especial. Además, nadie se acerca a ti por tu forma de ser y eso es la realidad.
— Prefiero que nadie se me acerque, que estar rodeado de hipócritas —comento mirándolo a los ojos—.
— Lamento comentarte que no estoy rodeado de hipócritas, como dices —dice y siento su respiración golpear mi cara ya que estamos frente a frente y muy cerca. Demasiado cerca. Y lo peor de todo es que no recuerdo cuando se acercó tanto a mí.
Sus ojos se ven oscuros, quizás del odio, rabia, frustración o un poco de todo lo que puede estar experimentando ahora. Su ser desprende oscuridad, furia y quizás violencia. No sé porque pero con sólo verlo puedo decir que el chico calmado que todos conocen es sólo una fachada. Sin embargo, a pesar de ser más alto que yo, quizás unos quince centímetros o más; tiene una gran cantidad de masa muscular que ni con diez años de gimnasio lograría; como tampoco el saber de que tengo mi tobillo inmovilizado y que él está en perfectas condiciones, que su ser desprende una oscuridad que cualquier persona haría retroceder. A pesar de saber mis tantas desventajas, no me dejo intimidar. Todo lo contrario, me burlo.
— Sabía que tu inteligencia era poca, pero no sabía que tu grado de estupidez fuera tan alto —comento sonriendo— Esta bien —digo caminando hacia la puerta, para salir de mi habitación.
Cuando me encuentro en el umbral de la misma volteo para observarlo.
— Si quieres morir engañado bien por ti. Pero algo si te quiero decir, realmente  prefiero ser como soy y tener a pocos en mi vida pero valiosos, que tener una manada de "amigos" —digo resaltando las comillas con mis dedos— que te aman y adoran pero que a penas das media vuelta hablan horrores de ti. Aunque a decir verdad, no es que estén diciendo mentiras.
Él retrocede un poco mientras cierra los ojos quizás intentando calmarse y dice.
— Ahora comprendo porque nadie se te acerca. Ahora lo entiendo perfectamente.
Lo miro con mi típica expresión de ¿En serio? ¿Descubriste América?
— Ya que con ¡Tu maldito humor, ni el ser más amoroso del mundo se acercaría a ti! Por eso entiendo que cada muestra de afecto o atención para ti es una mentira o una trampa.
Esta hiperventilando de la rabia. Su pecho sube y baja frenéticamente mientras sus oscuros ojos me miran con enojo.
— Evidentemente es algo que nunca te han brindado, porque es fácil entender que ¡Nunca has tenido amigos y mucho menos novio! Eres un ser humano que nunca ha sentido, ni tenido muestras de afecto de ningún tipo. Es por eso que ahora entiendo perfectamente porque tus compañeros de patinaje prefirieron morir que estar contigo un minuto más —dice esto último a centímetros de mí mirando hacia abajo debido a mi baja estatura—.
Sin siquiera pensarlo dos veces mi mano golpea con toda mi fuerza su mejilla.
— ¡Eres un imbécil! —gritó para después alejarme de él —.
Mis manos tiemblan del coraje, mis mejillas están húmedas por las lágrimas que salieron sin previo aviso. El dolor que siento en mi pie no es nada en comparación con el que siento en mi corazón.
Camino con dificultad por mi pie, mientras busco por el pasillo algún teléfono, cuando lo consigo lo primero que hago es marcar el teléfono de mi hermano.
Después de tres tonos logra contestar.
— ¿Hola?
— ¿Hermano? —logró decir entre el llanto—.
— ¿Ha-ri? —no respondo— Ha-ri soy Yoongi ¿Qué te sucede? ¿Estás bien? ¿Dónde estas?
— ¿Dónde está mi hermano? —pregunto sin dejar de llorar—.
— Ahora mismo salió a recoger a tu mamá, pero se le olvidó llevar su teléfono debido a la prisa. ¿Estás bien? ¿Qué te sucede? —me quedo en silencio— Ha-ri lo que sea que necesites estoy aquí para ayudarte, no te cierres a mí.
Sin pensarlo dos veces le digo
— Ven a buscarme, Villa XX número XX —digo hipando —.
Prefiero molestar a Yoongi y que me bombardee con preguntas debido a mi aspecto a estar un segundo más cerca de ese imbécil—pienso—.
— Estaré allá enseguida. Y Ha-ri, cálmate un poco ¿Sí? Nada de lo que sea que estés pasando merece que estés así ¿Bien?
No digo algo, sólo cuelgo para bajar a la sala.
¿Nada de lo que sea que esté pasando merece que este así? —Pregunto mentalmente mientras recuerdo las palabras de Yoongi— Un imbécil se atrevió a mencionarlos, sin siquiera saber porque paso, ni cuanto me afectó y me sigue afectando eso.
— Ha-ri — dice Tae saliendo de la habitación y yo inconsciente volteó— Ha-ri espera un momento — habla al ver que estoy caminado de nuevo—.
Bajo las escaleras lo más que puedo pero mi pie no me lo permite tanto como yo quisiera. Por lo que al bajar las escaleras Tae logra tomarme del brazo.
— Suéltame —le digo mientras intento zafarme de su agarre sin voltear a verlo—.
— Ha-ri, por favor hablemos —comenta Tae — Mira, sé que te dije cosas que no debía, por lo que tu bofetada la merecía, pero por favor vamos a hablar.
Algo si era seguro —pienso— Tae me investigó, a tal punto de saber que eso era un punto débil para mí.
— Suéltame si no quieres otra bofetada de mi parte. Y te lo digo ahora, pego fuerte.
— Lo sé, ya experimente una y no quiero volverla a sentir —comenta quizás intentando sentirme culpable o quizás hacer que el ambiente tenso entre nosotros se calme. Sin embargo su quizás burla no me causó gracia—.
La puerta de la cabaña se abre mostrando a Min Ah y Namjoon sonriendo.
— ¿Que pasó aquí? —Pregunta Min Ah al vernos—.
A kilómetros se sabía que estábamos a pocos segundos de que uno de los dos muriera por mano del otro y seguramente el muerto sería él. Ya que estoy como dicen en Colombia, tengo tanta rabia que ahora mismo si me pica una culebra no sangro y es ella quien muere.
Ignoro su pregunta y miro a Tae.
— Te diré algo Tae Kim, si tienes pensado en un futuro tener hijos —miro sus partes — propios te aconsejo que me sueltes ahora mismo. A menos que estés interesado en la castración manual y créeme cuando te digo que no me va a temblar la mano para hacerlo—digo fríamente enseñando mis largas uñas—.
Poco a poco fue suavizando su agarre.
— Bien —dice Namjoon— No sé qué pasó aquí, pero lo mejor será que se calmen un poco.
— Yo estoy calmada —digo mirando a Namjoon— Tan calmada que comprendí perfectamente que no puedo estar más aquí. Por lo que para que no haya más discusiones, lo mejor será que me vaya. Con permiso — digo mientras tomó unas muletas que estaban en la sala—.
— Espera un momento Ha-ri —dice Min Ah — No puedes salir así. Estas lesionada.
— Prefiero caminar lesionada y salir de aquí que estar en este lugar con este sujeto —digo mirando a Tae — Ya no lo soporto.

Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora