Tener fe

53 2 0
                                    

Estaba demasiado avergonzada y lo peor, era que no podía escapar de la vergüenza que iba a vivir cuando bajara. Por lo que, respiro profundo y baje las escaleras con cuidado de no tropezarme y hacer mi vida más vergonzosa.
Cuando bajo, Taehyung no se encuentra y ello hace que la atención se centre en mí. Min Ah, es la primera que ataca.
— ¿Te encuentras bien, Ha-ri? — pregunta Min Ah en tono burlón.
— Estoy bien, ¿y tú, Min Ah? Vomitaste mucho para estar tan tranquila hoy. — respondo y todos sonríen por mi contraataque.
— Bueno, mi estómago es terrible. Pero, me alegra que estas de buen humor. A diferencia de ayer, estas radiante y… marcada. Tendré que decirle a mi hermano que cuando te tome de las muñecas, no deje marcas — se burla.
— No hables, Min Ah. Tú eres la que más secretos tienes aquí.
— Esto si que esta interesante — se burla Jin y las chicas, ruedan los ojos.
— Bueno, lo mejor es que comamos primero. Hay varias cosas que hacer — dice Hoseok.
Cuando busco un poco de comida, alguien toca a la puerta y Min Ah, suspira profundo
— Es para ti, Ha-ri. Han venido a buscarte desde muy temprano — dice Jin y yo me levanto curiosa por saber de quien habla.
Cuando abro la puerta, la chica que el día de ayer sus padres me habían menospreciado, estaba frente a mí con una mujer con rasgos parecidos a los de su padre. No necesitaba ser adivina para saber que eran familiares. Lo que me sorprendía era que estuvieran aquí y más, que hayan venido varias veces
— Hola, ¿cómo están?
— Hola, Ha-ri. Ella es mi tía, por ella la conocí a usted. Ella quiso ser patinadora y me enseñó a apreciar la magia de cada presentación — dice la chica y yo saludo a la mujer.
— Hola, lamentamos perturbar su descanso y más, con todo lo que sucedió ayer.
— No se preocupe. Pasen y hablemos adentro. — los invito y ambas mujeres entran. Por lo que, las recibo en la sala, mientras los chicos y Min Ah, se marchan a otra parte de la casa.
— Seremos directas. Lo que menos quiero es que pierda el tiempo por segunda vez — dice la mujer — Queremos pedir disculpas por lo que sucedió ayer y pedirle que, por favor, le enseñe a mis sobrinas. Como yo, varias chicas quieren disfrutar del patinaje en el pueblo y si usted nos instruye, sé que será posible ser buenas.
— Pero…
— Sabemos que la esposa de mi hermano, la ofendió y si yo estuviera en su lugar, les cerraría la puerta. Pero, usted es buena. Tanto, que es mucho más de lo que alguien como mi cuñada, podría apreciar.
— Sí, señora Ha-ri. Nosotras tenemos un sueño que ella no comprende y mi padre, escasamente apoya. Pero, mi tía y yo, queremos hacer realidad nuestros sueños y otras chicas y chicos del pueblo y otros cerca, quieren ello.
>> Si acepta, todos podemos arreglarnos de acuerdo al horario que crea pertinente y así, todos podríamos recibir clases. Claramente, cada uno podría pagar por sus clases y fechas especiales, podríamos descansar. Pero… el punto es que, he sido enviada por todos para que usted acepte darnos clases.
Intento salir de mi asombro, procesando toda la información que en menos de cinco minutos me dieron. Cuando logro respirar bien, es que decido responder.
— Esperen un momento. Debemos pensar bien las cosas. Esta bien si enseño a una o dos chicas. Pero, enseñar a tantas personas, requiere de mucho dinero. Patines, una pista y varias cosas que, como aspirantes a patinadoras profesionales, necesitan tener.
>> Así que, pensemos un poco primero. Porque, aunque sus intenciones son buenas, debemos tomar las cosas con calma. Ya que, lo que menos deseo es aprovecharme de sus ganas por ser entrenadas, chicas.
— Bueno. Agradecemos su sinceridad. Pero, nos mantenemos firmes en que todos queremos recibir su instrucción. Así que, díganos que hacer. Si nuestro dinero no es suficiente, podemos hacer rifas y todo tipo de actividades que nos ayuden a recaudar dinero.
— Bueno, pensemos primero sobre donde podríamos entrenar y claramente, no es un lago congelado. Ya lo demás, podremos analizarlo con calma.
— Entonces, ¿acepta ser nuestra entrenadora?
— Les digo que no voy a ser suave. Para ser buena necesitan disciplina y esa no se logra siendo suave, ¿entienden lo que quiero decir?
La niña se emociona y salta hacia mí abrazándome.
— Gracias, maestra. Gracias por perdonar a mi familia y ayudarnos — dice la chica.
Después de despedirlos, cierro la puerta detrás de mí y camino a la cocina. Allí es cuando noto que casi todos los que están en la casa, se quedaron a escuchar la conversación en cuclillas y por no poder moverse todos, fueron descubiertos por mí.
— Ustedes si que no dejan de sorprenderme  — murmuro buscando un poco de agua.
— Bueno, estábamos preocupados por lo que pudiera pasar. Pero es bueno que no haya necesitado nuestra intervención — dice Hoseok.
— Son chismosos. Eso es todo — respondo y ellos bajan la mirada un poco avergonzados por ser descubiertos — pero les agradezco estar en todo. Muestran que no estoy sola.
— Ya no lo estarás más, Ha-ri — dice Namjoon y yo sonrió.
— ¿Ya comieron?
— Claro, mucho antes de bajar el adorno navideño colgado del tejado — bromea Jin recordándome a Taehyung.
— Bien, lo entiendo, ¿qué vamos a hacer hoy?
— Buscar la decoración navideña. Pero, come primero, no quiero que alguno de los dos se desmaye por ayunar después de tanto trabajo duro — susurra Min Ah y los demás se burlan.
Ruedo los ojos cuando Esteba entra en escena y las bromas aumentan su potencia.
Es evidente que tener personas contigo, tiene sus desventajas. — me digo mentalmente mientras como un poco.
Terminamos de comer y nos dividimos en dos autos por otro día de compras donde cada uno debe comprar los regalos de navidad. Porque prometí no salir más a comprar algo por lo que queda del año.
Mientras todos se distraen, llega un momento donde nos dejan a solas. Lo cual, Taehyung aprovecho.
— Casi me parto la espalda por seguir tu plan — dice Taehyung y yo finjo que no me da cierta risa.
Cuando todo pasó, me asusté. Creí que iba a herirse gravemente. Pero, ahora que todo peligro pasó, me causa risa la tontería que lo había incitado a hacer. Como no habló, él decide cambiar de tema, mientras con delicadeza, toma mi mano y la esconde en su chaqueta.
— Entonces, ¿vamos a vivir aquí, entrenadora?
— ¿Vamos? — pregunto curiosa.
— Sabes que voy a quedarme contigo, a donde vayas. Tengo que cuidar lo que es mío — dice y mi prótesis falla haciendo que caiga en sus brazos, al él extenderlos para impedir que me caiga.
— Lo siento.
— Tranquila, disfruto que te lances a mis brazos. — dice Taehyung en tono burlón y yo me alejo de él, como si quemara.
Es evidente que hoy es el día de pasar vergüenza y a todos, les encanta resaltar ello el fía de hoy. Intento mantenerme en pie, pero la prótesis comienza a dolerme y por ello, me aferro a su hombro para no caer.
— ¿Estás bien?
— Me molesta. — murmuro.
— Vamos a sentarnos un rato y deja que vea como esta todo. — dice ayudando a que me siente en la silla más cercana.
— Estoy bien. Además, no me resulta cómodo que otros vean que mi pie es falso — murmuro.
— Ha-ri, ya lo hablamos. No debe importarnos lo que los demás puedan pensar de nosotros. Lo importante es nuestra comodidad y ser felices sin inmiscuirse en la vida de los demás ni ellos en la nuestra, ¿lo recuerdas?
— Sí, pero…
— Pero nada, si te incomoda, puedo quitarte eso. — dice y yo medito si necesito esto.
— Estaré bien, quizás, este cansada. — murmuro y él asiente
— Entonces, vayamos a casa — dice y de inmediato, me toma en sus brazos como si nunca hubiese estado herido.
Como si sus heridas, no hubiesen dejado secuelas o si yo pesará muy poco. Bueno, creo que es la segunda opción. Como me lleva en sus brazos, comienzo a ser el centro de atención de todos y mi prótesis, se muestra ante los curiosos. Haciendo que el asombro, cambie a lástima. Algo que detesto ver en otros cuando me miran
— Puedes recostar tu cabeza en mi pecho, finge que estas dormida y yo, podré sufrir por ti las incomodidades. Recuerda que ese es mi trabajo, cariño — dice en tono dulce y yo escondo mi rostro cerca de su cuello, donde huelo su aroma característico.
Juntos, salimos del lugar mientras él me carga como una dama frágil. De esas que, en él pasado, había detestado ser. Pero ahora, me agrada. Me causa felicidad ser protegida y querida.
Llegamos al auto y nos marchamos, cuando creo que vamos a casa, el desvía andando por las afueras del pueblo. Allí, veo el gran lago del que me habían hablado y como otras personas patinan. Era hermoso, la puesta de sol lo hacía hermoso.
— Disfruta esta vista. Porque estoy seguro que pronto serás parte de ella.
— Solo seré una entrenadora que no podrá patinar.
— Podrás hacerlo. Ten fe, cariño. — murmura Taehyung y yo asiento.
Ojalá la fe me regresara a la pista de hielo

Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora