XVIII - Deshonra

72 8 12
                                    

. . .

Puede que fuera de noche, con múltiples paraguas protegiendo a las personas de la fría lluvia que caía encima, incluso puede que una gran ventisca amenazara con llevarse volando los sombreros de todos los oficiales del sitio.

Una muy buena escena no era, pero si supiéramos qué ocurría... estaríamos de acuerdo que todos ellos se lo merecían.
Entre los escombros de edificios destrozados producto de la feroz lucha ocurrida hace poco múltiples hombres arrastraban a la vulnerable demonio con cadenas y correas, dándole toques eléctricos para hacerla avanzar.
Puede que la electricidad no le hiciera daño, pero sentía el dolor.

Además, estaba demasiado débil, tanto que no podía defenderse.

Puede que estuviera consciente, aunque era producto de los golpes que le habían dado para intentar 'despertarla', además de haber pasado un largo rato sobre el húmedo suelo. Sus escamas dejaban caer gotas de agua, algunas mezcladas con el característico líquido rojizo tan aterrador para algunos.
Aunque estuviera a segundos de desplomarse las autoridades la obligaban a moverse.

Finalmente llegó hasta la parte trasera de un enorme camión con una celda perfecta para transportar animales enormes. Claro, tenía una barrera de energía que anulaba toda clase de magia.

Es decir, no podría escapar ni aunque quisiera.

Tampoco es que pudiera huir; con su cuerpo sangrando y sus extremidades temblando... es fácil pensar que tardaría un muy buen rato en recuperarse.

Quizás lo haga antes de su condena de toda la vida.

Si, lastimosamente la tendrían encerrada en una celda específica para demonios de alto rango por el resto de su vida. Vería a la humanidad pudrirse otra vez, como siempre había hecho.
Lo peor era el mirar a sus lados, viendo que la mayoría de las personas la veían con terror o desconfianza.

Algunos pocos alegaban que, aunque fuera una demonio peligrosa los había protegido durante tanto tiempo que habían perdido la cuenta de los años. Si ella era peligrosa no se imaginaban lo que podría ser algún monstruo queriendo matarlos a todos.

Lastimosamente... la mala fama de los demonios, los edificios destrozados alrededor, la inseguridad y las capacidades de la propia demonio eran lo suficientemente fuertes para superponerse sobre la opinión colectiva, resultando en un rotundo 'NO' a la idea de dejar libre a la demonio.

En conclusión, la encerrarían para investigar sus cualidades, arriesgándose a dejar a toda la nación sin seguridad alguna.

Pero, entre toda la multitud que veía a la demonio ser transladada a la gigantesca jaula... alguien en específico veía toda la escena con un nudo en la garganta, temblando levemente por el frío y dudando si había hecho lo correcto.

Ese alguien... era Updyke.

Se cuestionaba si realmente había hecho lo correcto. Es decir, 'el bien mayor', ¿No?
Había logrado atrapar a un demonio de alta clase, como si un pescador hubiera atrapado un tiburón blanco gigante.

Pero... no podía evitar sentirse mal por alguna razón.
Era extraño; nunca había tenido remordimientos antes, y mucho menos cuando estaba haciendo su trabajo de contener amenazas y eliminar peligros para la sociedad.

Por eso mismo era extraño que se sintiera mal.
O lo era... hasta que ella lo miró.

Ambos cruzaron miradas durante unos segundos que parecían milenios, analizando y entendiendo cada sentimiento que transmitía esa mirada. Los ojos de la demonio transmitían miedo, ira, resentimiento, dolor, frustración; pero una emoción de entre todas esas destacaba: decepción.

⭔O.M.C.A. (Updyke × Reader)⭔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora