⭔O.M.C.A. (Updyke × Reader)⭔

XX - Libertad

. . .

…

Pam…

Pam.

PAM.

Salpicaduras por doquier manchando las paredes.

Oscuridad total que inundaba los azulejos.

Jadeos ahogados en su propia sangre.

Temblores que parecían espasmos.

Esa era la situación de nuestra protagonista.

Tanto tiempo sin siquiera estirar sus extremidades, poder respirar aire fresco o si quiera sentir el contaminado aire llenar aus pulmones con las mil y un bacterias que volaban por ahí.
Le resultaría muy díficil acostumbrarse, aún peor cuando estaba a centímetros de la salida de aquel sitio donde había pasado ya 24 meses pudriéndose entera.

Caminaba como si se estuviera muriendo, casi porque literalmente sentía que se estaba muriendo.

De su boca caían hilos finos de sangre, los cuales se encargaban de ensuciar sus ya de por sí sucias escamas y parte de la ropa que apenas se veía en su forma. Ensuciaban sus blanquecinos colmillos y escurrían por su barbilla.
Su vista era bastante borrosa, y aún peor cuando había tanta luz por ser plena tarde.

Al reventar las puertas con un simple puñetazo logró colarse entre el pequeño hueco donde apenas y cabía. Estiró sus alas y se dispuso a volar, apegando las mismas a sus brazos principales para que el volar le fuera más ameno y no se hiciera mierda a medio camino.

Dios, eso debe doler.

Mientras volaba veia las calles del todo desgastadas, edificios destrozados y múltiples llamas por doquier; ya sea que fuera un basurero incendíandose, una casa en llamas o simplemente fuego esparcido por las calles al azar le daba ese toque devastado del que alguna vez fue testigo.
Cómo no, en el 9/11.

Las nubes eran oscuras, y una amplia capa de niebla oscura cubría lo poco que intentaban alumbrar los generosos rayos de sol.

En resumen: era un caos.

Algunos demonios caminaban por allí como lo más normal del mundo, como si no estuvieran en el mundo de los vivos.

Cielos.

Aunque… bueno, tanto que predicaban que "el señor siempre los ayuda, los vigila y les apoya", pero, a la hora de la verdad ese tal "señor todopoderoso" andaba a su puta bola, dejando que la humanidad se pudriera por la culpa de esas bestias.

Quizás era un castigo divino, quién sabe.
Sólo él lo sabrá.

. . .

Un gran aterrizaje.
Múltiples piedritas salieron a volar, además de bastante polvo que se alzó sobre el suelo producto del gran impacto.
Resguardó sus alas tras su espalda como si fueran una capa, adentrándose en aquellas instalaciones aún con su boca sangrando.

Ya todo Nueva York sabía que ella era una demonio, ¿Para qué seguir ocultándolo?

Los pocos guardias que permanecían vigilando las instalaciones no significaron riesgo alguno para la demonio.

Usando sus manos aplastó el cráneo de uno, a otro le pisó el cuello, a un par les empaló con sus cuernos, otro murió estrangulado por sus colas y otros pocos murieron calcinados por sus abrasadoras llamas.

Ya no le importaba lastimar.
Ya no le importaba matar.
Ya no le importaba nada.

Simplemente quería acabar con todo para volver a su hogar y tirarse en su cama.
Quizás moriría desangrada si es que no dejaba de literalmente babear sangre.