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- Papá, despierta.- Dijo el pequeño intentando despertar a su padre.

- ¿Qué paso?- Pregunto el mayor adormecido.

- Mamá, está enojado y te quiere ver abajo en la cocina en este mismo instante.

Raptor se asustó un poquito y pregunto.- ¿Qué te dijo tu madre exactamente?

- Dijo: "Cariño, ¡Dile a tu pare que se dejé de dormir y que venga aquí de inmediato! Y si sigue durmiendo, dile que estará en problemas."

Raptor apenas escucho eso, se levanto de golpe y bajo a la cocina, donde estaba su novio enojado.

- Hasta que bajas.

- Perdón, perdón, y... ¿Qué pasaba, cariño?

- Necesito hablar contigo, Haru, tesoro, ve a hacer lo que te pedí, por favor.

- Sí, mami.

Raptor con el corazón latiéndole a mil por segundo.- ¿Y de qué necesitabas hablar, Amor de mi vida?

- Dejate de hacerte el cariñoso, que tu no eres él que está en problema.

Raptor dio un suspiro de alivio.- ¿Y qué paso entonces?

- El maldito pájaro de la vieja de al lado.

- ¿Qué hizo está vez?

- ¡Se estaba comiendo uno de mis cactus!

- Y aquí es donde empieza la guerra...- Pensó el mayor.- ¿Y qué planeas hacer? Que conociéndote, se que no lo vas a dejar así como así.

- Voy a matarlo.

- Ya, en serio, ¿Qué planeas hacer?

- Ya dije, matarlo, de hecho, mi plan ya está en marcha.

- ¿¡Qué?! Sparta ¿Qué hiciste ahora?

- Bueno, le dije a Haru que le diera una canasta con regalitos a la vecina, para disculparme por todo, y en esa cesta iba comida para aves, la cual, tu servidor.- Dijo señalándose.- La modifico con veneno para matar pájaros.

- Sparta, te amo pero...- No alcanzo a terminar por una pequeña interrupción.

- Listo, mami, la vecina dijo que gracias, pero que no te iba perdonar, pero que igual se quedaba con la cesta.

- Gracias por ir a dejarla, cariño, ahora puedes ir a jugar.

- De nada, mami.- Haru se fue a jugar tranquilamente a su habitación.

- Sparta, como te iba diciendo, te amo, y lamento hacerte eso, pero... Le voy a ir a avisar a la vecina.- Raptor salió corriendo tan rápido como pudo, y con Sparta por detrás siguiéndole para evitar que hablara.

Al llegar a la puerta, la vieja los saludó con una sonrisa.

- Gracias, vecinitos por la comida para mi avecita, justo se me había acabado, y ahora gracias a ustedes está en la cocina comiendo feliz.

- De nada, vecinita.- Dijo Sparta, feliz porque su plan había funcionado.

- Ya ni modo, no hay nada que hacerle, el ave cago, adiós avecita.- Pensó Raptor.- Me alegro que a su pajarito le haya gustado, solo veníamos a verificar que la comida sea de su agrado.

- Que atentos, pero me tengo que ir a cocinar, adiós.

- Adiós, vecinita.- Se despidió Andrés con una sonrisa de triunfo en su cara.

Al volver a su casa.

- No me puedo creer que tu plan haya salido bien.- Bufó Raptor.

- Bueno, ya no hay pájaro que moleste a nuestro hijo, que se coma mis cactus o que despedace el manga que dejaste fuera.

- Bueno, ese es un buen... ¿¡Qué?! ¿¡Cómo qué despedazo mi manga?!

- Eso te iba a decir antes de que detuvieras mi plan.

- Ojala que se muera ese pajarraco feo.

- Así se habla, mi amor, aunque tendrás que comprarte otro manga de One Piece.

- ¡Y justo tenía que ser ese! A como el pájaro no muera en 1 hora, lo mato yo con mis manos.

- Yo te acompaño a hacer ese delito, pero ahora, tranquilicémonos, que hay un niño pequeño aquí en la casa, y no quiero que aprenda estos ejemplos en tan corta edad... Quizás cuando sea más grande si, pero por ahora, no le arruinemos su mente sana que come manzana.



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