XXVII Rocket Queen

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Nos metimos en la camioneta tan apretados como se podía, las luces del trafico se reflejaban borrosas para mis ojos, apenas abiertos. Estaba demasiado ebria, las conversaciones de mis amigos se escuchaban lejanas y solo podía concentrarme en el viento golpeando mi cara mientras apenas podía sacar la cabeza por la ventana.

Mi respiración se convertía en suspiros, uno tras otro, mientras rozaba mi pierna bajo mi vestido con las puntas de mis dedos. Ya no sabía dónde tenía la mente, solo estaba concentrada en darme a mi misma escalofríos; empecé a sentir como subía la temperatura dentro de mi pecho y tenía la urgencia de sentir unas manos sobre mi, las que fuera. No sé en qué momento me puse tan caliente, de dónde surgió; solo sabía que necesitaba algo, algo me hacía falta.

-Quieres un poco?- Fui forzada a salir de mi burbuja por Barb, que estaba sentada a mi derecha.

-Qué?- Apenas dije cuando sentí que se acercó a mi y alejé la cabeza de la ventana.

-Quieres un poco de agua? pareces sedienta- Levantó una botella a la altura de mi pecho. Sedienta si estaba.

-Oh...Gracias- Tomé la botella y la acerqué a mis labios. Ella observaba con cuidado.

-Bebiste demasiado, no querrás desmayarte tan temprano- Dijo mientras yo tragaba.

-Lo sé, gracias.

-Buena niña- Apretó suavemente mi muslo antes de darme la espalda de nuevo.

Sentí que me arrebataban algo, un vacío en el estómago, como si estuviera hambrienta. Lo que sea que deseaba me estaba esperando en la fiesta, a la cual no tardamos en llegar mientras mi cabeza no podía quedarse en un solo lugar. Lo único que quería era lanzarme entre sus brazos y sentir sus labios entre los míos.

La mansión se encontraba en uno de los sectores más exclusivos de California, llena de lujos y cosas caras que hasta el momento recuerdo de una manera borrosa. Había una piscina en el patio de atrás, iluminado por luces rojas y azules que hacían que el agua pareciera color púrpura.

Había bandejas llenas de la champaña mas cara hasta en cada rincón, que parecía refresco de cereza bajo las luces magenta. Probablemente estaba llena de gente famosa, inhalando cocaína de calidad; pero yo estaba muy concentrada en los vestidos brillantes y música alta. Recordé la cámara que se encontraba en mi bolso, dentro de la camioneta: uno de los amigos de Slash me dió una cámara profesional a cambio de la instantánea que llevaba conmigo a todas partes.

La música seguía resonando en mi pecho aún afuera de la casa, empecé a sacar fotos en el segundo en el que puse un pie adentro, estaba tan inmersa en mi cámara que no me di cuenta de que estaba sola recorriendo la gigante casa.

-Casi no te encuentro- Sentí una mano apoyarse suavemente en mi espalda baja.

Me giré para encontrarme con unos ojos avellana y cabello negro, Bárbara.

-Oh, eres tú.

-Quien más?- Soltó una carcajada al ver mi sorpresa- Te traje una- Me ofreció una de las copas de champaña que tenía en sus manos y tomó un sorbo de la otra.

-Gracias- Bebí mitad de la mía de un sorbo.

-Gran noche, eh?

-Una muy grande.

Nos encontramos observando a Izzy, con una bebida en la mano y una gran sonrisa, conversando con unos sujetos mientras Duff apoyaba su brazo en su hombro. Estaban junto a la puerta que daba al patio trasero de la mansión, en dónde estaba la piscina.

-Se ven tan felices, estoy muy feliz por ellos.

-Se lo merecen.

-Es gracioso, cuando me fuí aún tenían mucho que crecer. Definitivamente mejoraron.

Hell House (izzy stradlin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora