#13

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– ¿Qué estás haciendo aquí?– pregunté emocionada.

– ¿Cómo no iba a venir a buscarte hoy?, No todos los días se vuelve a clases– respondió dejando un beso en mi frente.

La gente se empezó a aglomerar a nuestro alrededor, la satisfacción que sentía en ese momento era indescriptible.

Podría decir que allí estaba todo el liceo, incluído Benjamin y los demás que me trataron de loca.

Estaba en el cielo, me sentía como una ganadora, porque no tuve que gastar mi energía en tratar de demostrarle algo a todos esos estúpidos que nisiquiera me conocían, y de igual forma los dejé callados.

– Te traje algo– dijo Erick sacándome de mis pensamientos.

– ¿Ah sí?– sonreí.

– Ojalá te guste– dijo entregándome un peluche de ardillita.

Lo tomé y luego miré a Erick, no me importó que estuviera todo el liceo viendo esa escena, lo abracé y le di un beso.

Era chistoso que ese simple hecho causara que aplaudieran y poco más celebraran.

– Me haces feliz, demasiado, gracias por llegar a mi vida– sonreí y volví a abrazarlo.

– Y tú a mí, eres lo mejor que me ha pasado– correspondió mi abrazo.

Nos dimos la mano y caminamos hacia una plaza que estaba cerca del liceo.

Llamé a mi mamá para decirle que me iba a quedar con la Ro así que iba a llegar más tarde a la casa, y también llamé a la Ro para avisarle que supuestamente estaba con ella.

Después de eso me despreocupé del teléfono, afirmé mi cabeza en las piernas de Erick y sólo me centré en admirar su carita preciosa.

– Eres perfecto– suspiré sin pensar.

Erick soltó una carcajada – ¿Y eso a qué viene?– preguntó curioso.

– Nunca te lo había dicho en persona y ahora sentí la necesidad de hacerlo– sonreí.

– Que eres linda, te voy a extrañar– respondió cabisbajo.

A penas escuché eso me levanté a mirarlo.

– ¿Cómo que me vas a extrañar?– pregunté con un nudo en el estómago, sabía la respuesta pero no quería creerlo hasta escucharlo de él.

– Mañana me voy a Italia– murmuró tomándome las manos.

Fue inevitable, en menos de un segundo las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas, sentí que me faltaba el aire y me dolía el pecho.

– No quiero que me dejes– solté entre sollozos mientras me aferraba a él.

– Podremos estar a miles de kilómetros, puede ser que no te tenga frente a mis ojos, pero créeme que siempre estás en mi mente, te amo, de verdad te amo– tomó mi cara y me besó.

Quería llorar por el resto del día, gritar y pegarle a todo, pero no iba a perder el último día que me quedaba junto al amor de mi vida.

Recién estábamos en agosto, yo en octubre cumplía los 18, no faltaba tanto, pero mi año escolar terminaba en noviembre, y luego la PDT era en diciembre, así que iban a ser fácil unos 4 meses sin vernos, sentía que el mundo se me venía abajo.

– Creo que nunca me voy a acostumbrar a tener que despedirme de tí, quiero tenerte a mi lado por el resto de mi vida– reí mientras me secaba las lágrimas.

– Así va a ser, pero tenemos que esperar– tomó aire – Siento que suena como si no me importara, pero al contrario, se me aprieta el pecho cada vez que te veo llorar, porque en serio quiero que esos ojitos preciosos solo derramen lágrimas de felicidad... Pero tengo que ser más "frío" porque aunque no queramos admitirlo, yo soy el adulto aquí, y tengo que actuar como tal– acarició mi mejilla.

𝐀𝐧𝐝 𝐢𝐟 𝐰𝐞 𝐭𝐫𝐲? || 𝐸𝑟𝑖𝑐𝑘 𝑃𝑢𝑙𝑔𝑎𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora