20 de octubre del 2020
San Francisco, Estados Unidos.Después de cuatro años, no estaba a más de dos días de graduarme de la universidad, sería por fin una abogada. Pensaba, mientras mantenía la vista al frente, ¿Que más podía desear?, tenía un novio brillante, que me amaba, un futuro prometedor, y tal vez, pronto una familia.
-Se que estarías orgulloso de mí. -pensó en su padre que hace tan solo un año había muerto a causa de un conductor imprudente que provocó que el auto de su padre se estrellara contra un muro de contención.
Se dirigía con un poco se prisa al cumpleaños de Alexander, por un instante desvío la vista del camino acomodando el obsequio de su novio, y sólo basto ese segundo para que una tragedia sucediera. Todo se volvió negro, su cabeza se había impactado contra el volante, podía sentir como la sangre escurría por su mejilla, y el frente del automóvil estaba irreconocible, nadie pensaría que un conductor ebrio en sentido contrario se impactaria precisamente con ella, repitiendo la misma historia que su padre.Despertó con un inmenso dolor en la cabeza, parpadeo un par de veces, tratando de aclarar su vista, estaba en una habitación de color blanco con ligeros tonos gris pálido.
Pudo ver a su novio sentado en el pequeño sofá que estaba frente a la camilla. Un joven de cabello castaño ondulado, ojos azules, y una fina capa de barba.
-Alexander-. Sonrió colocando su mano sobre la de él.
-Debo dejarte ir, aún cuando esto me duela, pero no hay nada que pueda hacer-. Su semblante cambió inmediatamente al escucharlo musitar esas palabras.-Pero, ¿De que hablas?-
-¿Por qué Iris? ¿Por qué justo ahora?- Lo miro con confusión.
-No estoy entendiendo mi amor, por favor dime que esto es un mal sueño- Comenzaron a cristalizarse sus ojos.
-Desearía creer que esto no es más que un mal sueño, pero no es así-.
La miro fijamente, acercándose a ella un poco, depositó un beso en su frente, podía sentir como sus labios titubeaban durante los diez segundos que se quedó besando su frente.-Te amo Iris, adiós amor-. Fue lo último que dijo y salió por la puerta de la habitación.
-¡Alexander!, ¡Alexander vuelve! Debemos hablar, ¡Alexander!- Lo llamó una y otra vez, sin obtener éxito, sus ojos derramaban una tras otra lagrima, ¿Por qué? porque justo ahora que todo estaba tomando su lugar. ¿Es que siempre fui tan poca cosa para él?
Pensaba una y otra vez, no se podía explicar el cambio de Alex.Lloré una y otra vez, deseando que mi madre estuviera aquí, pero ni ella estaba ni Alexander, mucho menos estaría mi padre.
Cerré mis ojos por un instante, pareciendo tan solo cinco minutos, pero fueron horas, por las ventanas se podía ver como atardecia, mi vista se posó en un joven de al menos 25 años que se encontraba sentado en el sofá donde había estado Alexander, tenía cabello negro y ojos grises, hermoso ante la vista de cualquiera.-¿Quién eres?-. Pregunte sin la más remota educación.
-Soy Andrew-. Fue lo único que me respondió acompañado de una sonrisa.
-¿Qué haces aquí?-
-Me gusta visitar a las personas en el hospital que se sienten solas, a veces les leo antes de que se vayan, ¿Estas bien? -
-No, no lo estoy- Levante la vista al techo, pensando en Alexander de nuevo y en cuanto me dolía aún, sin darme cuenta, por mis mejillas estaban corriendo un par de lagrimas, él joven solo se levantó y con un pañuelo blanco secó cada una de mis lágrimas.
-No tienes porque llorar, eso no te hace ver tan linda-
-Duele demasiado- Lo miró llorando esta vez con más intensidad.
-¿Quieres contarme? Tal vez eso te ayudaría a desahogarte o sentirte mejor-
-Mi novio vino a verme y simplemente me dejó, ¡me dejó!, solo porque tuve un estúpido accidente al momento de que iba para su cumpleaños-
-Tal vez, algo pasa que lo hizo alejarse, no puedo asegurarlo, ¿Qué fue lo último que te dijo?-
-Te amo Iris, adiós amor. Claro, cuanto amor me tiene, cuando él estuvo en el hospital por un brazo roto, yo me quedé siempre a su lado.
-Iris, es un hermoso nombre, tanto como tú. Aunque deberías entender que lo tuyo es más severo que un brazo roto- Mirando el expediente que había de ella.
-¿Qué es lo que tengo- Lo miró confusa.-Tan solo, un fuerte golpe en la cabeza.
-En un par de días estaré bien, saldré de aquí y seré el hazmerreir de mis amigos.
-No veo porque lo serias, todos alguna vez han tenido accidentes.
-Porque presumía que Alexander me amaba y nos íbamos a casar y formariamos una familia- Musito con aires de tristeza.
-Estoy seguro que tus amigos no pensaran eso, ellos deben quererte más de lo que piensas, no dejes que esto te afecte... Iris, hay un porque en las cosas.
-Andrew-
Se pudo escuchar una voz que llamaba a aquel chico de ojos grises.-Mira la hora, el tiempo vuela- Soltó una suave risa.
-Ya lo creo-
-Volveré mañana Iris, lo prometo... Ahora debes descansar- Se acercó a besar su frente y salió no sin antes darle una última sonrisa.
-Hasta mañana Andrew-
-Hasta mañana Iris-
Y tan solo se quedó ahí, mirando pasar las horas, hasta caer la noche, pensando quien era Andrew, no parecía un chico común y corriente que solo fuese a los hospitales a leerles a los pacientes.
Las enfermeras entraban a vigilarla, pero no le respondían ni una sola pregunta, nadie la escuchaba, el único que parecía ponerle atención era Andrew, y por alguna razón ya lo extrañaba, pasar horas en silencio era tan horrible, se acomodo en la camilla cubriéndose con la blanca sábana y tratando de conciliar el sueño.Mientras lloraba y tragaba saliva con fuerza, recordando lo que había pasado ese día, el mismo dolor parecía el calmante o morfina que la hacía dormir, aunque fuese un poco.
_________________________________________
_________________________________________

ESTÁS LEYENDO
• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •
Romance¿Qué es la vida? La vida no es más que un instante en la Tierra, la vida es tan corta como soplar una vela, se va en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué es la muerte? Es el cese irreversible de las funciones vitales del organismo. Pero, ¿Quién es Andrew...