• | Capítulo XVII | •

13 2 0
                                    

Iris...

Iris...

Iris...

Era lo único que el viento cantaba.

—¿Papá?

—Mi hermosa hija. — sonrió sentado junto a su cama.

—Papá, tengo miedo — se sentó en la orilla de la cama.

—¿De que tienes miedo?

—Siento que algo me sucede, siento que algo va a pasar.

—¿Tienes miedo de morir?

—Si papá, tengo mucho miedo de morir y dejar a Andrew. — comenzaron a cristalizar sus ojos.

—No tengas miedo mi amor, todo va a estar bien y Andrew siempre va a estar contigo.

—¿Por que me siento así? ¿Por qué mamá no ha vuelto?

—Tu madre está ocupada con asuntos muy importantes, pero ella no deja de pensar en ti, y que eres lo que más ama en el mundo.

—¿Por qué sigo soñando con el hospital? Me veo a mi misma en el hospital, y solo van mis amigos a verme. — preguntaba con su voz entrecortada.

—No me corresponde a mi decírtelo sino a él. — dirigiendo la mirada al chico que dormía a su lado.

—¿De que verdad hablas?

—No puedo decírtelo querida, pero debes de saber que Andrew hizo todo esto porque te ama y tenía fe.

—No entiendo de que me hablas.

—Ya me tengo que ir, me están llamando.

—No te vayas papá, no me dejes. —tomó su mano.

—Jamás te he dejado, estoy contigo a cada paso que das. — besó la frente de Iris y salió de la habitación. Despertó de golpe mirando la ventana, gotas de lluvia se estrellaban contra el cristal, trago saliva y se giró a mirar a Andrew quien seguía dormido. — Solo fue un sueño.
Se acostó nuevamente y trató de conciliar el sueño.

La mañana estaba muy fría y no se veía el sol por ninguna parte, el canto de las aves despertaba a Andrew, se estiró con cuidado de no despertarla, tomó un abrigo del perchero y salió de la habitación.

—Jason ¿Sigues aquí? — buscó en la cocina y no había rastro de él, lo mismo en la sala principal, el aire entraba por la puerta que daba al jardín trasero, se asomó por el cancel y ahí estaba él en cuclillas acariciando a Almond que estaba acostado durmiendo. —¿Qué haces aquí?

—Lo encontré así. — Almond no estaba durmiendo, estaba frío pues había muerto.

—No puede ser, le va a romper el corazón a Iris esto.

— Podemos enterrarlo y decir que se escapo.

—Almond no se escapa, obedece a Iris en todo no nos va a creer. Debo decirle la verdad. — miró con tristeza al perro, pusieron una manta sobre él y entraron a la casa, estaban sentados en la mesa frente a frente en silencio bebiendo café.

• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora