La luz que pegaba cerca de los ojos de Andrew lo hizo despertar lentamente, parpadeo algunas veces a causa del sol, se sentó sobre la cama rascando su cabeza del lado derecho mientras bostezaba y se acordaba que había estado bebiendo con Jason.
Bajo a la sala y no había rastro alguno del hombre, una vez que entró a la cocina, lo diviso sentado en la barra bebiendo café en una gran taza azul.
—Buenos días ¿Como esta tu pobre cabeza?
—Revuelta.— tomo asiento en la barra frente a Jason.
—Con eso estarás mejor.— le extendió una taza negra llena de café.
—Gracias.— dando un sorbo al café completamente amargo.— ¿Tan mal me puse anoche?
—No importa si te pusiste ebrio o no, tenias demasiado dolor en ti. Nunca te vi así... ¿Qué la hace tan especial?
—Todo, absolutamente todo. Sus ojos, su risa, su cabello, sus labios, sus manos tan hermosas y cálidas, todo de ella la hace realmente especial.
—Nunca te vi así, y me duele saber que sufres por alguien.
—No planeaba enamorarme.
—Andrew... El amor no se planea, solo llega, nace, florece, no podías evitarlo así trataras de hacerte creer a ti mismo que no la amas.
—No quiero que sufra.
—No lo hará, no llegaste para hacerla sufrir, es su destino y no es tu culpa.
Andrew siempre trataba de mantenerse feliz, disfrutando de la vida a través de otros, de lo hermosa que es la naturaleza, de la música, pero nunca había experimentado lo que era el amor verdadero. Y que podía llegar a doler, pero que era la sensación más hermosa que había podido experimentar.
—¿Qué hago?— levantó su rostro, mirándolo con sus ojos vidriosos, rojizos e hinchados por todo lo que estuvo llorando durante la noche.
—Disfruta con ella tanto como puedas, porque cuando el tiempo se termine no habrá vuelta atrás.
—Me siento como un miserable.— sus lágrimas caían sobre la barra, una tras otra, al igual que sus sollozos inundaban la cocina, y aunque Jason detestaba verlo así, era necesario que Andrew sacara todo el dolor que tenía dentro desde hace mucho tiempo.
No quiso probar alimento en toda la mañana, ni parte de la tarde, seguía sentado en aquel sofá bebiendo un vaso tras otro de whisky, mientras Jason leía sentado en el sofá continuo.
No había respondido a ninguno de los mensajes que Iris le había dejado, ni sus llamadas, no sabía como responder, y que si escuchaba su dulce voz se volvería a romper en mil pedazos, pero no quería abandonarla ¿Qué demonios quieres Andrew? Ni él sabía la respuesta a su pregunta, porque era como un niño que estaba aprendiendo a escribir, estaba aprendiendo lo que es enamorarse.
—¿La seguirás ignorando todo el día?
—De ser necesario.
—Sabes que pensará que te alejas de ella porque quiso que la besaras y que al final como no sientes nada preferiste alejarte ¿Verdad?
—No es eso, pero no quiero que ella me vea así.
—Solo respóndele que tuviste mucho trabajo y que apenas pudiste tomar tu teléfono.— Lo miro dudoso pero al final tomo el teléfono escribiendo lo mismo que Jason le había dicho.
Querida Iris
Lamento no haberte respondido en todo el día tuve mucho trabajo y apenas pude tomar mi teléfono
Lo siento, no quise molestarte
Solo que me había preocupado un poco por ti.
Jamás serán tus mensajes una molestia para mí.
¿Como te sientes?
Creo que todo ha estado bien
¿Y tú?
Solo estoy un poco cansado
Iris, ¿Te gustaría salir mañana conmigo?
Me encantaría Andrew <3
Entonces mañana pasare por ti a las 12, ve cómoda.
¿Cómoda? ¿Haremos algo?
Ya lo verás mañana
Ve a descansar hermosa, te veré a las 12.
También descansa, nos veremos mañana
Ten dulces sueños <3
Lo haré como siempre, porque son contigo.
—¿Esta más tranquila la chica?
—Eso parece, la llevare mañana fuera de la ciudad.
—Buena opción.— musito sin quitar los ojos de su libro.
El día se le había ido volando que cuando miró su teléfono eran las nueve con cincuenta. Realmente se había quedado todo el día en ese sofá bebiendo, pero tal vez debía escuchar a Jason, él es mayor y tiene muchas más experiencias en cuanto a éste tema.
—Gracias por haberte quedado todo el día conmigo.
—Me preocupaba dejarte solo.
—No lo intentaría de nuevo Jason.—sonrió.
—Escucha, vivo a tres calles de aquí. Si necesitas hablar o te sientes mal ven a verme o llámame, tienes mi número.
—Prometo que iré si algo sucede.
—Y ve a ducharte, apestas a alcohol.—dijo levantándose del sofá y saliendo del inmueble. Inmediatamente se levantó del sofá al ver salir a su amigo, subió las escaleras hasta el baño, se miró al espejo, sus ojos estaban fatales, hinchados y rojos, no recordaba cuando fue la última vez que lloro tanto.
Abrió la llave superior que dejaba salir el agua caliente, se despojó de sus prendas, una vez dentro de la ducha dejó que las gotas de agua caliente lo hicieran olvidar y relajarse por solo unos momentos. Tal vez solo debía hacer lo que dijo Jason “Disfrutar tanto como pueda con ella”, tal vez era lo mejor, pero ¿Por qué siempre tal vez? Se reprochaba así mismo por no poder tomar una decisión sin titubear. Si realmente quería ser feliz y hacerla feliz, debía atreverse y afrontar los riesgos que su amor traería.
Cerró la llave, y tomó una de las toallas para envolverla en su cintura mientras con otra más pequeña secaba su cabello. Se acercó al espejo por lo menos ya no se veía tan mal, cepillaba sus dientes y su cabello, para después recostarse en su amplia cama una vez acostado, contemplaba el techo pensando una y otra vez.
—Ya, deja de pensar. Dormirás tranquilo y mañana tendrás un hermoso día junto a ella.— tratando de hacer caso a la meditación que se acababa de imponer. Se giro sobre su lado izquierdo y mientras veía el cielo nocturno el sueño lo hizo desvanecerse sobre la cama.
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• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •
Romance¿Qué es la vida? La vida no es más que un instante en la Tierra, la vida es tan corta como soplar una vela, se va en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué es la muerte? Es el cese irreversible de las funciones vitales del organismo. Pero, ¿Quién es Andrew...
