• | Capítulo XV | •

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Permanecía sentado en la mesa, teniendo una taza de té frente a él, sus manos estaban juntas sobre su boca, no dejaba de repetir las palabras de Jason una y otra vez en su cabeza.

El día de la verdad está más cerca.

—Aunque no quiera admitirlo... Él tiene razón...
El tiempo se me acaba y no sé que hacer aún, no puedo aún hacer esto. No puedo, no puedo, Dios ¿Por qué eres tan cruel conmigo? — cubrió sus ojos con las palmas de las manos que se iban humedeciendo debido a las lágrimas que lentamente comenzaron a salir. — Sólo dame más tiempo, aún no puedo revelar toda la verdad, sería un golpe demasiado fuerte para ella...
El nudo en la garganta cada vez dolía más, lo ahogaba, esas ganas inmensas de poder llorar y gritar a los cuatro vientos sacando todo su dolor, pero solo pretendia ser fuerte y estar bien por Iris, por el poco tiempo que quedaba. Tomaba aire con fuerza tratando de serenarse y calmar un poco su alma, cuando algunos pasos descendiendo lo pusieron alerta, a lo que se limpio los ojos rápidamente y dio un sorbo a la taza de té.

—Buenos días cariño — sonrió ante él, sentándose en la silla del frente.

—Buenos días hermosa ¿Dormiste bien?

—Un poco, la verdad tuve algunos sueños extraños. Lamento lo de anoche, no quise despedirme así de tu amigo.

—Tranquila — posó su mano sobre la de ella — Él entendió que te sentías cansada — ambos permanecieron en silencio, mirándose fijamente, la mano que antes estaba sobre la suya subió hasta su mejilla, acariciandola suavemente. — Mi hermoso cielo... Te amo con toda mi alma... — musito sin detenerse a pensar en lo que acababa de revelar, sus ojos volvieron a cristalizarse, tornando la piel de los párpados rojiza, admiraba cada parte del rostro de Iris, mientras ella seguía perpleja.

—Andrew...

—No digas nada, no aún, solo no olvides que eres lo que más amo en toda mi existencia, no sé que me hiciste Iris, pero ya no puedo seguir ocultandolo más. Aún con mi confesión hacia ti, no puedo romper mi promesa, por más que anhelo besarte y recorrer cada parte de ti, no puedo, no debo hasta que no sea el momento indicado. — se levantó de la silla caminando hasta quedar frente a la chica, tomó sus brazos y los colocó alrededor de su torso, apegando el rostro de ella al pecho y abrazándola. Ninguno decía nada, ninguno sabía porque ese nudo estaba más fuerte en la garganta, todo quedó en silencio.

Una vez que se separaron, Andrew la llevó hasta su habitación, cubriéndola con las frazadas y depósito un beso sobre su frente.

—¿Te irás? — pregunto temerosa porque la respuesta fuese un "Si"

—No cariño, solo saldré un momento por asuntos de trabajo, volveré más tarde ¿Si? — a lo que ella asintió, mostrando una sonrisa ladina — No tardaré, lo prometo. — salió de la habitación, bajando las escaleras a prisa y subiendo al auto.
Esto ya lo volvía loco, por una parte deseaba que todo llegara a su fin, pero por otra parte el miedo de perderla le destrozaba el alma.

—Dios mío, para ya mi sufrimiento, es demasiado para mí... —se decía así mismo, dejando caer una tras otra de sus lágrimas, conduciendo tan rápido como podía a casa de Liam.

Una vez fuera del inmueble, permaneció dentro del auto hundido en sus pensamientos, dejando caer sus lágrimas.
Nunca Jason ni Liam lo habían visto tan mal, y todo por culpa del amor. Chocaba su frente contra el volante, hasta que la puerta principal se abrió, dejando ver a un hombre de aparentemente cuarenta y cinco años, con barba y cabello rubio, Liam era un hombre bastante alto, con ojos azules y un aspecto elegante, nunca se le veía usar otra cosa que no fuese traje y corbatas a juego con el pañuelo de su bolsillo.
Enfoco su vista en Andrew, que permanecia con la cabeza sobre el volante, sollozando y por los movimientos de sus hombros parecía ser con demasiado dolor, se acercó hasta le ventanilla dando un par de golpes llamando su atención, le indico que bajara del auto, a lo que él obedeció.
Apenas puso un pie fuera del auto, el hombre lo abrazo, dejando que él se desplomara y sacara todo el dolor que llevaba encima, cerró los ojos dejando que una lagrima rodará por la mejilla, sentía el dolor de alguien que era como un hijo para él. Jason y Andrew eran como sus hijos, a pesar de que más personas trabajarán bajos sus órdenes, pues con ellos había creado un vínculo paternal.

—Liam — espetó con su voz quebrada.

—Ya hijo, todo va a estar bien... Te dije que te estabas involucrando demasiado con ella...

—La amo Liam, la amo con toda mi alma, no sé como permití que mis sentimientos llegarán tan lejos. — dejándose caer a los pies del mayor.

—Levántate muchacho — sujetando su brazo y ayudando a que se levantara.

Entraron a la casa, lo ayudó a sentarse en el sofá, le sirvió un poco de té que tenía sobre la mesa y el cual inundaba toda la casa de olor a jazmín.

—Bebe esto, te calmará un poco. —poniendo la taza entre sus manos.

—Estoy enloqueciendo.

—Tal vez fue mi error enviarte con ella, debí enviar a alguien más.

—Ya tenia experiencia, pero ella, ella es el ser más hermoso que he conocido.

—Andrew sabes como terminar todo, y sobretodo con tu agonía.

—No quiero hacerlo aún, no puedo, simplemente no puedo, ella me repudiaria toda la eternidad.

—Perdóname por este dolor tan grande que te cause.

—Al contrario, tal vez debo agradecerte por haberme llevado hasta ella, aun cuando se ha vuelto tan difícil la situación.

—Andrew... La situación no puede seguir así por mucho ¿Cuanto más quieres permanecer así? ¿Un año? ¿Dos? ¿Cinco?

—No sé cuánto tiempo más podré seguir con ésto, cada vez estoy más agotado, empiezo a caer en los fantasmas de mi pasado. No quiero recordar más eso, no quiero revivir mi pasado.

—Jason te lo dijo, el día de la verdad se acerca, debes prepararte porque pronto esto llegará a su fin.

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• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora