• | Capítulo V | •

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Dos semanas después Iris despertaba en su habitación que estaba infestado del olor a lavanda, pues Andrew se encargaba de llevarle un ramo de rosas blanca y lavandas cada semana.

Por fin ya no veía solo paredes blancas o comía gelatina todos los días, podía desayunar lo que más le gustaba. Se levantó para ducharse, por fin se había podido maquillar, y usar su ropa, aun era muy pronto para que pudiera retomar su vida, pues secuelas de aquel accidente permanecían, solo se pondría unos jeans con un suéter lila con el cuello de camisa blanco, dejando el cabello suelto, bajó para desayunar con su madre, pero por más que la llamaba ella no estaba. Seguramente estaba en el trabajo.
Una vez que terminó de desayunar, fue al jardín trasero en busca de Almond, sujetó su correa mientras lo llamaba una y otra vez, hasta que el pastor alemán salió corriendo hasta ella.

-Hey, te extrañe mucho, me hacía tanta falta verte ¿Quieres salir un rato? Vamos muchacho. - colocando la correa en su collar y saliendo de la casa, al fin aire puro, y no sólo el olor a sanitizante o medicamentos, junto a Almond recorría el vecindario hasta el parque, aunque parecía más solo que de costumbre, se sentó en una banca mientras miraba su teléfono, cientos de mensajes de sus amigos que preguntaban una y otra vez como estaba, y que estaban preocupados por ella.

-Por lo menos a mis amigos todavía les importo Almond.- Acariciaba la cabeza del perro.

-Hace frío, debiste traer un abrigo contigo. -Levantó la vista al escuchar aquella voz familiar.

-Andrew, ¿Qué haces aquí?

-Salí a caminar y te vi sentada.

-¿Vives por aquí?

-A diez minutos de aquí ¿Como se llama? - mirando al perro que estaba sentado junto a ella.

-Almond, me lo regalo mi papá cuando cumplí 18.

-Hey, hola amigo.- agachandose a acariciar al perro y este le daba su pata. -Es amigable.

-Le agradas.

-¿Quieres ir por algo caliente?

-Claro. - sonrió y se levanto, caminando hasta la cafetería donde habían pedido un par de tazas de té.

-No sabes lo feliz que estoy por verte aquí.

-Yo estoy aún más feliz de poder estar aquí contigo, quien más estuvo conmigo durante casi tres semanas en el hospital fuiste tú. Me llevabas flores, me llevabas té, me leías, sin ti habría enloquecido ahí.

-Para mí era grato estar todos los días contigo, y hacerte sonreír. -Se formó un pequeño silencio.- Iris.

-¿Si?

-¿Te gustaría salir mañana conmigo?

-Me encantaría.

-Te llevaré a un restaurante muy lindo que esta cerca de aquí. Pasaré por ti a las 7.

-De acuerdo, estaré esperadote.- Tomó su mano sonriéndole y depositando un beso en el dorso.

-Te veré mañana.- Se levantó, acariciando una vez más la cabeza de Almond y se fue.
Al llegar a su casa le quitó la correa a éste, y se fue corriendo al jardín buscando su tazón con agua.

-Mamá ¿Estas en casa? - pero no obtuvo respuesta, subió a su habitación donde la encontró profundamente dormida, tomó la frazada que estaba a sus pies para cubrirla. Volvió a su habitación donde tomó su tablet, no tenía mucho por hacer, se recostó para ver una película, al terminarla de ver bajó por algo de comer, no había rastro de su madre, fue nuevamente a su habitación y aún dormía, no quiso despertarla pues se veía cansada.
El silencio abundaba demasiado en su casa, más que de costumbre, Almond subió corriendo las escaleras para seguirla a su habitación y recostarse en la cama junto a ella, mientras leía uno de sus muchos libros que había pospuesto por leer los de Derecho, "Orgullo y Prejuicio" parecía una buena opción para empezar, al cabo de un capítulo el sueño la venció.

Volvió a revivir aquella pesadilla en la que estaba de camino a casa de Alexander, a la cual jamás pudo llegar pues un accidente le había ocurrido, aquel dolor en todo su cuerpo la volvió a invadir, el dolor insoportable en su cabeza y como sentía que la sangre escurría por la sien de su lado izquierdo. Se despertó exaltada mirando a su alrededor, y Almond que seguía a su lado observandola.

-Lo siento, tuve una pesadilla, no quise despertarte. - Tomó un poco de agua y trato de serenarse, se acomodo nuevamente en la cama tratando de olvidar aquella pesadilla, pero se sintió tan real, y más como el dolor se hizo presente.

Su teléfono vibro debido a un mensaje que llegaba.

Andrew: Buenas noches hermosa Iris, estoy ansioso por nuestra cena de mañana.
No te desperté ¿Verdad?

Buenas noches querido Andrew
No, estaba leyendo un poco.

Yo también estoy ansiosa por nuestra cena, prometo vestirme bien.

Andrew: Te verás hermosa con lo que uses.
Descansa pequeña, y ten dulces sueños.

También descansa, tendré dulces sueños porque serán contigo.

Andrew: Entonces nos veremos ahí <3

Parecía mentira pero, Andrew le transmitía demasiada paz, le hablo en el momento justo. Como si él supiera que ella se sentía mal.
Apagó la lámpara que estaba en la mesita y pudo descansar tranquila. Esta vez en su sueño no veia a Andrew, sino a su padre que la esperaba bajo un gran sauce.

-¡Papá! - corrió tanto como pudo para abrazarlo.

-Mi hermosa hija, has sido tan fuerte.

-Te extraño tanto papá.

-Siempre estoy contigo, jamás me he ido. Permanezco en ti, en tu memoria en tu corazón. - una lagrima rodó por la mejilla de Iris. - No cariño, no quiero que llores, recuerda que te amo y siempre seguiré contigo. -la abrazo nuevamente con fuerza y al despertar sentía sus ojos húmedos.

-Yo también te amo papá. - no entendía porque esto le pasaba, ¿Por qué soñaría con su padre? ¿Quería decirle algo? ¿Pero que? No pudo evitar llorar de nuevo, sentía un gran dolor en su pecho como si algo fuese a pasar, ¿Presentimiento? Pero ¿De que?
Fue a la habitación de su madre, y una vez más no estaba ahí, ¿Se habría ido al trabajo? - ¿Qué pasa mamá? Ya casi no te veo.
Tal vez estaba trabajando más para pagar la cuenta del hospital, pero ella tenía un seguro que cubría todos los gastos. Se sentó en el comedor para desayunar una vez más sola.

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• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora