• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •

• | Capítulo VII | •

Al cruzar la puerta de cristal el olor de comida te inundaba, mientras afuera el aire era gélido adentro un ambiente cálido, las paredes pintadas de un color café claro, con las columnas de color beige, Andrew se encargo de decirle al recepcionista nuestra reservación.
Nos dirigía a una mesa en el centro con dos sillas, sobre ésta yacían dos copas, al igual que dos juegos de cubiertos y dos platos sobre tapetes negros, en el techo un candelabro de madera con algunas enredaderas, las luces amarillas que hacían más cálido el ambiente de ese lugar.
Andrew retiró mi silla para que pudiera sentarme.

—Gracias.— un mesero se acercó a nosotros con dos cartas en mano.

—Buenas noches, mi nombre es Nicholas y seré su mesero. — dejando el menú en la mesa.— Regresaré en un momento para tomar su orden.

—Puedes traernos una botella de Magoni Sangiovese.

—Enseguida señor.

—Es un lugar muy hermoso, nunca había venido.

—Espero que te guste la comida de aquí.

—Me gustará por el simple hecho de que estás tú.— él sólo sonrió sujetando la mano de Iris y haciendo caricias con su pulgar sobre el dorso.

—Ordena por ambos.

—¿Que? Pero no sé qué te gusta, no mejor elije tú.

—Tranquila, lo que ordenes me gustará.— el mesero venía de regreso y no había visto ni el menú no estaba segura que ordenar ¿Qué hago ahora? Hojearlo rápido tal vez me daría una idea.

—¿Listos para ordenar?

—Ella lo hará por los dos.

—Amm... Espaguetis con salsa casaligna y ossobusco.— se giro angustiada mirando a Andrew mientras él solo sonreía observandola.

—Lo mismo para mí

—Enseguida señor.— retiró los menús de la mesa.

—No tenía idea de que pedir.

—Es perfecto Iris.— el mesero volvió con la botella de vino tinto que Andrew había pedido, mostrándola a lo que él sólo asintió, sirvió primero en mi copa y después en la de Andrew.

Levantó su copa hacia ella, a lo que imitó su acción.
—Por más cenas como estas.— sonrió apenada chocando su copa y dando un sorbo al vino.

—Que rico.

—Me alegra saber que te gusta.

—¿Como te has sentido en casa?

—Mucho mejor que estar todo el día acostada en una camilla, salir con Almond, y comer algunas veces con mi mamá me ayudan mucho. Pero me gustaría empezar a ejercer mi carrera.

—Tal vez es un poco apresurado.— musito sin pensarlo.

—¿Tú crees?

—Me refiero a que debes recuperarte bien de tu accidente, no me gustaría que algo te pasara.

—Estaré bien.— sonrió — Tal vez en unas cuantas semanas podre buscar trabajo.