• | Capítulo IV | •

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Desperté de aquel sueño, el día había empezaba un poco nublado, había viento, algunas hojas se desprendían debido al viento, ¿Cuanto tiempo más debía permanecer aquí?
La puerta de su habitación se abrió dando paso a la enfermera que venía a monitorear sus signos vitales y con ella traía una bolsa de suero y en su hombro una bolsa blanca.

-Buenos días señorita Clearwater.

-Buenos días. - respondió acompañada de una sonrisa.

-Voy a cambiarle el suero.- quitando la manguera de la intravenosa sustituyéndola por una nueva y colgando la bolsa nueva, del bolso sacó un cepillo peinando cuidadosamente su cabello, posteriormente un par de toallas humanas limpiando su rostro.

-Muchas gracias, siempre eres muy amable conmigo.

-Estoy segura que pronto se va a recuperar y saldrá de este lugar.- acariciando suavemente el cabello de Iris y sonriendole antes de salir de la habitación.

-Espero que si, ya quiero salir de aquí. - suspiro girandose a la ventana admirando el cielo nublado, y como la brisa se estrellaba en los cristales de las ventanas.

-Buenos días hermosa.- sonrió desde el umbral de la puerta sosteniendo un ramo de flores y en su otra mano una bolsa de color negro.

Se acomodo en la camilla de volviéndole la sonrisa -Buenos días Andrew. El chico camino hasta la camilla dando un beso en la frente de Iris y después sentándose en sofá junto a ella.

-Te he traído esto.- entregándole el ramo de rosas blancas con lavandas. - Las rosas blancas me parecen hermosas como tú y las lavandas te ayudarán a relajarte.-

-Son muy hermosas Andrew, no tenias porque molestarte.

-No es ninguna molestia para mí, me gusta verte sonreír. También te he traído un poco de té de jazmín, gelatina y fruta picada, te caerá bien.

-El té me caerá de maravilla, hace bastante frío.

-¿Tienes frío?

-Un poco.- se levantó acomodando bien las mantas de la camilla y del pequeño estante sacó otra frazada gruesa gris cubriéndola hasta el pecho.

-¿Te sientes mejor?

-Mucho mejor Andrew, gracias. - tomó el ramo de flores acomodandolo en el florero de la mesa que estaba a su lado. -Ahora a desayunar.- sirviendole fruta en un pequeño tazón.

-¿Qué tal dormiste?- le preguntó mientras ella comía un pedacito de manzana.

-Creo que bien, aunque...

-¿Aunque?

-Te contaré algo, pero prométeme que no te pondrás raro.

-¿Por qué debería hacerlo?

-Está bien, con esta van dos veces que sueño contigo y siempre sueño que estamos entre árboles, tal vez un bosque o campo, no lo sé.

Él solo sonrió ante la confesión de Iris -Eso lo sabía, te veo cada noche en mis sueños.

-Entonces ¿Lo que me dijiste en el sueño era real?

-Es posible.

-¿A que te referías con "No puedo hacerte esto"?

-Es complicado de explicar.- saco el termo de la bolsa negra sirviendo un poco de té en una taza. -Te ayudará a sentirte mejor.

-¿Por qué?

-De lo único que debes estar enterada es que, desde el primer momento en que te vi, me enamore de tu cabello enmarañado, y de tus ojos.

-Andrew...

-Yo sé que sufriste por tu novio ese día en que te conocí, pero no puedo evitar sentir lo que siento por ti. Y me duele verte aquí, me duele haberte conocido en esta situación, lo único que anhelo es protegerte.
Ella solo guardo silencio mirando aquellos ojos grises, procesando todo lo que había escuchado.

-Por favor no me pidas que me aleje de ti... Dime algo, por favor.

-No sé qué es lo que siento por ti, pero sé que cada día espero a que llegues, y poder hablar contigo, no sé bien quién eres, pero si estoy segura de que me gusta lo que me haces sentir.

-¿Quieres que te lea?

-¿Me ayudarías mejor a salir a caminar un poco? Estoy algo cansada de estar acostada.

-Por supuesto. - se levantó para descolgar el suero del perchero y ayudarla a levantarse. - ¿Estas bien?

-Creo que si

-Tranquila, yo no te soltare. - Sujetaba su brazo y su torso para que no fuera a caerse, saliendo de la habitación y caminando nuevamente por aquel pasillo blanco hasta llegar a las puertas que daban a las jardineras.

-¿Cuando salga de aquí me invitaras a salir?- levanto su rostro para mirarlo.

-Nada me encantaría más que invitarte a salir.

Permanecieron por un corto tiempo mirando la lluvia caer, hablando como siempre para conocerse más. Hasta que llegó el momento de volver a la habitación de ella, la ayudaba a caminar teniendo sumo cuidado de no lastimarla, una vez que se acostó en la camilla, la abrigo como antes para que no pasara frío.

-Sabes, no me gusta estar aquí, solo me provoca dormir.

-Dormir te ayudará a escapar un poco de este lugar.

-Pero prefiero estar contigo.

-Aquí me quedaré contigo a cuidarte mientras duermes. Anda duerme un poco.
Se acomodo de su lado derecho mirándolo mientras él acariciaba su cabello suavemente y poco a poco cerraba sus ojos hasta quedarse dormida.

-Eres aún hermosa mientras duermes Iris, ¿Por qué? ¿Por qué te tuvo que pasar esto a ti? ¿Por qué tuve que conocerte de esta forma? - tomo su mano con sutileza depositando un beso en el dorso. - Eres tan pequeña, tan frágil y yo solo quiero protegerte, aunque llegué muy tarde.

Permaneció como le había dicho todo el tiempo a su lado mientras dormía, el sueño también lo invadió recargando su cabeza en el respaldo del sofá. Soñando una vez con ella como cada noche lo hacia, tenía miedo de lo que pudiera pasar con ella, una parte de él quería que se quedara a su lado y otra parte quería que tuviera una vida feliz, que cumpliera todos sus sueños. Se sentía en una encrucijada, sin saber que hacer, temiendo a que sus sentimientos por Iris crecieran cada día más y ya no hubiese vuelta atrás.
Pero no podía alejarse, algo lo mantenía atado a ella hasta el último momento.

Su teléfono comenzó a vibrar logrando despertarlo.

-Andrew, debes volver ahora.- Se podía escuchar al otro lado de la línea.

-Claro, ya voy. - colgando y mirando a la chica que aún dormía. Dio un último beso en su mano y la abrigó bien, salió de aquella habitación para ir al lugar de donde había recibido la llamada.

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• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora