Cuatro días habían pasado en los cuales ellos estaban prácticamente viviendo juntos, preparaban el desayuno juntos, dormían juntos, sacaban a Almond a pasear, leían tomados de la mano, se acostaban en el sofá abrazados sintiendo la respiración uno del otro, comían juntos y todo lo que Iris preparaba era lo más delicioso para Andrew.
Las 20:45 eran y afuera se escuchaba el ruido de la lluvia, los pequeños ronquidos de Almond, mientras ellos estaban acostados, Iris recargando su cabeza en el pecho del chico y él abrazándola como siempre, como si la estuviera protegiendo de algo, acariciando su cabello. Como siempre, ninguno decía nada, solo se miraban fijamente, enamorándose uno al otro con su sola mirada.
—Podría perderme siempre en tus ojos — musito en un tono bajo.
—Yo me perdí en tus ojos desde el primer momento en que fuiste al hospital.
—Eres lo más hermoso que he conocido en toda mi existencia.
—No sé aún ¿Como llegamos a esto? Pero sin duda, estoy feliz de haber tenido ese accidente.
—No digas eso, tú no debiste tener ese accidente. — acuno su mejilla izquierda con su mano.
—Sino hubiera tenido ese accidente, jamás te habría conocido en el hospital y no estarías ahora conmigo.
—Iris... —La llamó y se quedó en silencio.
—Si.
—Estaremos juntos siempre ¿Verdad? ¿Sin importar lo que pasé?
—Sea lo que venga, juntos lo vamos a enfrentar.
—Iris... No me dejes, por favor... Nunca me dejes. — sus ojos comenzaron a cristalizarse.
—Jamás me alejare de ti. — esta vez la cabeza de Andrew reposaba sobre el pecho de Iris, él se abrazo al abdomen de la chica, mientras ella daba suaves caricias en su cabello.
De cierta forma ella podía sentir que algo le preocupaba, pero ¿Qué era eso que le preocupaba? No quería forzarlo a decirlo, sabía que él con el tiempo se lo diría.
Solo quería tranquilizarlo, así que tarareo una de sus melodías favoritas, él levantó su rostro, perdiéndose en el sonido que ella producía.
—Nunca escuche algo tan hermoso como eso.
—Quería tranquilizarte y pensé que algo así serviría.
—Hazlo cada noche.— se quedó nuevamente en silencio, pasó su mano por la nuca de la chica, acercandola a él.
Sus labios estaban suficientemente cerca de los labios de Iris, ella por inercia cerró los ojos, y cuando al fin parecía que la iba a besar, sólo sintió sus cálidos labios besando su comisura.
Sabía que en algún momento llegaría ese beso que tanto anhelaban los dos, pero como Andrew lo decía, todo tiene un porqué y debía esperar el momento indicado.
—¿Vamos a dormir? — a lo que ella asintió, recostandose nuevamente en su pecho, sus brazos la rodeaban, olfateaba el dulce aroma de su cabello de frutos rojos.
Y el sueño los iba venciendo poco a poco.
Abrió los ojos y veía de nuevo aquellas paredes blancas, el olor a medicamentos y desinfectante, al girarse se veía así misma en la camilla en coma, golpeada, con una cánula nasal.
—¿Por qué estoy aquí otra vez? — la puerta se abrió dejando ver a sus amigos, quienes se acercaban a la camilla.
—Por favor despierta Iris. — dijo la pelirroja tomando la mano de su mejor amiga.
—Amber, estoy despierta, estoy aquí.
—Debes ser una gran abogada como tu papá. — Musito está vez el chico de cabello castaño.
—George, por favor mirenme.
—Ellos no pueden verte mi amor.
—Papá — se giró al escuchar su voz. — ¿Por qué no pueden verme?
—Hija.
—¿Estoy muerta papá? Dime ¿Estoy muerta?
—Iris. — Las lágrimas brotaban de sus ojos y las ganas de gritar no pudieron ser contenidas.
¡Despierta! ¡Despierta!
—Iris ¡Despierta! — exaltada abrió los ojos, topandose con aquella mirada gris.
—Andrew... —No dijo nada, solo se abrazo a él y comenzó a llorar.
—¿Qué pasa cariño?
—Tuve una pesadilla espantosa, soñé que estaba de nuevo en el hospital, y mis amigos iban a verme, me veía a mi misma y yo les hablaba pero no me escuchaban, y aparecía mi papá, le preguntaba si yo había muerto y él no me respondía. — se aferró a él y comenzó a llorar, el miedo era tan grande que sus sollozos eran más fuertes.
—Tranquila mi amor, por favor no tengas miedo.
—Tuve tanto miedo de morir, porque no quería dejarte, no quiero estar sin ti.
—Recuerda, siempre estaremos juntos. — tomo sus manos y las beso — tranquila, todo estará bien. Anda ven aquí. — abrió sus brazos para que se recostara — Duerme que yo cuidare de ti.
—Gracias por no abandonarme.
—Jamás podría abandonarte. — daba suaves caricias en su espalda para que ella pudiera quedarse dormida, mientras pensaba en el sueño que ella había tenido, la cubrió bien y se acurrucó con ella.
Daría lo que sea porque no sufrieras, daría lo que sea porque siempre estés feliz, daria mi alma por la tuya, daría todo por ti, lo único que anhelo es tu felicidad.
Pensaba, fue inevitable también para él llorar, dejó que sus lágrimas rodarán sin emitir un solo ruido pues no quería despertarla.
Lo que sabía es que necesitaba hablar con Jason, solo él sabía como inyectarle esa fortaleza, su alma al fin había encontrado a su gemela, la tenía entre sus brazos, lo que a ella le hiciera feliz a él lo hacía feliz, lo que a ella le disgustara a él le disgustaria, lo que a ella le atemorizara a él le atemorizaria el doble. Demasiadas incógnitas rondaban por su cabeza, lo agotaba pensar tanto, y caía rendido, solo cerró sus ojos y se quedó dormido junto a ella.
Aquel campo de lavandas con el enorme árbol donde habían tenido su picnic, aparecía. Ella camina rumbo al árbol, donde yacía Andrew de pie mirando el campo, se giró al escuchar sus pazos y extendió su mano, a lo que ella camino más rápido para tomar su mano.
—Amo estar en este lugar.
—¿Quieres que siempre estemos aquí?
—Si, aunque siempre que este contigo será perfecto sin importar el lugar.
—Te prometo que sin importar lo que pase, seremos felices, yo te haré feliz.
—Desde que llegaste me has hecho inmensamente feliz.
Se sentaron al pie del enorme árbol, contemplando la puesta del sol, abrazaba por detrás a Iris, recargando su mentón en el hombro de ella.
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• 𝑻𝒉𝒆 𝑲𝒊𝒔𝒔 𝑶𝒇 𝑻𝒉𝒆 𝑫𝒆𝒂𝒕𝒉 •
Lãng mạn¿Qué es la vida? La vida no es más que un instante en la Tierra, la vida es tan corta como soplar una vela, se va en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué es la muerte? Es el cese irreversible de las funciones vitales del organismo. Pero, ¿Quién es Andrew...
