Amira respiró profundamente. Las manos le temblaban un poco, pero tener un poco de nervios antes de subir al escenario sirve para tener una mayor concentración y un mejor espectáculo. Aunque no estaba tan nerviosa, pues solo era la acompañante. Quien realmente quería que lo tragase la tierra era su hermano Yair. El chico, con su violín aún dentro de su estuche, no cesaba de juguetear con sus manos.
Amira abrazó a su hermano por los hombros. Intentó decirle algo, pero las palabras no salían de su boca. Sentía el estómago apretado.
—Pareja número ocho, favor de preparase —dijo una voz. Amira y Yair eran esa pareja.
El chico sacó su violín y arco del estuche, y caminó con paso mecánico junto a la cortina lateral del gran escenario. Amira lo siguió muy de cerca. Esta era la segunda etapa del concurso. Si Yair lograba pasar esto, estaría cada vez más cerca de ganar una beca para continuar profesionalmente sus estudios en violín.
La pareja que estaba tocando ya estaba terminando. Amira volvió a respirar hondo. Se sentía algo mareada, pero era normal. Tomó la mano de su hermano y la apretó con suavidad. Cuando la otra pareja terminó, se oyeron varios aplausos.
—Concursante número ocho, Yair Sunyer —dijo el presentador.
Yair y Amira se soltaron. El chico respiró profundamente y entró al escenario, seguido por su hermana. Allí había un piano de cola, hermoso. Amira y Yair hicieron una pequeña venia al público. Luego, la chica se sentó frente al piano.
El público se extrañó de ver a esa joven de vestido celeste con un velo lila sobre su cabeza. Se oyeron algunos murmullos, pero cuando Yair se colocó el violín bajo la barbilla, se hizo el silencio.
Yair miró a su hermana y le sonrió. Amira le devolvió el gesto y se concentró en el piano. Puso sus manos sobre las teclas y comenzó a tocar suavemente. El violín no tardó en sonar, con maestría, bajo los entrenados dedos de Yair.
Mientras tocaba, Amira recordó aquella época en la que ella misma participaba en estos concursos y estudiaba piano. Pero todo terminó cuando a sus diecinueve años debió elegir un novio. En España no había muchos judíos, por lo que no tuvo muchas opciones. Finalmente, decidió optar por Eleazar.
A los veinte años se casó. Al inicio, Eleazar era un buen marido, atento y preocupado. Nunca hubo una especial conexión entre Amira y su esposo, pero en general había una buena convivencia. Pero al pasar los meses, esto comenzó a cambiar. Se preocupaba más del trabajo y otras cosas, dejando a Amira sola.
Al principio vivían en un apartamento muy pequeño, pero luego de dos años, se mudaron al edificio en el que actualmente residían. Y allí fue donde conoció a Rubén. Amira no pudo evitar una pequeña sonrisa al recordar a su vecino. Desde que la ayudó en el ascensor, cada momento con el chico era especial, divertido y alegre. Pero solo debían ser amigos. Y eso le dolía a Rubén. Y a Amira le dolía su dolor.
Su amigo se enamoró de ella. Quizás en otra feliz situación, ella le habría correspondido. Pero no. Ella estaba casada, y a pesar de todo, debía permanecer junto a Eleazar. Y le dolía pensar que quizás ya no volvería a ver a Rubén, ya no conversarían, no se reiría, nada. Pero si eso era lo mejor para el chico, Amira lo respetaría. No quería verlo sufrir más.
Los minutos pasaron volando, y casi sin darse cuenta, ya estaban llegando al final de la canción. Al tocar la última nota, el público estalló en aplausos. Amira se puso de pie, y volvió a marearse un poco, pero se sobrepuso inmediatamente y se colocó junto a Yair. Ambos hicieron una pequeña venia al público como despedida.
Al levantar la cabeza, Amira logró ver a sus padres y hermanos, que los aplaudían con fuerza. Barrió con la vista todo el público, y logró ver, en una butaca del fondo, un rostro conocido, un chico rubio y alto. Amira lo miró y sonrió nuevamente, mientras sentía que el corazón se le sacudía de alegría.
Rubén sí había venido.
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La vecina del Rubius [Finalizada]
FanfictionRubén Doblas, más conocido como el Rubius se cambia a un nuevo departamento en el centro de Madrid. Allí conoce a Aleph Amira, su joven vecina judía, que además es pianista, de la cual, sin quererlo y poco a poco, Rubius se enamora. Pero hay un gran...