Capítulo 29

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Amira estaba sentada en el comedor. Tenía esparcidas varias hojas sobre la mesa. Hacía no más de una hora se había enterado de algo que la dejó algo aturdida. Se tomó su tiempo para procesarlo. Cuando Eleazar llegara esa noche, debía conversar con él. Faltaba solo un día para que se mudasen a otra ciudad. Aún no podía creer que ya solo vería a Rubén en sus vídeos. Le dolía, sí, pero si quería que su matrimonio saliera adelante, debía hacerlo.

Las horas pasaron lentamente hasta que por fin la puerta se abrió.

—Eleazar, hay algo importante que debes saber —dijo Amira apenas vio entrar a su marido. El chico se sorprendió un poco pero asintió con la cabeza y tomó asiento frente a su mujer. Amira suspiró y comenzó a hablar.

Rubén volvía del cine. Había ido con Mangel y Alexby a ver Avengers: Age of Ultron. La peli les moló un montón. Para que no los reconociesen tanto, llevaban puestos gorros y anteojos de sol, aunque ya era de noche. Fue muy efectivo, pues nadie los reconoció y se la pasaron haciendo gilipolleces en el camino de vuelta. Primero dejaron a Alexby en su apartamento, y luego Mangel se fue al suyo. Rubén continuó su camino, con una gran sonrisa en sus labios. Eso era lo que necesitaba, una peli perfecta junto a sus amigos.

Cuando ya estaba llegando a su edificio, se detuvo un momento. Aún debía asimilar que Amira se iría para siempre de su vida. Decidió dar un pequeño paseo por la plaza cercana. Caminar de noche siempre le despejaba la mente y lo tranquilizaba.

Mientras caminaba por la plazoleta, vio una silueta sentada en una de las banquillas. Rubén se acercó un poco, y se dio cuenta de que era una mujer. Parecía que estaba llorando o algo. El chico miró alrededor, no había nadie más. No estaba seguro si acercarse o qué. Miró su móvil, eran casi las once. Era peligroso para cualquier mujer estar tan tarde por la calle, sobre todo en ese lugar que estaba más bien solo, así que se acercó lentamente.

—Ey, disculpa... no... no es bueno que estés aquí, sola —dijo Rubén cuando estuvo frente a la chica. Ella levantó su rostro y Rubén se sobresaltó. Era Amira. Pero tenía el cabello suelto y sin su velo. Por eso no la había reconocido.

La chica negó con la cabeza y volvió a cubrirse el rostro con las manos. Rubén se agachó frente a ella.

—¿Qué te pasa, Amira? —dijo con preocupación, pero Amira no hacía más que llorar. Entonces Rubén se sentó a su lado y la abrazó. Ella se relajó un poco, aunque seguía llorando— Por favor, Amira, no llores más.

—Lo... lo siento —respondió ella entre sollozos— pero es que...

—Ven, vamos a mi apartamento. Está refrescando —dijo Rubén. Amira asintió y ambos se pusieron de pie y fueron hacia el edificio.

Al llegar al apartamento de Rubén, fueron a sentarse al sillón. Rubén fue a buscar pañuelos y un vaso de agua. Al regresar, se los pasó a Amira. Luego de beber el agua, la chica estaba un poco más tranquila.

¿Por qué lloras, Amira? preguntó Rubén suavemente.

—Rubius, yo... esta mañana fui a buscar unos exámenes médicos que me hicieron cuando...

—Sí, ya lo sé —interrumpió Rubén. No quería que Amira volviese a recordar el dolor de perder a su hijo. Ella asintió y continuó hablando.

—Bueno, el médico habló conmigo y me dijo que tenía... algo, no lo recuerdo... pero que es prácticamente imposible que yo... que yo pueda tener hijos.

—Oh, vaya... —susurró Rubén tomando la mano de la chica.

—Y esta tarde se lo dije a Eleazar y él... —Amira volvió a derramar algunas lágrimas— él me dijo que así no servía, que solo estaba conmigo porque quería herederos... luego discutimos... y al final me dijo que me repudiaba, que ya no tenía ninguna obligación de seguir casado conmigo...

—Maldito cabrón —dijo Rubén entre dientes.

—Luego salió, y yo fui tras él... pero solo hasta esa plaza en la que me viste... lo siento, no quería molestarte.

—Amira, no es molestia. Siempre estaré aquí para ti, ¿lo recuerdas?

Amira asintió con la cabeza y Rubén le acarició la mejilla. Se miraron a los ojos. Aunque le dolía ver así a la chica, en el fondo Rubén estaba contento de que Eleazar ya no estuviese en el camino. Rubén se acercó poco a poco, y esta vez, Amira no se apartó.

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Hola a todos los que leen <3 Solo quería decirles que siento demorarme tanto entre los capítulos, pero es que tengo tres trabajos y llego muy agotada a mi casa :P! Por eso he actualizado tan esporádicamente... espero que les esté gustando la historia tanto como a mí escribirla ^^

Mucho amor para todos <3



La vecina del Rubius [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora