Capítulo 18

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Mangel tenía razón. Si bien aún le dolía ver a Amira, había sido una buena decisión seguir teniendo una relación amistosa. A demás, odiar requiere mucho esfuerzo y hace sentir peor. Llevándose bien con su vecina, podría olvidarla... o por lo menos verla y que cada vez doliera menos. Esa mañana, Rubén se levantó con ánimo, sin ninguna razón en particular. Se duchó, se vistió y decidió salir para hacer las compras de la semana.

En el camino se encontró con un par de seguidoras muy majas. Se hizo un par de fotos con ellas y siguió su camino. ya en la tienda, compró frutas, verduras, carne y jugos. Era inusual en él comprar cosas sanas, pero había decidido cambiar su vida, hacerla mejor.

Salió de la tienda y caminó muy contento, hasta que en la esquina siguiente vio a Amira salir de la farmacia. Estaba lejos, y la chica le daba la espalda, por lo que no lo había visto. Rubén tuvo un momento de titubeo, pero siguió caminando, sin intenciones de alcanzar a la chica. Pero la seguía con la mirada, no podía evitarlo.

Amira caminaba pausadamente. Se dirigía a la farmacia, pues desde hacía algunos días que tenía malestares generales. Quizás algo que habría comido le hizo mal. La chica iba absorta en sus pensamientos, hasta que sintió que alguien la tomaba del brazo bruscamente. Amira se giró y vio a un sujeto que la miraba con enojo.

-¿Qué te pasa? -dijo Amira soltándose rápidamente.

-Nadie te quiere a ti ni a tu pueblo en esta ciudad, maldita -respondió el hombre empujando a Amira hacia la pared, provocando que se golpeara por la espalda.

-¿Qué... - Amira no pudo seguir la pregunta, ya que el sujeto la tomó por los hombros.

-Vete de aquí, maldita musulmana. Tú y toda tu gente -dijo el hombre zarandeándola.

-¡No soy musulmana! -exclamó Amira- ¡Soy judía!

El hombre dejó de zamarrearla y la miró fijamente.

-No importa de sonde vengas, eres una puta extranje...

En ese momento, el hombre soltó a Amira, pues alguien más lo había empujado. Amira miró al hombre que cayó al suelo y luego a la persona que la salvó. Era Rubén.

-¿Qué coño te pasa, gilipollas? ¡Maldito cobarde que atacas a una mujer sola! -dijo Rubén enfurecido, dándole un puñetazo al hombre cuando éste se había puesto de pie.

-¡Qué sabes tú, niñato! -gritó el hombre devolviéndole el golpe. Rubén sintió el impacto en su mejilla izquierda.

-¡Eh, parad! -gritó la voz de otro hombre. Un policía se acercaba a la escena- qué sucede aquí.

-Este hombre me atacó -dijo Amira con lágrimas en los ojos- y mi amigo vino a defenderme.

El policía tomó al hombre por el brazo, lo esposó y llamó a una patrulla por su walkie-talkie. Luego de tomar declaraciones, llegó el autopatrulla y se llevó al hombre.

Amira miró a Rubén y lo abrazó.

-Cuántas veces me salvarás, Rubius -murmuró la chica.

-Las veces que hagan falta -respondió Rubén acariciando la espalda de la chica.

Amira subió la vista y vio la fea herida que le había dejado el hombre a su amigo.

-Vamos a tener que curar eso pronto -dijo Amira separándose de Rubén.

El chico asintió con la cabeza, tomó sus bolsas de la compra y se dirigió a su edificio junto a Amira.

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Hooola a todos los que leen esta historia ^^ ya sé, ya sé, este capítulo es tan superhéroe xD pero qué le hago, AMO los superhéroes. A demás, a quién no le gustaría que Rubius lo salvara de algo así *-*

Y que rabia la gente que no acepta a los inmigrantes o gente que piensa diferente y los ataca. Lamentablemente es algo que en nuestra sociedad "civilizada" sucede mucho.

Y bueno, gracias por leer, votar y comentar. Os amo <3

La vecina del Rubius [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora