Capítulo 17

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El concurso duró aproximadamente una hora más. Al finalizar el último músico, los jueces salieron para deliberar a los que pasarían a la siguiente y última ronda. Mientras tanto, el público abandonó el teatro y los músicos salieron de las bambalinas.

Amira y Yair encontraron rápidamente a su familia, quienes los abrazaron a penas los vieron. La madre, una mujer bajita, de contextura delgada y ojos marrones se secaba algunas lágrimas de alegría mientras sonreía al ver a sus hijos. El padre, un hombre alto, fornido, de ojos profundamente verdes, palmeaba el hombro de su hijo con mucho orgullo.

Mientras la familia hablaba animadamente con Yair sobre su presentación, Amira miró a su alredeor. Había muchas personas felicitando a los músicos que participaban junto a Yair, llorando, riendo, conversando. Y cada músico parecía estar tan nervioso como feliz. Entonces vio un par de ojos claros que la observaban desde una distancia prudente. Amira se disculpó con su familia y se dirigió hacia Rubén.

-Me alegra mucho que hayas podido venir -dijo Amira al llegar frente a su amigo.

Rubén solo le sonrió. No sabía qué decirle. Al verla, su corazón se agitó y casi al instante sintió una punzada de dolor. Pero estaba contento de estar allí, con ella, de haberla visto por fin tocar el piano. Sin dejar de sonreír, tomó las manos de Amira.

-Me alegra que me hayas invitado -dijo Rubén. Amira le sonrió de vuelta. una sonrisa que solo podía ofrecer su más sincera amistad.

-Ah, mirad. El chico de los gatos. ¿Rubén, no?

Eleazar había llegado sigilosamente junto a ellos. Rubén soltó las manos de Amira y miró a Eleazar a los ojos.

-Sí, Rubén es mi nombre -respondió secamente el noruego.

Eleazar tomó a Amira de un brazo y se la llevó rápidamente. Rubén los miró alejarse con una pizca de odio. Si no fuera por ese hombre... pero bueno, no podía deshacer nada, no valía la pena enojarse. Amira miró hacia atrás y vio a su amigo darse media vuelta y salir. La chica miró al suelo y luego volvió la mirada a su esposo.

-Llegas tarde, Eleazar -dijo Amira cunado ya se hubieron detenido.

-Lo siento. Tuve que quedarme un poco más de tiempo trabajando -respondió Eleazar.

Amira suspiró. Simpre era lo mismo, el trabajo siempre era primero.

Los jueces salieron de su deliberación, y para dar a conocer a los cinco finalistas, hicieron entrar al teatro tanto a músicos como a espectadores. Una vez dentro, el presidente del jurado se paró en el escenario. Dio a todos los músicos una felicitación y procedió a nombrar uno a uno a los ganadores.

-Andrea Rodríguez, Camilo Mora, Raúl Montt, Javiera Quezada y Yair Sunyer -dijo el presidente del jurado pausadamente-. Felicidades a todos, nos veremos nuevamente en un mes y medio.

Al escuchar su nombre, Yair quedó en blanco, sin mostrar ninguna reacción hasta que Amira y Hadassa, que estaban a su lado, lo abrazaron. Era finalista, de verdad. Estaba un paso más cerca de conseguir la beca para estudiar como violinista profesional.

La vecina del Rubius [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora