Rubén tomó una pequeña siesta. Al despertar, era cerca de medio día. Se duchó, se vistió y tomó otro café. Ya se sentía mucho mejor, aunque la cabeza seguía doliéndole un poco. Tenía decidido hablar con Amira. Salió de su apartamento y subió un par de pisos. El problema era que no sabía en cuál de los apartamentos vivía Amira, e ir golpeando de uno en uno no le hacía la menor gracia.
Al llegar al piso donde se suponía vivía Amira, miró todas las puertas. Tenía cinco opciones, tras alguna de esas puertas vivía Amira. Entonces comenzó a escuchar unas notas de piano. Al principio sonaban despacio, repitiendo una y otra vez la misma melodía. Era twinkle, twinkle, little star. Hubo un momento de silencio y la melodía volvió a sonar, pero esta vez más fuerte y compleja. Rubén se sentó en el pasillo, sin saber bien de dónde procedía aquella melodía. Cerró los ojos e imaginó a Amira frente a un piano de cola, deslizando sus dedos, tocando esa melodía. Era perfecta.
Luego de algunos minutos, la canción terminó. Rubén abrió los ojos y suspiró. No sabía que esa canción era tan compleja. Esperó a que sonara alguna nueva melodía, pero el silencio se prolongó varios segundos más. Finalmente, la puerta que estaba a su izquierda se abrió y de ella salió una mujer con velo y un pequeño niño.
-Muchas gracias, Amira -dijo la mujer.
-No es nada. Karim está aprendiendo muy rápido -dijo la voz de Amira desde dentro de la casa. El pequeño niño sonrió ampliamente-. Muy bien, nos vemos en un par de días. Recuerda ensayar la partitura. ¡Shalom!
-¡Shalom! -respondieron la mujer y el niño al mismo tiempo. La puerta se cerró y ellos se perdieron escaleras abajo.
Rubén se puso de pie y se paró frente a la puerta. Suspiró un par de veces y tocó el timbre. No pasaron ni tres segundos cuando Amira ya estaba abriendo la puerta. La chica llevaba puesta una falda gris, un sueter azul marino y un velo negro. Se sorprendió al encontrarse con Rubén. Lo miró unos segundos sin ninguna expresión en particular y luego le sonrió.
-Shalom, Rubius. ¿Qué haces aquí? -preguntó Amira apoyándose en el marco de la puerta.
-Hola, Amira, yo... ehh... pues... -Rubén no sabía qué decir. Se venía a disculpar, pero ¿de qué? Se rascó la cabeza, incómodo. Amira sonrió nuevamente.
-Oye, por lo que pasó esta mañana, discúlpame. No debí ir sin aviso a tu apartamento -dijo Amira.
-No, no... perdóname tú a mí. No debí... abrir... pues... sin camiseta -rió Rubén. Amira volvió a enrojecer y miró al suelo.
-Ah, bueno... sí... Oye, creo que este no es un buen lugar para conversar. Y como dije antes, no es bien visto que entres a mi casa estando yo sola -comentó Amira.
-¿Te parece si salimos? Te invito a tomar un café o algo -dijo Rubén inmediatamente. Amira lo miró un par de segundos y asintió con la cabeza.
-Voy por mi bolso y vuelvo en un segundo -dijo la chica entrando nuevamente a su apartamento, sin cerrar la puerta del todo.
Rubén miró lo que pudo del interior del apartamento. Había un mueble con algunas fotos enmarcadas, un candelabro de varias velas, una mesita con una especie de biblia sobre ella. En la pared había un par de pinturas colgadas, que mostraban paisajes invernales. Amira volvió con su bolso, cerró la puerta y ambos bajaron por las escaleras.
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Muy buenas :D espero que les esté gustando la historia :3 como ven, les dejé un enlace con la canción que Rubius escuchaba en el pasillo. Y cada vez que haya una melodía nueva, compartiré el enlace con ustedes, para que oigan lo mismo que los personajes :B
Besos a todos y gracias por leer, votar y comentar. Os amo <3
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La vecina del Rubius [Finalizada]
Hayran KurguRubén Doblas, más conocido como el Rubius se cambia a un nuevo departamento en el centro de Madrid. Allí conoce a Aleph Amira, su joven vecina judía, que además es pianista, de la cual, sin quererlo y poco a poco, Rubius se enamora. Pero hay un gran...