13. Una teoría de física cuántica

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La primera vez que vi a Byun Baekhyun, recuerdo que sentí como si me hallara en presencia de una superestrella. Había conocido un montón de niños ricos, todos odiosos, mimados que se sentían que Dios los había parido, la universidad estaba llena de esos y tal vez fuera el karma o una absurda ironía, pero nunca pude odiarlos del todo porque sucedía que el mejor amigo del amor de mi vida era uno de ellos y, menuda sorpresa, no era tan parecido a los de su clase como yo creía, demostrando que a veces, no porque la cesta apeste significa que todas las manzanas se echaron a perder.

Algo similar ocurrió con el chico que el orejón nos presentó, pues aunque todo en su apariencia gritaba que se trataba de un hombrecito superior a todos nosotros, nada en su actitud pegaba con el heredero frívolo, déspota e inalcanzable que se suponía que debía ser. Bonito hasta lo irreal, Baekhyun tenía una de esas risas contagiosas que terminaban envolviendo a todos cuántos le rodeaban y amaba juguetear tanto como si se tratara de un niño pequeño, lo que le hacía parecer más un cachorro que un hombre entrado en sus veintes. La verdad es que nada más tenerlo entre nosotros un rato y todos los que estábamos presentes acabamos encantados con él.

Supongo que, aunque en esta realidad el cachorro y el orejón no llegaron a conocerse y dar vida a ese romance rosado en que se los veía metidos, hay ciertas cosas que nunca cambiarán pues Chanyeol podrá ser para mí un verdadero idiota, pero eso no quita que tenga un excelente gusto en chicos y que incluso si nació en cuna de oro y debería esforzarse por entrar en el molde de falsas apariencias que su mundo demanda, el poste con patas no está hecho de la misma mierda que su familia y tiene la inteligencia suficiente para buscarse parejas que huyan de las expectativas. Lo que, en honor a la verdad, los vuelve mil veces mejores.

Todavía estoy dándole vueltas al hecho de haber visto a la versión de Baekhyun en este universo, cuando el taxi se detiene frente a mi edificio y el chofer me lanza una mirada intrigada a través del retrovisor, cómo si se estuviera preguntando si es que acaso no pienso pagarle y bajar de su auto. No tardo nada en despacharlo y subir a mi departamento, dejándome caer en la silla del escritorio en el estudio, un lugar que encuentro pacífico y casi sanador desde que hice la limpieza. Me gustaría olvidar lo que vi y dejar de pensar una y otra vez en ello, pero la verdad es que eso va ser imposible, al menos hasta que termine de procesarlo como se debe.

¿Por qué el Baekhyun de este mundo es tan diferente del que recuerdo? ¿Por qué, incluso si jamás conoció a Chanyeol, no es el principito dorado que era en mi realidad?

Traigo a mi mente la imagen del chico que vi esta tarde, aquel delicado hombrecito enfundado en un aburrido traje negro, con la corbata torcida y el gafete de empleado golpeándole la barbilla mientras corría. Baekhyun cargaba la mochila más fea que alguna vez hubiera visto y en su rostro destacaban las huellas de una vida dura y ajetreada: las orejas marcadas, los labios resecos, la mirada delirante en cuyo fondo debe ocultarse el grito desesperado que le gustaría que alguien notara. No me cabe la menor duda de que en este universo Byun Baekhyun es un empleado más de la horrible empresa para la que yo trabajé por casi diez años y de la que me echaron, por un error que cometí en el único segundo en que permití que me dominara el cansancio.

¿Cómo es posible? La voz de mi conciencia debe estar harta de oír mis pensamientos rebotar dentro de mi cabeza, porque casi como si mi cerebro recibiera una señal incandescente, se me ocurre que si realmente quiero saber qué pasó con la vida que Baekhyun tenía en mi realidad, hay un buen sitio donde puedo empezar a indagar: internet. Sin dudarlo un segundo, enciendo la computadora y una vez abro el navegador, tecleo el nombre del cachorro esperando encontrar su perfil de Facebook, Instagram o algún posible blog. Grande es mi sorpresa cuando los resultados arrojan un montón de opciones, todas referentes al linaje de Byun que, después de todo, no es tan diferente al que yo recordaba.

Esta vida no es mía [Hunhan] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora