16. Pedir no significa recibir

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Podría decir que estoy viviendo la mejor noche de mi vida, pero mi mente todavía mantiene vivos los recuerdos más significativos de mi existencia como esa vez en que conocí a la persona con la que desee pasar el resto de mi vida o la ocasión en que frente a nuestras familias, amigos y cualquiera allá arriba que quisiera mirar en nuestra dirección, le prometí a ese mismo hombre que le amaría y protegería hasta que la muerte nos separara. No me olvido de la noche lluviosa en que los frutos de ese amor tan puro vinieran al mundo, ambos tan pequeños, tan vulnerables y hermosos que lo único que pude pensar fue en que yo incluso daría la vida para asegurarme de que nada malo les sucediera.

Sin dudarlo, mi vida ha estado plagada de momentos que bien valdrían la etiqueta de mejor, de modo que no me atreveré a nombrar esta como la primera en mi lista, aunque no por no ocupar el primer puesto significa que lo que estoy viviendo no sea realmente espléndido y casi irreal. Es posible, eso sí, que para el hombre de esta realidad, este que una vez le volvió la espalda al amor y prefirió aferrarse a un sueño adolescente que le llenó de dicha a costa de un tremendo vacío en el pecho... quizás para él esta noche sí podría ser la primera en la lista de mejores noches que he vivido, pues se trata de la primera, en casi diez años, que Luhan es parte de ella.

Tan animado que su rostro incluso parece brillar de la alegría, con las mejillas sonrosadas debido al calor del momento y a las enormes cantidades de alcohol que ya circulan por sus venas, mi persona favorita no ha desperdiciado un solo minuto de esta reunión, primero apoyando en todo cuanto pudiera para preparar la comida y más tarde incluyéndose en las bromas, juegos y locuras que se nos llegaron a ocurrir desde hacer competencias para beber o improvisar una pista a media azotea con pasos y ritmos que seguramente no existen, hasta terminar mudando la diversión al interior del edificio, pues la borrachera no nos ha vuelto inmunes al frío que ya se comienza a sentir allá afuera.

Y en el caso de Jackson, creo justo admirar que a pesar de los litros de cerveza que ha vertido en su interior, el hombre todavía es capaz de ocupar el sitio tras la barra y preparar los cocteles que no hacen más recibir halagos de nuestra clientela frecuente y justo ahora, también de todos los que nos hacemos con uno y terminamos sorprendidos por lo bien que saben, lo bonitos que lucen y lo malditamente increíble que es ver al chino agitando la coctelera sin derramar una gota cuando sus propios pies titubean para mantenerlo de pie. En ese sentido, supongo que también debería aplaudirle a Jongin, este hermano que poco a poco se acerca al límite de alcohol que puede tolerar pero que todavía recuerda cómo demonios tocar un guitarra.

No niego que sería un placer vanagloriarme a mí mismo por estar tan entero a estas alturas de la fiesta, pero la verdad es que de todos aquí, yo soy el que menos alcohol ha ingerido y por tanto, no estoy ni la mitad de borracho de lo que el menos ebrio en la habitación debe de estar, aunque el mérito de mi proeza tampoco es algo que pueda adjudicarle a mi voluntad. Si fuera por mí, en estos momentos podría estar tanto o más borracho que Jongin, pero sucede que no me he olvidado de la promesa de cuidar a Luhan, sin mencionar que me comprometí a devolverlo sano y salvo a su hogar y para ello, debo mantener mis sentidos intactos.

— Oh, por favor, seguro que saben tocar otra cosa que no sea a The Beatles — se queja BM, desde su silla, frente al escenario en que con Seulgi y Jongin, nos hemos trepado y montado un pequeño trio musical, sólo para terminar de ambientar esta increíble reunión.

— Tocar algo diferente no será un problema, pero justo ahora no creo recordar ninguna otra letra que no sea de ellos — admite Seulgi, su voz pastosa no coincidiendo con la maravillosa dicción que antes demostró al darle voz a las canciones de Lennon.

Antes de que me dé cuenta, Jongin comenta que yo puedo ocuparme de cantar y con todos allá abajo pidiendo que toquemos algo distinto, no tardamos en elegir unas cuantas baladas que comienzan con Queen y terminan en Ben King. Ha pasado un tiempo desde que canté "Stand by me", supongo que desde la última vez que mi madre me pidió que lo hiciera, pues era la canción que mi papá solía tocarle cuando estaba embarazada y aunque le hacía sentir feliz, también llevaba a su memoria el recuerdo del hombre que amó y a quién la vida le arrebató. No sé si es su imagen en mi cabeza, pero cuando menos lo noto, cada nota y cada frase...

Esta vida no es mía [Hunhan] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora