3. Buscando al maestro Yoda

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Fue en la fiesta de la fraternidad, el primer año de universidad. Me choqué con el chico más bonito que había visto jamás y con sólo una mirada a esos ojos castaños, supe que yo le pertenecía y que así fuera a los confines del universo, le seguiría a donde fuera. Lo nuestro había sido escrito en las estrellas, sonaba como la mejor canción que jamás se hubiera inventado y tenía el sabor de la gloria atrapada en una botella de champagne.

Apenas tuvimos unas citas, no necesité más que un par de salidas para saber que era Luhan con quien quería pasar la vida entera así que no desperdicié tiempo y a la primera oportunidad, le pedí ser mi novio. Los meses que pasamos juntos, admito que llegué a pensar que su mejor amigo tenía sentimientos por él, más allá de la hermandad que se juraban. Tiempo atrás, yo había perdido a mi hermano, así que no me atreví a desconfiar de lo que tenían y al final, no me equivoqué con Chanyeol. Él sí amaba a mi Luhan, pero lo hacía justo como yo amé a Jongin.

La noche de la graduación, recuerdo que llevé a mi chico a la playa. Canté para él la que ya entonces era nuestra canción y le hice el amor bajo las estrellas, prometiéndole a los mismos astros que no descansaría hasta ser el hombre que él merecía. Fue tres meses después, cuando su vida y la mía apenas empezaban a tomar alguna clase de rumbo. Luhan había estado extraño conmigo y no tenía que ver con su horario en el jardín de niños donde trabajaba o con el tiempo que me exigía estar estudiando.

Se suponía que la banda tocaría en un café local, pero yo jamás me presenté porque cuando Luhan fue a buscarme esa tarde y me dijo que estaba esperando a nuestro bebé, yo... fui incapaz de abandonarlo, de ceder a su idea de romper por el bien de mis sueños, pues una vida sin él y el fruto de nuestro amor creciendo en su vientre, me resultaba monstruosa e inconcebible. Todo cambió en ese momento, los sueños y planes que alguna vez tuve cambiaron de rumbo, los años de escuela se me fueron estudiando para conseguir el título que habría de permitirme aspirar a un buen empleo y trabajos de medio tiempo para ayudar a mi novio con los gastos del parto y los primeros años de los gemelos.

Fue difícil, casi imposible, pero al final lo conseguimos. Sacamos adelante nuestra pequeña familia y durante algún tiempo, mantuvimos en alto la esperanza de que las cosas mejoraran. No fue así, claro. Jamás me ascendieron, nunca nos mudamos. Diez años después, todo en mi vida parecía ser una absoluta mierda, excepto claro, ellos. Mi familia, mi hermoso esposo con sus sonrisas que derretían polos y esos besos que valían su peso en oro, mis dos campeones del futbol que me recibían tras el horario en la oficina con los brazos abiertos y un montón de papi está en casa y mi florecita, la niña más hermosa que fuera a pisar la Tierra, creciendo cada día más en la barriga de su mamá.

— Esa es mi vida, al menos, la vida que tenía hasta que fui lo suficientemente tonto como para desear una distinta.

El dolor que me produce tal afirmación, se nota en mi voz, en mis ojos, en la forma en que Jongin me toma del hombro, como queriendo sujetar conmigo el peso de la realidad que yo mismo construí y que me arrebató todo lo que alguna vez amé. No sé cómo he sido capaz de contárselo todo, de darle vida a ese universo que se mantiene nítido en mi memoria, como agua clara en el río más limpio. Los recuerdos del Sehun de este mundo no me resultan tan vívidos, como si fueran parte de un sueño que me sabe a absoluta pesadilla.

— Hay algo que no logro entender — dice Jongin — Jamás habría roto nuestro pacto de hermanos. No lo he hecho en esta vida y no lo habría hecho en ninguna otra, así que fuese cual fuese tu decisión, ir detrás de Luhan o luchar por tus sueños, yo... ¿Por qué te dejé hundir? ¿Cómo es que acabaste siendo tan infeliz? ¿Dónde estuve cuándo todo empezó a salir mal?

Oh, mierda.

Realmente, sea cuál sea el poder que hizo posible este... viaje multiversal, me cago en su existencia y en lo jodido que es el tener que afrontar no sólo que he perdido a mi familia sino también, tener que explicarle al mejor amigo que ha existido jamás porque él no pinta por ningún lado de mi relato.

Esta vida no es mía [Hunhan] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora